Chloe
☆
«MACHIRULO PROMEDIO»—¡Despierta ahora mismo!
Siento que me hacen un placaje que me deja sin aliento.
¿De pronto soy una jugadora de fútbol americano? Creo recordar que estaba soñando con Henry Cavill...
—¡Chloe, despierta!
Cuando me zarandean con fuerza, abro los ojos completamente espantada por el movimiento y los gritos de mi mejor amiga. Es en ese momento en el que caigo en la cuenta de que no, no estoy con Henry Cavill, ni soy una estrella del rugby. El placaje me lo ha hecho Laia para despertarme por alguna razón que espero que sea muy importante.
Me incorporo en la cama inmediatamente para estar preparada para la emergencia.
—¡¿Qué pasa?! —pregunto asustada, mientras me limpio la baba que, je, me está cayendo por la barbilla—. ¡¿Fuego?! ¡¿Inundación?! ¡¿Tsunami?! ¡¿Qué, Laia?! ¡¿Qué?! —Entro en pánico cuando no contesta.
Mi amiga no dice nada, tan solo levanta la mano a la altura de mi cara y me planta su móvil a escasos centímetros de mis ojos.
—¡Es que cómo no lo hemos podido pensar antes! —exclama, y retira su teléfono para llevarse las manos a la cabeza antes de que a mí me dé tiempo a distinguir algo en su pantalla.
No estoy entendiendo nada. ¿Tenemos que salir huyendo o no? Por ponerme algo de ropa más que nada...
—¿El qué, Laia? ¿Puedes hablar claro de una maldita vez? —pido, confundida y ansiosa por saber qué pasa.
Me relajo un poco cuando entiendo que sea lo que sea lo que me tiene que decir, no nos pone en peligro ni provoca que tenga que salir corriendo en ropa interior a la calle para poner nuestras vidas a salvo.
—¡Crearnos una cuenta de Instagram con el nombre de la banda! —me informa, como si acabara de descubrir la cura contra la enfermedad más mortal del mundo.
Pestañeo varias veces para ver si su imagen cambia a la de Henry Cavill y así saber que sigo soñando, porque me niego a creer que me acaba de despertar de forma violenta a las... —Espera que miro la hora en el reloj de mi mesilla—. ¡Seis y media de la mañana!, para decirme que tendríamos que habernos creado una cuenta de Instagram. Es que esto debe ser coña.
—Tú a mí me vacilas. ¡Son las seis y media de la mañana, Laia! ¿No podías esperar un par de horitas a decirme una información tan poco relevante? —replico, irritada. No soy para nada una persona de mañanas.
Mi amiga me mira como si me hubiese vuelto loca. Se levanta de la cama y pone las manos en jaras a la altura de sus caderas.
—Me parece que NO lo estás entendiendo, señorita. ¡La cuenta de fans de Ryan casi tiene diez mil seguidores en ¿cuánto?, ¿cinco días?!
Perdona. ¿Qué?
Salgo de la cama de un salto y me acerco a mi amiga. Le robo el móvil y lo desbloqueo porque tengo mi huella en su iPhone.
Me meto en Instagram enseguida.
9794 seguidores.
Actualizo el perfil.
9865 seguidores.
Actualizo el perfil.
9923 seguidores.
Y una mierda.
Tiro el móvil a la cama como si me quemara tenerlo en las manos.
—Hay que echar a Ryan de la banda —concluyo, completamente seria.
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A fuego lento ©
Storie d'amoreChloe tiene un sueño: que su banda de rock y su música resuenen en los corazones de todo el mundo. Componer canciones ha sido lo que le ha salvado la vida después de sentir que todo estaba completamente destruido y perdido... Sobre todo ella. Sin...