03 | Volver a casa

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Chloe

«VOLVER A CASA»


❗️
Capítulo con contenido sensible



Septiembre, 2017



—Tenemos que partirla como sea.

Laia me mira con desconfianza cuando escucha mi propuesta.

—No sé yo si quiero hacer esto, tía. No está bien —me dice al oído para que la pueda escuchar por encima de la música.

Niego con la cabeza.

—Tonterías, Laia. No pasa nada porque lo probemos una vez. Además, me ha costado bastante dinero, no voy a tirarla ahora.

Mi mejor amiga mira hacia la derecha y traga saliva con fuerza. Sé lo que está pensando. No lo quiere hacer a pesar de que lleve todo este tiempo diciéndome que sí, por eso, en vez de ceder, intenta encontrar alternativas que me puedan parecer atrayentes para que no lo hagamos.

—¿Y si la intentamos vender? —propone bajito.

¿Se ha vuelto loca?

—Laia, nadie le compra droga a unas menores. Además, si nos pillan con ella, nos vamos a comisaría detenidas. Hay que tomárnosla ya —digo, pero continúo sin ver a mi mejor amiga muy convencida. Por eso, le agarro de los hombros y clavo mi mirada en sus ojos—. Lo necesito probar y vamos a estar juntas. Vamos a estar bien... Por favor, Laia —suplico.

Tarda en tomar una decisión, pero termina por asentir.

Yo sonrío satisfecha.

Miro a mi alrededor para asegurarme de que nadie que conocemos está cerca, y le indico con la cabeza que nos metamos en uno de los cubículos del baño en cuanto se quedan varios libres.

Engancho mi brazo con el suyo para no tropezar por culpa de los tacones de diez centímetros y el alcohol, y caminamos hacia el baño.

Cuando entramos las dos, cierro la puerta con pestillo.

—Pártela con los dientes —le indico.

Laia asiente y se lleva la pastilla a la boca. La muerde, pero no consigue partirla.

Niega con la cabeza tras un segundo intento.

—Está durísima. Inténtalo tú.

Me la pasa y me la llevo a la comisura de los labios para intentar partirla con las muelas.

Es pequeña, por lo que romperla con los dedos es imposible, y parece ser que con los dientes también.

—Joder. No puedo —me quejo cuando a la tercera tampoco consigo partirla. Miro a mi amiga y ella me devuelve la mirada en completo silencio.

Sé lo que se le está pasando por la mente.

—Tómatela tú —dice.

Quería que ella lo hiciera conmigo, porque media pastilla era lo suficiente para estar drogadas, pero con los "pies en la Tierra"... Tengo claro que esto solo lo puedo probar hoy, y no voy a dejar de hacerlo después del dinero que me he dejado y lo mucho que me ha costado conseguirla.

Me muerdo el labio inferior algo dubitativa...

La música que se escucha de fondo no me deja pensar con claridad... Aunque, en verdad, ¿a quién quiero engañar? Quiero hacerlo. Siento que necesito hacerlo. La moralidad me da bastante igual. Sé que lo que estoy haciendo está mal, pero lo voy a terminar por hacer igualmente...

A fuego lento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora