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Me desperté más temprano que antes, razón: de la torre se escuchó la sinfonía más despreciable. Sin embargo, es una buena oportunidad para saber que hará Zephyr contra Lilith, o si son aliados. Si es así se desencadenarían una serie de misterios y preguntas.
Salí de "mí" habitación (que es en realidad una de criadas, pero prefiero eso a ser parte de su harem) y caminé por los pasillos atenta a todas partes.
Al percatarme de que la puerta de los aposentos del rey se había abierto, me alejé rápidamente y observé desde una esquina. Desde allí vi salir a las concubinas una tras otra. Sin embargo, al terminar de salir no vi a una de ellas. Una de las doncellas que estaba en el baile de mi boda. Creo que se llamaba Milady.
Luego de que todas salieron decidí entrar. Entrépida que soy.
Entré y la habitación estaba vacía, la cama completamente ordenada y todo tan pulcro como siempre. Caminé unos pasos más adentro pero al no haber nada decidí regresarme. Sin embargo al darme la vuelta.—hola Reina—susurró Zephyr estando a tan solo milímetros de separación.
Grité del miedo pero me calló rápidamente al impulsar mí cuerpo contra la pared e inmovilizarme con las cadenas, sujetando con mis manos, piernas y bajo mis pechos.
El golpe fue fuerte pero antes de que pudiera incluso recuperarme del impacto, ya estaba a centímetros de mi, apoyando una mano en la pared y la otra amenazando mí cuello.
—¿Qué querías lograr entrando para acá? ¿acaso por fin te rendirás ante mí?—dijo con su típica voz burlona que nadie en el pueblo puede notar. Susurrando cada palabra rozando sus labios del lóbulo de mí oreja, para luego separarse y mirarme directo a los ojos.
—¡¿Dónde está Milady?!—fruncí el ceño, algo como eso no puede excitarme si no viene de Takeshi.
Zephyr inclinó la cabeza con incredulidad y preguntó: —¿Quién es ella?
—¡Al menos ten la dignidad de recordar el nombre de las mujeres con más que te acuestas!—sentí el odio emerger dentro de mí como un fuego ardiente, tanto, que no me importó que me estuviese amenazado con degollarme.
Zephyr guardó silencio mientras sonreía con malicia, lentamente sentí como sujetaba mí cintura cada vez aplicando más fuerza.—¡Suéltame!—indignada formé una onda de viento que lo impulsó hacia atrás, liberándome de su prisión.
Zephyr solo mantenía su sonrisa estando tres metros lejos de mí.—si que eres fuerte reina.—se relamió los labios.
Para recuperar la calma respiré profundo mientras acomodaba mí postura derecha.—cierra la boca Zephyr. ¿Acaso no escuchaste la sonata? ¿qué piensas hacer al respecto?—me crucé de brazos.
—Ah... eso. No te preocupes por algo tan trivial. Ni siquiera ha pasado un año desde la última guerra. Esa tal Lilith debe seguir tan herida como el mediocre rey anterior.
—¡¡No hables así de él!! Tu... ¡¡Engendro!!... Mal...
Sentí toda la ira correr dentro de mí, logró sacarme de quisio aunque no suelo enojarme nunca. Sin embargo, antes de desatar todo mí odio. Una voz femenina me interrumpió: —su majestad—llamó una sirvienta e inclinado la cabeza dijo: —el pueblo lo llama. Esperan por sus palabras respecto al reino Nigromancia.
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Luang. De Lord a plebeyo.
Adventure¿Conoces la traición? Puede que sí, ¿pero conoces la verdadera traición? Una traición que va más allá de lo emocional o simple rechazo. Takeshi experimento tal traición de parte de su pueblo, quien a pesar de su diligencia, exigencia y esfuerzo para...