49. Batalla de Lores.

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Entre tanta tensión la mirada filosa de Takeshi no se podían despegar de los ojos de Zephyr, manteniendo su rostro completamente sereno. Por otro lado, Zephyr formó una leve sonrisa mientras fijaba su vista en él y en Lilith, aunque ambos estaban lejos uno del otro, se sentían que se tenían a solo unos pasos de distancia, como dos lobos feroces hacia un oso.

—Que bien... están los dos—ensanchó su sonrisa—, me aseguraré de acabar con ustedes de una vez.

Lilith solo rió, y dirigiéndose a sus súbditos alzó la voz.—¡Queridos guerreros de Necro!, en esta ocasión redirigiremos nuestro ataque solo a un oponente—señaló a Zephyr y luego dirigió la atención de todos hacia Takeshi—le brindaremos nuestro poder; nosotros tenemos una alianza y un enemigo en común. ¡A ellos!—le siguieron con gritos de guerra.

Lilith con gracia formó el cráneo de su madre frente a ella, manipulándolo entre las llamas del alma con gracia al rededor de ella, esparciendo una niebla oscura que los cubrió por un simple minuto, pero cuando se disipó, solo estaban Takeshi, Lilith y Merk frente a un ejército al cual enfrentarse antes de llegar a su objetivo, pero no sin un plan para aligerarlos.

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Al noroeste de Luang, entre la maleza de las zonas arboladas, predominaba el primer grupo que estaría a cargo de una misión especial entre la arquería. Allí estaba Hikaru, Elowen y su pequeño ejercito junto a una ayuda adicional.

—Espero que no le importe que haya traído a una amiga—le dijo Elowen a Hikaru.

—Entre más ayuda mejor.—miró a la chica, una imponente elfa oscura, de piel oscura y cabello pálido, ojos negros al igual que sus labios, tenía en su mano un arco tan oscuro como ella y sus flechas eran tóxicas, estaba acompañada por un pequeño grupo de diez elfos oscuros. Los demás arqueros de Elowen estaban posicionados y ocultos entre las terrazas, a una distancia considerable del numeroso ejercito de Zephyr, siendo protegidos por Aelarion, Thasslasar, Galadriel y otros dos.

Al noreste, se encontraba un grupo de mercenarios con sed de sangre y ganas de riquezas, siendo llevados hasta allí por Ryuko, que se contentó muchísimo de ver a Mayl como humana.

—¡¡Yuju guapa!!—alzó su mano al aire llamándola—, ¡aquí están los mercenarios que te mencioné!

Mayl se acercó en silencio, sonriendo de boca cerrada lo miró solo a él—me alegra verte... pero esto será peligroso.—se acercó más, sujetando deliberadamente el cuello de su camisa como si se lo estuviese acomodando.

—Lo sé—miró al palacio y respiró profundo mientras sonreía—¿quieres ir a robar? hermosa humana.

—Jeje—miró a su misma dirección—pero nuestra misión es salvar a una reina de ese lugar.

Ryuko asintió con la cabeza y alzó la voz hacia los mercenarios para informar:

—¡Ya escucharon bestias, ustedes tienen que patear traseros y cortar cabezas de los hombres acorazados mientras la dama y yo vamos a robar a la reina!—todos alzaron sus manos y dieron gritos afirmativos—. ¡¡¡Al que sobreviva le pagaré toda una noche con las sucubos!!!

—¡¡¡¡SIIIIII!!!!—sus voces en conjunto crearon un eco que resonó por toda la estancia.

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Al norte, muy cerca de Takeshi se encontraban los pequeños pero valientes enanos, cada uno con un arma incluso más grande que sus cuerpos amenazaban a todos los soldados con matarlos rápidamente. Ansiosos por probar sus nuevas armas así como ver el funcionamiento de todas las demás. Y con ellos estaba Cyrus y Evangeline; ella por petición de Cyrus y él como curandero y soporte a distancia.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora