37 | Una mano a tiempo

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Chloe

«UNA MANO A TIEMPO»



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Capítulo con contenido muy sensible



No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Ryan se ha ido, pero siento que no es el suficiente como para que ahora mismo esté bastante alejado de esta casa.

Decir que le quiero lo más lejos posible, me quema y bastante.

Me quema, porque desde hace un tiempo pensé, que nunca tendría que sentir que a él no le quiero tener cerca.

Porque esta vez y por primera vez, Ryan no está.

Me da igual si hay alguien que no me entiende, que le justifica, o que a mí me llama dramática.

Explicar realmente cómo me siento, se me hace difícil.

Exponer el cacao que tengo en la cabeza, es como intentar desenredar un ovillo de lana desecho y enmarañado. Es intentar hablar, y que no te salgan las palabras adecuadas.

Pienso que estoy en todo mi derecho de sentirme como me siento, y de haberme puesto con él tal y como lo he hecho, porque descubrir que todos aquellos guitarristas que nos dieron un voto de fe,
nos dejaron por su culpa mientras que yo me sentía insuficiente, es difícil de asimilar.

¿Es que no pensaba decírmelo nunca? ¿Prefería hacerme sentir en un bucle infinito en el que nadie terminaba nunca por querer continuar con nosotras?

¿Y si hubiese tirado la toalla después de que Charlie nos abandonara? ¿Y si hubiese mandado todo a la mierda, y no hubiese seguido luchando por mi sueño? ¿No pensó que podría haberme dado por vencida, después de sentirme rechazada una vez tras otra por personas que, literalmente, nos decían a la cara que éramos unas niñas que solo soñaban?

Esto no puede ser verdad...

Acabo de echar a Ryan de la banda...

Estamos de nuevo en el punto de partida.

Justo cuando parecía que todo estaba empezando a cobrar un sentido...

Justo cuando comenzaba a soltar...

Lo peor de todo es, que gran parte de mi enfado, se resume en que no puedo parar de pensar en lo mucho que me duele haberle mandado a la mierda a él.

Podría decir que me enfada mucho más que el hecho de lo que hizo...

Joder, es que no puedo acostumbrarme a los buenos momentos.

Es que no mentí cuando dije que cuando suelto a la vida, esta aprovecha para darme de hostias...

Me paso las manos por la cara con frustración.

Me la froto, como si aquello fuera a conseguir disipar el cacao en mi mente.

Sentada en una de las sillas de la mesa principal del salón de la casa de Izan, intento calmarme, dejar de pensar, ver la situación con un poco más de claridad... Tampoco me puedo olvidar de que aún tengo el alcohol recorriéndome las venas, por mucho que sienta que todo se me ha bajado de un plumazo tras la confesión de Izan.

Miro sobre mi hombro para ver si encuentro entre la gente a mi mejor amiga, pero no la distingo en ningún lado.

No está, porque le pedí que me dejara un momento a solas. Creo que ella también lo necesitaba. La noticia ha sido para ambas.

Recibo miradas interrogantes y de confusión por parte de muchas personas. Creo que varias chicas quieren acercarse a mí, para preguntarme si me pasa algo grave, pero algo las mantiene cohibidas y en su lugar.

A fuego lento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora