43. Parte 2

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La bella noche esparcía su frío y sus oscuros sonidos, había sido la hora de encuentros para todos, donde los últimos en llegar a la posada fueron Takeshi y Hikaru, exhaustos luego de no detener sus diversos trámites, misiones, intercambios y negocios en todo el día. Pero habían conseguido una buena bolsa de medicina para vender o conservar.

Cyrus mostró en una botella de cristal bien cerrada, la extraña infección que había conseguido en el hogar de los conejos, muy parecida a la que encontró en la isla donde vivía. Compartió con todos ese hallazgo y sus conocimientos acerca de que "parecía estar apenas creciendo, pues no se había extendido tanto".

Kattie, Mayl y Evangeline también habían vuelto cansadas por todo lo que hicieron y los lugares que visitaron, sin duda alguna, habían visitado todo el lugar. Aunque ahora no podían mantener una conversación por mucho rato con Cyrus, Takeshi y Hikaru sin pensar en lo del día.

Sin excepción todos durmieron, pero a la hora, Mayl se levantó en silencio, se colocó la máscara que siempre conservaba en su cintura, abrió la escotilla de madera con cuidado de sus rechinantes tablas y salió rápidamente, sin darse cuenta de que toda su precaución no bastó para ocultarse de Takeshi, quien la miró desde el balcón de la habitación que compartía con los otros dos.

Mayl caminó por los callejones más oscuros buscando al ladrón, y por suerte, encima de un tejado vio su silueta iluminada por la luna, sin pensarlo subió hasta allí, ignorando el paisaje que se observaba y habló mientras se acercaba a sus espaldas: —Vaya, vaya zorrito. Hasta que te encuentro. jaja.

—Me llamo Ryuko Hanzo.—entornó su mirada astuta hacia ella, sonriendo de manera divertida.

—Ryuko, un nombre que no olvidaré.—respondió con una mezcla de diversión e intriga. Observó la mirada astuta y filosa de él, siguió su mirada hacia su mano, donde vió su reluciente anillo en su dedo—. Hey, eso es mío.—demandó.

—Ja, serás descarada.—Ryuko se giró para enfrentarla. Su expresión enigmática iluminada por la luz de la luna.—¿esto te trae hasta mí?—mostró el anillo.

—Devuélvemelo.—exigió con determinación, extendiendo su mano hacia él.

—Tu dame lo que me quitaste.—sonrrió de medio lado.

—Ya lo gasté.—se cruzó de brazos.

—Vaya, que problema...—colocó su mano en su barbilla para pensar—, me lo quedaría pero en realidad... no lo necesito. Así que tendrás que pagarlo de otra forma.

—Jaja, no seas idiota.

—Entonces me lo llevo.—apretó el puño con fuerza y se preparó para irse.

—¡Hey no! Espera—gritó—, ¿cómo quieres que te lo pague?—sonrió con picardía.

—Veo que eres una buena ladrona, así que quiero que me ayudes a robar la casa del gobernador.—extendió su sonrisa.

—¿Robar? JA está bien.—desvió la mirada y lo siguiente lo murmuró: —aunque Takeshi me dijo que no causara problemas...

—Bien, vámonos Hienita.

—Soy Mayl—gruñó.

—Pues vámonos, Mayl.

Bajo el telón del ladrón, Mayl y Ryuko de escabulleron por las sombras, entusiasmados por la gran habilidad del otro. Las ansias se avivan mientras más cerca están del gobernador.

Finalmente se ocultaron en un callejón cerca de el, para esconderse de los guardias. Luego de planear una estratégica entrada la pusieron en marcha. Con sigilo Ryuko se escabulló cerca de un arbusto mientras que Mayl se acercaba con toda su sensualidad hacia ellos.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora