Chloe
☆
«TÚ ERES EL AMOR DE MI VIDA»1/3 🎅🏻
Ryan ha cumplido.
Ha llegado a la hora a la que se le pidió, y también con la lección aprendida. Se sabe todas las canciones. Desde el primer acorde, hasta el último, y también las letras. Se sabe las letras de las canciones que he compuesto...
En la vida me he avergonzado de lo que escribo, pero esta vez, al ser consciente de que se las ha tenido que estudiar y analizar..., pues me hace sentir un tanto... rara. No avergonzada, pero sí expuesta.
Cuando cantas una canción, muchas veces la cantas sin analizar su significado o sin darle importancia a lo que dice. Te limitas a disfrutarla. Pero cuando tienes que dedicarle un tiempo para entenderlas, empiezas a encontrar simbolismos ocultos en la elección de las palabras. Y no soy tonta. Y él no es tonto. A Ryan solo le ha hecho falta leer una vez las canciones para entender por qué las escribí y qué es lo que cuento en ellas.
A pesar de que era consciente de que más pronto o más tarde iba a escucharlas, imaginármelo en su habitación solo, leyendo, y estudiando algo que yo he compuesto, me hace ponerme nerviosa. Es como si hubiera estudiado mis pensamientos...
¿Qué mierdas me pasa?
—Tía, ¿tú cuántas veces follas en tu mente? —pregunta Laia, pillándome completamente desprevenida.
La miro jodidamente confundida. A veces tengo la certeza de que mi mejor amiga está enferma. ¿Qué clase de pregunta es esa?
—¿Qué?
—No es normal la cantidad de veces que te quedas en el limbo, y está comprobado que en el noventa por ciento de las veces es porque te estás imaginando escenarios de sexo en la cabeza. Eso quiere decir que tú, de media, lo haces unas... treinta y cinco o treinta y seis veces al día. Eres toda una fiera en tu mente, amore —se burla.
Miro a Ryan por encima de las pestañas. Lo ha escuchado perfectamente a pesar de que esté concentrado en recoger el cableado de las guitarras y los micrófonos.
Esta tía está gilipollas.
—¿Y no habrás sido tú la que se ha ofrecido como conejillo de indias para ese experimento? Porque eso explicaría ese resultado tan elevado.
Ryan sonríe de lado disimuladamente cuando me escucha, pero yo entrecierro los ojos porque no sé si lo hace por mí, o por a saber qué cosa.
Aunque, en verdad, ¿me importa?
Centro de nuevo la atención en mi amiga y en sus maravillosas respuestas.
—Si no pensara en sexo con diecinueve años a todas horas..., sería un tanto rarita.
—Lo dices como si no lo fueras aun así.
Me levanto del suelo mientras cojo la carpeta de plástico donde guardamos todo tipo de papeles: desde letras de canciones, hasta los permisos y licencias para actuar en los bares.
Esta noche nos toca en el bar Vanguardia. Está algo lejos, así que tendremos que ir en el coche de Ryan. Superdiver, algo más para que Laia me eche en cara.
—¿No habéis pensado en cambiar el póster de la banda ahora que Charlie ya no forma parte? —pregunta Ryan, cuando ha terminado de recoger y está mirando los carteles que tenemos colgado por... todos lados.
—Eso sale caro —anuncio—. Aunque, si lo que quieres es que tu cara salga, podemos recortarla de alguna foto y pegarla encima de la de Charlie —vacilo.
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A fuego lento ©
RomanceChloe tiene un sueño: que su banda de rock y su música resuenen en los corazones de todo el mundo. Componer canciones ha sido lo que le ha salvado la vida después de sentir que todo estaba completamente destruido y perdido... Sobre todo ella. Sin...