38. Justo y necesario.

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El agua es bastante clara, muy fría y muy tranquila. Los peces nadan en sintonía conmigo, nado tan bien como ellos.

Siento la presión del agua contra mí ropa, pero nada me impedirá llegar hasta allá.

¡Podrías morirte!

No, esa posibilidad la veré una vez llegue hasta allá. Pero en el camino a ello, solo tengo que nadar unos cuantos kilómetros, eso no es nada para mí, estoy más que acostumbrado y mí cuerpo sigue en forma.

Desde abajo del agua, donde todo es completamente silencioso, podía ver cómo me aproximaba a las luces de mí destino; aquí, donde todo es silencioso, quería pensar en que esto está mal, de que es lo incorrecto, pero no puedo detenerme estando tan cerca.

~nunca pude entenderme~

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Recuerdo cada rincón de este podrido lugar: la plaza donde había querido estar, las calles pequeñas, la iglesia que incitaba a mi maltrato y las casas de diseño agradable.

No hay duda de que esto es Praxis.

Muchas veces me preguntaba cómo es que este reino podría acabar con un emperador de Nigromancia. Supongo que es verdad lo que temo: "es bastante fuerte e inteligente", pero también sé que no es nada sin su ejército.

¡Vaya! Recuerdo este puente, después de tantos años lo renovaron. Me alegra, era el hogar de muchos indigentes.

Caminé bajo de el, podía ver una luz por allí.

—¿Te molesta si me quedo?—pregunté al mendigo mugriento que calentaba su cuerpo en una pequeña fogata.

—¿Quién eres?—habló normal, no parecía estar borracho.

—Solo una persona más en este mundo.

El señor me miró de pies a cabeza, se percató de las gotas de agua que salpicaban desde mí ropa y las que caían de mí cabello.—¿Por qué estás empapado?

—Unos niños me hicieron una broma pesada. En este estado no me dejan entrar a las posadas.

—Si a ti no te molesta estar cerca de mí puedes quedarte, podrías resfriarte.

Agradecí y me senté frente a la fogata. Ciertamente no me molesta estar junto a él, será por lo que me decían...

«Tu eres tan asqueroso como ellos».

Cerré los ojos al permitirme sentir el calor, la ropa estaba completamente mojada y el frío era anormal. Por ende me quité el chaleco que me dio Mayl para así entrar en calor más rápido.

—¿Cómo te llamas, joven?

—Hikaru, ¿y usted?

—No lo recuerdo—suspiró con nostalgia—. ¿Y qué te trae aquí? a este lugar tan clasista.

—Yo... vengo a hacer un espectáculo.

—¡De verdad! Quisiera poder verlo.

—Descuida, lo harás.—no pude ocultar mí sonrisa.

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Aquel hombre se durmió mientras yo solo admiraba el sol salir. Mí ropa ya estaba seca así que decidí que ya era hora.

Suspiré y caminé entre las solitarias calles. El lugar es deprimente si no hay un evento.

A unos metros de distancia me detuve para contemplar nuevamente el palacio, lo veo tan oscuro... vi la entrada y como era de esperarse, habían guardias allí. Los guardias que custodian los perímetros son inútiles, no se percataron de que un intruso venía por el agua, pero estos...

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora