Ryan
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«QUÉ FASTIDIO»—¿Hay algo nuevo de lo que deba enterarme? —me pregunta Izan.
Niego con la cabeza, mientras miro a Chloe y a Laia retocarse el maquillaje en el espejo.
A ambas se las ve derrotadas. Llevamos todo el día grabando el videoclip de 4 Rosas, y nunca me hubiese imaginado que grabar tres minutos y medio de vídeo, pudiera llevarnos más de cinco horas.
Ahora mismo tengo la paciencia en el culo.
—¿No? —Se inclina para poder decirme algo al odio—. Entonces, ¿por qué no has parado en todo el día de comerte con la mirada a la pequeña Molina?
Le doy un golpe en el pecho para que se aleje de mí y caiga sentado de nuevo en su puf.
—Cierra la boca —le gruño.
—No lo estás negando...
Le miro con el ceño fruncido. Él me mira con una sonrisa en los labios. Decirle que no es verdad y que se lo crea, es imposible. Es uno de mis mejores amigos y me conoce como a la palma de su mano. Sabe que entre Chloe y yo han pasado cosas por mucho que yo se lo niegue. Incluso pondría la mano en el fuego a la hora de decir que estaba seguro de que ocurrirían antes de que pasaran.
Aparto la mirada de Izan para mirar a Chloe. La repaso de arriba abajo por novena vez en un minuto. Lleva puesta una minifalda de cuero, botas militares, y un top con brillos. Tiene los labios pintados de rojo fuego, y yo llevo todo el puto día deseando corrérselo a base de besos.
Pero, sin embargo, ella no parece muy por la labor de querer que eso pase... Lleva tres días esquivándome, y yo llevo tres días comiéndome la cabeza.
Me quedó muy claro lo de que ella no quiere nada serio con nadie de momento, pero creo que esa no es razón suficiente para hacer como si de pronto yo no existiría, y como si no hubiera pasado nada entre nosotros.
La posibilidad de que esté así por el Valentino de las narices me está matando, porque desde que se fue de estar conmigo, para ir a verse con él, no ha querido mirarme por más de dos segundos seguidos a la cara. Me esquiva las miradas y hace como si no notara que tengo mis ojos puestos en ella. Se piensa que lo disimula muy bien, pero yo puedo notar cómo se pone nerviosa al darse cuenta de que no paro de mirarla.
Como justo ha pasado ahora.
Se da la vuelta cuando termina de retocarse los labios, y sus ojos caen en mí antes que en cualquier otra cosa. Rompe el contacto en el mismo instante en el que se da cuenta de que mi mirada está fija en ella. Se da la vuelta nerviosamente, y hace como que busca algo a unos metros del espejo.
—¿Continuamos? —pregunta Laia—. Me muero de hambre, de sueño, de dolor en los pies, de todo.
Izan a mi lado se levanta.
—Sí, vamos, ya no queda mucho.
Yo le doy un trago a la botella de agua, y también me levanto mientras que todos se ponen en sus posiciones.
Chloe está detrás del micrófono, en primer plano, mientras que Laia y yo estamos algo más atrás, cada uno en un lado. La pelirroja a la izquierda y yo a la derecha.
Cuando paso por detrás de Chloe, le rozo adrede la espalda y el culo con mi brazo. Se pone completamente rígida, y como la miro por encima de mi hombro mientras que voy a mi puesto, puedo ver que se le han encendido las mejillas.
—Vale, atención —nos pide Izan—. Vamos a hacer un plano secuencia, eso quiere decir que no va a haber cortes. Que terminemos más pronto o más tarde dependerá de si os equivocáis o no, porque no habrá cortes que se puedan editar.
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A fuego lento ©
RomanceChloe tiene un sueño: que su banda de rock y su música resuenen en los corazones de todo el mundo. Componer canciones ha sido lo que le ha salvado la vida después de sentir que todo estaba completamente destruido y perdido... Sobre todo ella. Sin...