15. El secreto de la Nigromancia.

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En el otro mundo; el mundo de la Nigromancia, tiene tantos emperadores como reyes en la tierra. El cielo de esas tierras oscuras son entre tonos rojos y púrpuras. Allí nunca hay sol, la luna es quien hace ese trabajo de iluminar la tierra.

La luna emana su completo brillo indicando el "día" cuando esta llena, para luego pasar a menguante mientras anochece y creciente cuando está amaneciendo. Las noches en esta tierras son más oscuras que la palabra, pero no es problema para ninguno de sus habitantes ya que sus vistas son nocturnas.

En la tierra de Necro, de la Nigromancia, gobierna la emperatriz Lilith, junto a su mano derecha Merk, antes incluía a Aphy quién murió luchando contra Hikaru.

La muerte de Aphy sin duda fue un golpe muy duro para todos, en especial para Lilith y Merk, que habían entrenado juntos desde niños, convirtiéndose en los tres más poderosos de Necro. Pero más que el dolor, fue una advertencia para todos de que el imperio de Takeshi y sus leales no son débiles y que incluso pueden contra sus propias desventajas.

Lilith se encontraba admirando su imperio, su pueblo, desde la torre de su palacio.

—Emperatriz.—llamó Merk.

—¿Qué quieres? Merk.—respondió con voz calmada sin mirarlo.

—Alguien intentó colarse en el palacio, lo capturamos y esperamos tus órdenes.

Sin decir una palabra alzó sus alas y salió, descendió hasta el piso donde entró a las celdas subterráneas. Allí caminó despacio, sus garras se escuchan arrastrar el piso, todos los presentes se postraron ante ella, pero ella sin mirarlos quedó frente al intruso y preguntó: —¿Qué pensabas lograr con infiltrarte? ¿Asesinarme?

En vista de que no dijo nada, un guardia respondió por él.—: Luchó contra los guardias, decía que iría hacia usted, emperatriz.

Lilith enfatizó una sonrisa cruel, sin despegar ni un segundo la mirada del prisionero, condenó: —que la tortura sea peor que la muerte, que al quedar vivo no haya duda entre la multitud de que esa ha sido la consecuencia de querer desafiarme.—después de su condena se marchó mientras los demás se encargaban de él.

Llegó a sus aposentos y sin decir nada se sentó cerca de su balcón para seguir admirando la lejanía.

Merk, que se encontraba allí. Tomó una botella de vino con decisión, descorchándola con un movimiento seguro. El aroma del vino llenó el aire, añadiendo una sensación embriagadora al ambiente. Se acercó a ella y le ofreció la copa a Lilith.—: tan cruel como siempre.—comentó con un tono de satisfacción y picardía, su mirada intensa revelando un anhelo apenas contenido.

Lilith aceptó la copa con gracia, sus dedos rozando ligeramente los de Merk mientras tomaba el cristal. Un destello fugaz de complicidad pasó entre ellos antes de que ella llevara la copa a sus labios, saboreando el vino con una expresión serena pero ardiente.

—¿Eso te parece agradable?—preguntó mientras nuevamente se llevaba la copa a sus labios.

—Cada cosa que hagas es agradable. Aunque últimamente te muestras más cruel que antes.—dijo con una sonrisa pícara sin despegar la mirada de ella.

Con molestia meneaba la copa en círculos, y con el ceño fruncido respondió: —me enoja que peleemos entre nosotros cuando deberíamos unirnos para atacar al otro mundo. Pero en cambio intentamos destruirnos y apoderarnos de los demás reinos, conseguir tierras incluso si es a la fuerza. Es lo mismo que hace el otro mundo, y me molesta que esa actitud se ponga en práctica en mí imperio.—Merk la escuchó atentamente mientras asentía. Él, como fiel mano derecha tenía la misma visión que Lilith, el mismo odio reservado e incluso es mismo pesar por la muerte de Aphy.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora