Chloe
☆
«VALENTINO»La verdad es que no sé cómo estoy viva, porque llevo toda la noche aguantando noventa kilos de peso encima. Simplemente por lógica, ahora debería ser un cadáver completamente desnudo, pero, por alguna razón, estoy respirando.
Un ruido bastante molesto de pronto comienza a sonar en la habitación. Me toma un poco de tiempo darme cuenta de que es mi móvil, y que muy probablemente no es la primera vez que suena, porque recuerdo estar soñando y escuchar esa melodía tan desagradable.
—Apaga esa cosa, por favor —gruñe Ryan contra mi cuello. Luego se mueve y se recoloca encima de mi cuerpo. Estoy haciendo de almohada para él..., literalmente.
—Lo haría si pudiera, pero tengo una tonelada de peso encima —le replico.
Gruñe de nuevo, pero esta vez como si estuviera en desacuerdo.
—Shhh... —me manda callar—. Vamos a dormir un rato más, muñeca.
Nos quedamos en silencio, y noto que Ryan se vuelve a dormir a los pocos segundos. Yo estoy a punto de caer también, cuando mi móvil vuelve a sonar.
—A lo mejor es Laia —digo. ¿Y si está en peligro? —Quita, Ryan, quizás me necesita.
Soltando un quejido se incorpora, pero no me da tiempo a ir a por mi móvil, porque él mismo alarga el brazo hasta la mesilla de noche y lo coge. Lee el nombre de la persona que me está llamando tan insistentemente, pero no debe gustarle mucho lo que ve en la pantalla, porque frunce el ceño.
—¿Qué narices quiere el Valentino de las narices a las ocho de la mañana? —gruñe.
Le quito el móvil de las manos.
Primero miro el nombre de la persona que me está llamando y luego miro la hora.
—Se llama Enzo y son casi las cuatro de la tarde, Ryan —le informo.
—Pues más o menos lo que yo he dicho. ¿Vas a contestarle la llamada? —pregunta, ¿celoso?
—Sí. Quítate, por favor.
Me dedica una mirada que me deja muy claro que no le hace ninguna gracia que me separe de él para ir a hablar con otro, pero finalmente se aleja de mí para que pueda levantarme. Yo salgo de la cama con cero unidades de ropa cubriendo mi cuerpo. Las mismas que Ryan tiene bajo las sábanas...
Busco con la mirada algo con lo que taparme, pero como no encuentro nada a la vista, comienzo a caminar desnuda hacia el baño. Siento los ojos de Ryan recorriéndome el cuerpo entero una vez tras otra...
¿Por qué me tiemblan las piernas?
Contesto a la llamada tras cerrar la puerta y coger una bocanada de aire.
—Hey, Enzo, ¿qué...?
—Te he llamado diez malditas veces, Chloe. ¿Qué cojones estabas haciendo para no contestarme hasta ahora? —replica, enfadado, pillándome por sorpresa.
Frunzo el ceño cuando noto también la molestia en su tono de voz.
—Perdón, tenía el móvil en silencio porque estaba con Laia trabajando en el disco —miento, y realmente no sé por qué lo hago, porque no tengo ningún tipo de compromiso con él, al igual que él no tiene ningún compromiso conmigo... No tenemos por qué darnos explicaciones de nada.
Enzo se ríe por la nariz de forma irónica.
—No me tomes por idiota, guapa. Nunca pones el jodido móvil en silencio —me rebate.

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A fuego lento ©
RomantikChloe tiene un sueño: que su banda de rock y su música resuenen en los corazones de todo el mundo. Componer canciones ha sido lo que le ha salvado la vida después de sentir que todo estaba completamente destruido y perdido..., sobre todo ella. Sin...