54. Sello del demonio.

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La mirada de Takeshi se había oscurecido, como si las sombras mismas lo reclamaran. Con una explosión sutil, las piedras se dispersaron en el aire, solo para ser atrapadas por garras oscuras que las suspendieron en un inquietante ballet suspendido. Entre los escombros, Takeshi emergió con pasos amenazantes, envuelto en la amenazante aura de la bestia que lo había poseído.

Las garras se extendían desde su cuerpo como serpientes hambrientas, y con una de ellas, sujetaba delicadamente el cuerpo de Xiao, depositándolo suavemente sobre el suelo verde, lejos del concreto y del caos de la batalla. Zephyr sintió pero escondió un escalofrío recorrer su espalda al observar la magnitud de esas nuevas extremidades y la forma monstruosa que había tomado su enemigo. La ausencia de su fuerza habitual lo inquietaba, pero una chispa de determinación brilló en sus ojos: estaba listo para el combate, decidido a acabar con la vida de Takeshi de una vez.

Takeshi giró su espada haciendo que soltara chispas al rozar con el piso.—Infeliz...—gruñó con una voz más gruesa de lo habitual, sus ojos brillaban en morado furiosos y descontrolados.

—Je.—Zephyr transformó su espada en dos lanzas mientras sonreía.

Takeshi lanzó las rocas con fuerza, pero Zephyr de un salto las esquivó, quedando encima de los escombros, pero cuando buscó a Takeshi con la mirada ya estaba tras él, blandiendo su espada con furia desenfrenada. Zephyr apenas pudo intentar bloquearlo, pero el impacto fue tan fuerte que su lanza se partió en dos, recibiendo un corte profundo en su pecho que lo hizo caer hacia atrás, mientras se regenera la gran herida.

Abrió los ojos y del cielo caía Takeshi con la espada vuelta un puñal, pero mientras éste descendía, Zephyr expandió sus cadenas, tres de ellas se clavaron en la espalda cerca del hombro izquierdo, sujetándolo en el aire para luego golpearlo con fuerza del piso, levantando polvo y agrietando levemente la zona del impacto.

Takeshi, clavado al suelo por las cadenas de Zephyr, rugió de dolor y furia. Con un esfuerzo sobrehumano, se liberó de dos de ellas, dejando que una se incrustara aún más en su hombro. Su espada brilló con una luz oscura mientras se lanzaba hacia Zephyr.

El viento aulló cuando Zephyr se puso en guardia. Sus heridas se cerraban rápidamente, pero la ferocidad de Takeshi era innegable. La espada danzaban en el aire, dejando estelas de oscuridad, mientras las cadenas de Zephyr se movían con una gracia letal, tratando de atrapar a su oponente.

La batalla se volvió un torbellino de acero y oscuridad. Cada choque de armas resonaba como un trueno, sacudiendo el suelo. Zephyr, sin embargo, comenzaba a sentir el peso de sus heridas. Sus movimientos eran cada vez más lentos, y su respiración se hacía más agitada.

Justo cuando parecía que Takeshi iba a asestar el golpe final, Zephyr cerró los ojos. Con un susurro, invocó el poder del viento, creando un escudo invisible que lo protegió del ataque. Al abrir los ojos, sus pupilas brillaban con una luz celestial.

—Es hora de terminar esto—dijo Zephyr con voz tranquila, pero sus ojos ardían con una determinación inquebrantable. Extendió sus manos, y las cadenas que lo unían a Takeshi se tensaron hasta el límite. Con un grito gutural, Zephyr las hizo girar con tal fuerza que arrastró a Takeshi hacia él, estrellándose contra el suelo con una fuerza devastadora, a su vez usó una onda de oscuridad que le robó el aliento, y aprovechando su momentánea vulnerabilidad, el cielo sobre él se agrieto e invocó la lluvia de rocas en dirección solo a Takeshi, pero sin siquiera moverse, la bestia misma salió de la espada de Takeshi y con facilidad destruyó las rocas y volvió como si nada. Igualando la velocidad de Xiao se levantó de inmediato, quedando con una postura medio encorvada por el dolor y el aura que aún lo rodeaba, se enderezó mientras sonreía.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora