11 | Ardiendo

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Ryan

«ARDIENDO»


👑 1/3


Chloe ya está llegando diez minutos tarde al ensayo.

Laia, mientras la esperamos, no para de repetir varias veces que quiere arrancarle la cabeza en cuanto la vea, porque Chloe todo este tiempo ha sido muy maniática de la puntualidad en cuanto a los ensayos respecta, y siempre se ha cabreado cuando Laia aparecía un par de minutos más tarde de la hora pactada.

Parece una auténtica psicópata, yendo de un extremo al otro de la calle, mientras piensa y planifica en voz alta la forma más dolorosa de asesinar a su mejor amiga.

A mí me estaba fascinado eso de querer «arrancarle la cabeza», pero cuando veo que a Laia se le abre tanto la boca que casi se le cae la mandíbula al suelo, siento una decepción profunda, porque está claro que va a querer pasar de decapitar a su mejor amiga, a querer sustituir el ensayo de hoy por una larga charla de cotilleos entre chicas.

—Ryan, cógeme que voy a infartar en: tres, dos, uno... —La miro preocupado y dispuesto a cazarla en el aire antes de que se reviente la cabeza contra el suelo, pero en vez de desmayarse, chilla con los ojos clavados al final de la calle—. ¡¡¡¡¡Ahhhh!!!!! ¡Yo me muero, Chloe!

Miro en la misma dirección, y la imagen con la que me encuentro no me puede repudiar más.

Vienen Izan y Chloe en la moto del primero. Ella abraza su torso y él disfruta demasiado de eso.

No tardan más de cinco segundos en llegar a donde estamos, y en parar la moto enfrente del garaje donde ensayamos.

Izan le pone el pedal de apoyo a la moto para que se mantenga en pie una vez que Chloe se ha bajado.

Ella se quita el caso y se acomoda el pelo, e Izan hace lo mismo y también se encarga de guardar uno de los cascos mientras que Laia sale disparada hacia su amiga para cogerla del brazo y exigirle (más alto de lo que ella se piensa), que le cuente absolutamente todo lo que ha pasado en las horas en las que no se han visto.

Laia repite un mínimo de diez veces, en diez segundos, que va a infartar.

«Por favor.»

Cuando la morena llega a donde estoy, lo único que se me ocurre hacer es acusarla de impuntualidad.

—Llegas tarde.

Chloe va a hablar, cuando Izan se adelanta. Aparece por detrás y le pasa un brazo por el cuello para pegarla a su cuerpo, pillando a la morena por sorpresa.

—Perdónanos. Nos ha costado bastante terminarnos las tortitas —bromea mi amigo, con una sonrisa que él sabe que me está sentando bastante mal.

—Yo voy a infartar —vuelve a decir Laia, con los ojos abiertos y la mirada clavada en su amiga y en mi amigo.

La fulmino con la mirada porque parece un disco rayado.

Cojo el brazo de Chloe para separarla de Izan. Él la suelta sin poner resistencia, aunque Chloe no tarda en golpear mi mano para que yo la suelte a ella.

—Qué bien —exclamo irónicamente—. Gracias por traerla alimentada, sana y salva, pero ahora tenemos un ensayo que hacer. Adiós, Izan. Nos vemos por ahí esta tarde.

Mi amigo pone una mueca que expresa decepción cuando se da cuenta de que no tan sutilmente, le estoy echando.

—¿No puedo quedarme a verlo? —pregunta.

Chloe comparte una mirada con Laia y luego conmigo. Ve en mis ojos que no estoy dispuesto a tener invitados en el ensayo, porque esa es una de sus reglas, y romperla de una forma tan descarada delante de mi cara nos haría tener una discusión un tanto innecesaria.

A fuego lento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora