—¿Está todo en orden?—pregunta Edmund Vawdrey.
—Nada que valga la pena mencionar—respondo, mirando desde el catalejo.
La iglesia se ve demasiado tranquila para la crisis que están pasando ahí dentro. Sacudo mi cabeza para acomodar mi cabello y despejar un poco mi mente. El asalto comienza dentro de un par de ciclos abisales y todavía no tenemos noticias de la princesa Majorie y su grupo.
En estos momentos, deben estar volando en mil pedazos las tuberías de extracción mágica construidas por la republica de Friedried. Sin embargo, la tranquilidad y calma que hay en la sede principal de la iglesia me inquieta de sobremanera.
Si la princesa Majorie hubiera tenido éxito, ya se estarían movilizando todos los monjes y sus fuerzas para dirigirse a un costado de la salida de El Abismo. Pero no, nada parece indicar que lo estén haciendo, lo cual nos deja con un par de opciones: o la princesa sigue intentando cumplir su parte, o las comunicaciones entre Amcottes y la plataforma es pésima.
Sea cual sea el resultado, seguiremos con el plan; asaltaremos la iglesia en cuanto se dé la hora, con o sin tuberías destruidas.
Un par de pasos traseros me sacan de mis pensamientos, obligándome a mirar hacia atrás. Se trata de la capitana semi humana Rhea y el Destello Oscuro que regresan de patrullar la zona, como les pedí.
—¿Alguna novedad?—cuestiono al verlas llegar.
—Todo está endemoniadamente tranquilo. De hecho, ni siquiera nos encontramos monjes en la ciudad—Rhea se encoje de hombros.
Mmmh, esto no me está gustando nada. Estoy comenzando a replantear una retirada si no recibo noticias de la princesa pronto.
—Nos encontramos a Zanacyte en el camino, dice que está listo para atacar cuando lo ordenes—continúa la capitana.
—Recibido. Seguiremos con el plan—afirmo.
La semi humana y el unicornio toman lugar cerca del rey y de mí en el puesto de vigilancia que montamos cerca de una colina. Sé que el Destello Oscuro suele ser silenciosa, pero últimamente me está resultando extraño su comportamiento. Es como si actuara de forma errática, obedeciendo las órdenes de una manera que solo podría comparar con la de un robot.
Tanto fue así, que Rhea se ofreció a acompañarla en cada rondín de vigilancia que hacíamos. Aun así, hay muchas cosas que no me están inspirando confianza de este plan. Creí tener todo resulto y bajo control, pero parece que Amcottes va un paso adelante.
Da igual lo que suceda, hoy mismo, cuando la hora llegue, Amcottes Eveas estará muerto. No vivirá un solo día más mientras yo viva.
—Ah, no falta mucho para que esta bonita ciudad se convierta en un páramo de lucha—comenta la capitana.
—Si las cosas salen bien, viviremos sin ver caer este sitio.
—Eso espero. Sería una pena ver la arquitectura de la ciudad principal de Asonas caer. En la séptima capa, los semi humanos vivimos en edificios más rústicos y arcaicos que esto—añade Rhea.
Mmmh, si ella viera lo que hay sobre El Abismo, seguro que pensaría que la pocilga es el reino de Asonas también.
—¿Y por qué meterse con alguien tan peligroso como ese cardenal?—Rhea insiste en conversar un poco.
Decido dejar de vigilar por un momento y congeniar con mis compañeros de batalla.
—Yo tengo mis razones para pelear con la iglesia desde que nació mi hija, Majorie. —Edmund es el primero en responder— Cuando era un niño, hace muchos cursos, vi con mis propios ojos como ejecutaron a mi hermano, quien nació con la maldición del Dragón Blanco.
ESTÁS LEYENDO
Que se jodan los arcoíris ©
خيال (فانتازيا)La vida apesta, en especial para Jean, una chica gótica que ha reencarnado en un unicornio dentro de un mundo de fantasía luego de morir en su oscura vida anterior. Rechazando su nueva naturaleza, Jean se opone a los colores y decide tomar el contro...