Entre los pulcros pasillos del palacio Luang, caminaba en silencio un jovencito de siete años de edad. Los mechones de su cabello rubio se movían al ritmo de su caminar, su mirada perdida oscurecía sus ojos celestes. Pero este caminaba lento, y con dolor se forzaba a mantener su postura recta, se encontraba de esta manera porque antes de tomar un baño había tenido su entrenamiento de evasión y contraataque con técnicas levemente mas complejas que el joven aun no dominaba.
Takeshi se detuvo al frente de la puerta real, tras pasar esa puerta estaría el rey y la reina, es decir, sus padres. Y aunque el joven no vea esas figuras como padres maltratadores o crueles, él decidió mostrarles el honor que se merecen al pocas veces dirigirse a ellos como hijo a su padre y reemplazar eso por "su majestad" o "Rey". Después de un suspiro entró y al arrodillarse ante ellos disimulando el dolor en los músculos de las piernas dijo:
—Su majestad, ya he terminado con mi entrenamiento de hoy, también realicé todas las clases de conducta, historia, matemáticas, idiomas y todas las que diariamente realizo. ¿tiene algo mas que tenga que cumplir?
El Rey sonrió levemente, quiere a su hijo y a su esposa mas que a nada en el mundo, por esa razón a ambos a veces les compadece ver que su hijo haga tantas cosas y aún actuar de manera judicial. Pero saben que todo es necesario y, también saben que él mismo decidió actuar así con ellos como forma de respeto, aunque en ciertas ocasiones su hijo los llama padre y madre, se deja abrazar e incluso consentir.
—No. No hay nada que debas hacer por ahora. Puedes retirarte.
Takeshi al escuchar esas palabras se levantó nuevamente disimulando el dolor y antes de dar vuelta para irse hizo una genuina sonrisa llena de amor y agradecimiento.—: gracias.—fue lo único que dijo antes de salir por la puerta.
El joven con una gran sonrisa de oreja a oreja, sin mas preámbulo se dirigió a su lugar favorito para descansar: la biblioteca. A pesar de que a este chico iniciando su día lo hayan abarrotado de libros por estudiar y luego talar hondo un aprendizaje físico lo suficientemente fuerte como para dejarlo noqueado, su espíritu de literatura y su curiosidad por saber el desenlace de su libro favorito contrarrestar cualquier cansancio físico y mental. Después de todo, fácilmente podría durar todo el día leyendo.
Cuando ya faltaba poco para ir a dormir, Takeshi había culminado su libro, decepcionado por el final tan trágico de Juana de Arcos al ser quemada por su propio pueblo al ya no ser de mas utilidad, salió con el ceño fruncido destilando odio en su mirada. Se encontró de frente con un guardia, era su guarda personal. Éste que estaba a punto de recordarle al chico que pronto iba a ser tiempo de dormir quedó extrañado al ver que Takeshi salió de la biblioteca por cuenta propia antes de tiempo.
—¿Por que parece estar tan enojado, Mi señor?—preguntó el guarda al notar su odio inmenso.
—Los plebeyos me dan asco. Pero supongo que no toda la muchedumbre es igual.—después de responderle aun con enojo se dirigió a su habitación. Y luego de quedarse nada mas que con prendas secillas se acostó enseguida. Por la lectura había olvidado el dolor de su cuerpo, pero ahora que está en reposo el cansancio físico y mental lo hizo dormir inmediatamente.
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Takeshi abrió sus ojos antes la luz que iluminaba la habitación. Ya era de día y su Guardia tocaba la puerta para despertarlo.
—Ya estoy despierto.—afirmó estando aun somnoliento.
—Mi señor, el Rey lo espera en el comedor.
El chico intrigado decide acercarse a la ventana y comprobar el tiempo. Por la posición del sol él sabía que era temprano, pero forzando mas la vista hacia la torre comprobó que se habia despertado al tiempo de siempre ya que él mide el tiempo con las manecillas de la torre.
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Luang. De Lord a plebeyo.
Aventura¿Conoces la traición? Puede que sí, ¿pero conoces la verdadera traición? Una traición que va más allá de lo emocional o simple rechazo. Takeshi experimento tal traición de parte de su pueblo, quien a pesar de su diligencia, exigencia y esfuerzo para...