14. Tierras lejanas.

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En el trascurso de tres días, Takumi llevó a Takeshi, Hikaru y a Kattie al último pueblo donde le era permitido volar. En Masaaya.

Es una simple aldea con diez pueblos de distancia a Luang. Por ende, aunque la noticia llegó hasta allí e incluso se mostró un retrato, ninguno conocía o había visitado Luang alguna vez. Eso convirtió a Masaaya en un lugar de descanso y en un punto de retorno momentáneo.

Luego de descansar y prepararse, al cuarto día partieron al norte, camino contrario a Luang. Takeshi, Hikaru y Kattie caminaban por senderos lleno de flores, un campo repleto de Luna cristal.

—Ya sé a dónde traeré a mi Nadia cuando esta pesadilla termine.—declaró Takeshi.

A la lejanía se podía apreciar los distintos y llamativos árboles de colores vivos, incluso los cerezos y arboles como los tan amarillos y naranjas que abundan en otoño. Más allá se distinguía el camino para llegar a la próxima aldea, o más bien tribu.

—Esa de allá...—señaló Kattie.—: ¿no era la tribu de la brujería?

—No existe tal cosa—corrigió Takeshi—, eso son solo farsantes que quieren robar dinero con magia barata, que confunden algo como la energía de los Manna o los elementos con brujería inexistente o armas encantadas. En conclusión, simples inadaptados que quieren ser únicos.

—Oye eso es cruel.—respondió Kattie.

—Sí Takeshi, no seas así.

—La verdad es la que más ofende.—defendió Takeshi con desprecio—, pero en fin, estamos aquí para ganar tiempo y experiencias, así que visitemos la tribu de la "brujería".

El grupo continuó su camino hacia la tribu, a pesar de las dudas de Takeshi sobre la autenticidad de sus prácticas. A medida que se acercaban, pudieron ver las chozas y los rituales que se llevaban a cabo en el lugar. Aunque Takeshi seguía escéptico, decidió mantener una mente abierta y aprovechar la oportunidad para aprender más sobre esta tribu.

Al llegar, fueron recibidos por los miembros de la tribu, quienes les mostraron sus rituales y les hablaron sobre sus creencias y prácticas. Aunque algunas cosas parecían supersticiones sin fundamento, otras tenían cierta base en la conexión con la naturaleza y el uso de elementos energéticos.

La noche recayó en ellos drásticamente y decidieron pagar una estancia por dos días. Pero al ser una tribu las habitaciones eran muy limitadas y compartidas, así que los tres tuvieron que acomodarse en una misma habitación.

—Magia, fuerza de la naturaleza, levitación, años de tradiciones.—nombró Hikaru—, son muchas cosas que nos dijeron de inicio. Ni me di cuenta de cuando anocheció.

Kattie, que se había acostado en el piso con los brazos y piernas abiertas comentó con voz exhausta.—: sí... aún no proceso todo, y son medio raritos.

—Yo les entendí, y solo afirmaron lo que ya suponía. Es como les dije, es simple energía e incluso Maná que al ser una tribu lejana e inculca, lo relacionan con hechicería.

—¿Entonces es como los humanos de la era antigua que veían el fuego como magia?—preguntó Kattie.

—Así es—respondió Takeshi—, sin embargo, hay algo que capta mí atención. No parecen ser de una especie distinta ni se caracterizan con los Mannas, pero hablaron sobre aprender. Recuerdo que aunque mi madre era Manna, yo no adquirí ni un poco de su poder así como mí padre tampoco lo hizo, pero, existen armas que albergan energía en su interior, así como tu arco, Ren. Alguien con cierto talento podría introducirle otro tipo de energía, por ejemplo, fuego. Pero si Ren no tiene la suficiente energía ni control de ella en su cuerpo, entonces no podrá ni tocar el arco. Sabiendo eso, mí padre pudo usar la Claymore a pesar de que esta era una espada que albergaba energía de todos los antiguos Reyes desde el legado de los Manna. Entonces, ¿se puede aumentar la energía? o sea ¿se puede aprender?

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora