Luang. De Lord a plebeyo.

9. De Lord a Plebeyo.

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(20 días después)

Takeshi estaba preparado para la batalla, ya tenía una estrategia de ataque, una de defensa y dos de respaldo. También había evacuado a los pueblerinos al refugio seguro y Nadia había cristalizado las casas.

A medida que los portales comenzaron a abrirse, cada guerrero se preparó desde su posición designada. Nadia y Takeshi se encontraban juntos, listos para enfrentarse a la temible Lilith. Mientras tanto, Kattie se posicionaba en lo alto del tejado de la iglesia, cerca de las demás torres, y Hikaru aguardaba al este, cerca de la zona rocosa y semi-boscosa. Xiao lideraba la línea de ataque con determinación, mientras que el paladín Axel se mantenía firme al frente de la defensa.

Pero Lilith no se quedó rezagada en su preparación. Al emerger del portal, un simple gesto suyo bastó para que todo su ejército se colocara en formación. A su lado, dos figuras emanaban desprecio, odio y arrogancia hacia los humanos, sus auras oscuras proyectando una fuerza imponente que los distinguía como los tres grandes.

Sin pronunciar una palabra, Lilith dirigió su mirada hacia su derecha, donde una mujer similar a ella pero armada con una lanza se preparaba para el combate al este. Luego, volvió su atención hacia su izquierda, donde un incubo llamado Merk se dirigía hacia el oeste con una guadaña en mano. Takeshi reconocía a Merk como un formidable oponente con quien ya había cruzado acero antes.

─Takeshi... ─la voz gélida de Lilith lo cortó en seco mientras lo desafiaba con la mirada─: Hoy será el día en que todo llegue a su fin. Hoy vengaré a mi madre.

Takeshi apretó la mandíbula ante las palabras cargadas de crueldad y determinación de su adversaria. Ambos estaban decididos a desplegar todo su poder, a mostrar sus habilidades en un enfrentamiento épico.

─¿Tu madre? Ah... ¿la emperatriz revoltosa que segó la vida de mis padres? No seas ingenua ─respondió Takeshi con cautela. Aunque anhelaba la venganza, sabía que sucumbir a ese deseo podía consumirlo por completo.

─¡No te atrevas a mencionarla de esa forma! ─gritó Lilith antes de lanzar un feroz ataque que Takeshi logró bloquear a duras penas. En ese momento, el campo de batalla cobró vida con el estruendo de los choques metálicos y los gritos de guerra resonando en el aire.

Lilith se elevó en el aire desplegando sus alas negras, enviando ráfagas oscuras hacia Takeshi como proyectiles mortales. Sin embargo, Nadia intervino hábilmente creando una barrera de cristal que detuvo el ataque y contraatacó con determinación.

Una sonrisa confiada se dibujó en el rostro de Lilith cuando transformó un cráneo en su mano en una guadaña ancestral. Con un elegante movimiento horizontal, hizo añicos la defensa de cristal de Nadia sin despeinarse.

─¿Te sorprende acaso, Takeshi? Lamentablemente, un simple mortal como tú no puede igualar nuestros dones de transformar armas─se burló Lilith antes de lanzarse velozmente contra él.

El choque de sus armas resonaba como truenos en el campo de batalla, mientras chispas luminosas iluminaban la escena como fuegos artificiales nocturnos. Cada movimiento era ágil y letal, cada golpe calculado con precisión milimétrica. Difícil de seguirlos con la mirada para cualquiera pero no para Nadia que los observaba desde la distancia sin intervenir directamente, atenta a cualquier oportunidad que pudiera surgir en medio del caos de la batalla.

Mientras tanto, al este, Hikaru se enfrentaba a la chica que Lilith había enviado. En cuanto la vio, disparó cinco flechas consecutivas, pero con sorprendente destreza, ella las destruyó y contraatacó violentamente. Hikaru, sabiendo que no podía luchar de cerca, intentaba alejarse desesperadamente. Sin embargo, ella era consciente de su ventaja y no le daba ni un instante de respiro, especialmente estando expuesto en un tejado. Sus ataques eran rápidos y precisos, hiriendo a Hikaru en varias partes de su cuerpo a pesar de sus esfuerzos por esquivarlos.