Luang. De Lord a plebeyo.

41. En la entrada renovada.

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(En las afueras de Bestheim).

El oculto pueblo no estaba tan escondido para la perfecta dirección de Takeshi, y antes de toparse con algún vigía, Kattie no podía aguantar la emoción pero a la vez su preocupación: —¿Qué harán ustedes?—refiriéndose a todos menos Eva.—son humanos, no creo que Bestheim vaya a aceptar humanos.

Pero Cyrus, con una determinada sonrisa sacó varios embaces de cristal que levitaron frente a él.—me dirán extraño, pero tuve tanto tiempo libre que creé muchas cosas con la alquimia.

—¿Y esto es lo que creo que es?—preguntó Kattie.

—Si crees que es un transmutante que te transforma en un semi-humano por un periodo de tiempo... sí.

—¡Vaya!—exclamó Mayl—¿y qué planeabas hacer con eso?—formó una sonrisa gatuna.

—Nada extraño... lo juro...—desvió la mirada incómodo—, pero en fin, bébanlo, el efecto es de cincuenta y dos horas. Les saldrá un animal aleatorio.

Mayl, Takeshi y Hikaru, con inquietud eligieron un frasco y lo destaparon, viendo la esencia mesarse dentro de el.

—Bien.—Hikaru decidió tomar primero, y con valentía lo bebió de un solo trago. Cuando terminó cerró los ojos con la incertidumbre y la esperanza de que no le toque un animal extraño. Un destello blanco lo cubrió de pies a cabeza, entre el velo se veía la silueta siendo añadida extremidades nuevas.

En el proceso, Hikaru emitía algunos gruñidos hasta que todo cesó; el brillo desaparició mostrando el resultado. Unas orejas puntiagudas y erguidas, su cabello se veía abundante y esponjoso, tenía un puro pelaje blanco por alguna zonas de su cuerpo como los brazos, colmillos filosos y una mirada intensa pero calmada. Se había convertido en un lobo de pelaje blanco.

Impactados por la sorprendente transformación, Cyrus se acercó con cautela a Hikaru y acarició con delicadeza su esponjoso pelaje, confirmando que las nuevas extremidades eran reales y palpables.

—¡Un lobo... ¡pues tengo algo para ti! ¡¡Algo que creé!!—exclamó Cyrus con una mezcla de emoción y desequilibrio.

Mientras Takeshi y Mayl bebían con determinación, y Hikaru observaba asombrado su positiva metamorfosis temporal, notó de reojo cómo Cyrus se aproximaba rápidamente sosteniendo un objeto en sus manos.

Con determinación, Cyrus elevó el objeto hacia el rostro del lobo, quien intentaba esquivarlo, intrigado por su propósito. Ante la persistencia, Hikaru retrocedió hasta chocar con la corteza de un árbol, facilitando la maniobra de Cyrus.

Tras un breve forcejeo, Cyrus logró sujetar las correas y colocarle el objeto, quien observaba con curiosidad y cierta incomodidad esta nueva adición a su apariencia.

Un bozal.

Sujetando con firmeza las barras de hierro, lo obligó a mantenerse en una posición inferior mientras argumentaba: —¡Los perros peligrosos deben cuidar sus colmillos cuando están entre otros! ¡Así que sé un buen chico y no te los quites!

—¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame!

Cyrus se aproximó más, buscando privacidad en la conversación, sus ojos llenos de furia se encontraron con los de Hikaru, y cada palabra que pronunciaba estaba cargada de resentimiento. —Desde el principio me esforcé por caer bien a todos ustedes, pero de ti solo recibía desprecio. Aunque ahora nos toleremos más, no puedo olvidar todo lo que pensabas de mí. Al menos una disculpa es lo mínimo que merezco.