31. Parte 2.

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—¡Hikaru!—llamó Kattie dirigiéndose a él con algo en mano—, una vez escuché que te gusta el Sashimi. Te traje un poco.—se lo entregó y se sentó junto a él en una roca con vista a la playa.

—Gracias—sonrió con gratitud. Comenzó a comer mientras un recuerdo fugaz lo hizo pensar en su hogar, sin embargo ese recuerdo ya no le traía tristeza ni algún otro tipo de sentimiento, solo le gustaba recordarlo.

—¿No te parece hermoso? El paisaje tranquilo.—dijo Kattie.

—Hay cosas que me parecen más lindas. Pero sí, está muy tranquilo aquí.

—¿Uh? ¿qué otras otras?—se acercó más a él, lo miraba de forma efusiva.

—Otras cosas.—replicó tajante, dando un gran bocado para ocultar la vergüenza.

—¡Kattie!—llamó Evangeline mientras hacía señas con las manos—, vamos a nadar un poco.

—Bueno, ya me voy.—Kattie se levantó animada, y antes de irse dijo: —anímate un poco, diviértete.

Hikaru se permitió disfrutar un poco más de lo tranquilo del lugar mientras disfrutaba de la comida. No se quitaba la venda pero el sonido y la brisa cálida era suficiente para él.

Al rato decidió irse al percatarse de que un grupo de personas se instalaron cerca de él. Resopló por el escándalo que causaban y se marchó a un lugar más despejado. Entre los bambú y un río dividido de la playa, los niños jugaban allí para no enfrentarse al peligro de las olas y remolinos.

Caminó más lejos hasta una parte del río alejado, entre los bambú y otras plantas que espesan el lugar.

Allí se sentó, se quitó el vendaje y metió los pies en el agua. Los peces disfrutaban de la piel seca y él de lo desolado del lugar. Finalmente decidió nadar un poco en ese espacioso río. Sin embargo, la sonata lo aturdió un poco, sabiendo que en su antiguo hogar el otro mundo no era un problema, aún así decidió acercarse a la playa por si acaso sucedía algo y para evitar ser conseguido por bestias de esa isla. Comenzó a vestirse nuevamente cuando pasos cercanos y sigilosos lo alertaron.

Con la parte de arriba de su cuerpo cubierto solo con la camisa térmica de cuello alto (ahora conocido como Jersey de cuello alto sin mangas), no había podido terminar de vestirse cuando detectó que quien sea que se acercaba ya estaba cerca.

—¿Hay alguien?—decidió preguntar con la vista atenta a todo su parámetro, pero no obtuvo respuestas inmediatas. Agudizando sus sentidos al máximo, notó leves sonidos provenientes de los bambúes, al girar allí, había alguien con un alfanje dispuesto a matarlo de un corte. Para esquivarlo giró en el piso y quedó frente a frente con el contrario. Un hombre de agilidad pero no fuerza que vestía como caza recompensas, tras de él, otros tres llegaron caminando lento, uno de ellos con lentes y aires de ser el mas inteligente. Todos adultos a excepción de él.

—Sí es él, acertaste Cleur.—refiriéndose al de lentes.

—Es solo mi suerte extra, como dije, lo encontraríamos solo y desarmado.—alardeó.

—Me pueden decir quién demonios son ustedes.—exigió Hikaru, atento a cualquier movimiento.

Cleur rió levemente con arrogancia y respondió: —no hace faltar responder, lo único que deberías saber es que mejor ni intentes nada, estas contra un equipo de caza recompensas veteranos con alguien de suerte extra...—ante él se dibujó un símbolo.

—La probabilidad de que los sucesos sean a tu favor.. creo que es el séptimo símbolo—murmuró—. Claro, ¿y exactamente qué piensas hacer? Parecen saber quien soy.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora