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A los once años, Nadia nuevamente había tenido una cita con Takeshi, ahora más conscientes de lo que hacían, decían y sentían.
-Te mostraré algo impresionante, mí Nadia.-declaró Takeshi. Sostenía una esfera mediana en sus manos, la esfera levitaba en su mano y emitía un tenue brillo amarillo.
Takeshi dibujó con un dedo un símbolo en la esfera: el símbolo de la transformación; el segundo símbolo de la torre. Éste destelló transformándose es un enorme águila, plumaje marrón y ojos amarillos centelleantes.
Nadia mostró con sus labios su impresión, los mantuvo abiertos mientras la admiraba. La esfera se formó a su vez en un guante de gran grosor para el brazo de Takeshi donde posaba el águila agitando levemente sus alas hasta acomodarse.
-Pesa mucho pero ya lo puedo sostener.
-¡Es increíble, parece un ángel! ¿Puedo tocarlo?
-Claro-Nadia se acercó y lo acarició lentamente, sin miedo por el tamaño del mismo, el águila también se sintió contento con suave tacto de la niña, así elevó su plumaje-, es una herencia familiar, me lo dieron cuando mis padres murieron pero tuve que ejercitarme para poder mantenerlo.-cuando Nadia aún impresionada dejó de tocar, Takeshi lo elevó para que este volara dando círculos alrededor de ellos, haciendo que Nadia se juntara más a Takeshi pues volaba muy cerca de ella.-no se lo cuentes a Nadie.-exigió con suavidad.
-A nadie.-sonrió para luego abrazarlo.
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Takeshi leyó la carta lentamente para sentir todo lo que se transmitía en ella. Primera vez que recibía una respuesta y estaba completamente aliviado de saber sobre su bienestar. Suspiró de alivio y nuevamente quiso redactar una respuesta pero no tenía las hojas; tendría que esperar llegar a un pueblo para poder escribir.
-Vuelve- ordenó haciendo que el águila después de un chillido se transformara en la esfera que se unió al anillo de su mano izquierda.
Ya descansado decidió ir con Varg, mostrando una amigable sonrisa a todos los enanos. «Sigue mostrando esa amabilidad y acabarás consumido por la oscuridad del hombre» aún pensaba en esas palabras. Mientras se acercaba podía escuchar los sonidos de martillazos al metal. Con permiso entró a su local y apreció la imagen de Grunther y Varg forjando su nueva arma.-¡buenas, colega!-emitió Grunther-, ya está casi lista.
-Trabajan rápido.
-No solo eso, nuestras armas son las mejores. Nobles nos mandan encargos y mercaderes nos compran decenas de armas.
-¿Entonces a ustedes no los oprimen la sociedad?
-El rey Côrges tercero solamente, porque de resto ¿quién quisiera desperdiciar tanto talento?
-Sí, nosotros solo huimos de ese rey-reafirmó Varg.
Asintió, Zifkar es un completo problema para las demás especies y todo empezó cuando la iglesia de Ares quiso hacer honor a su dios de guerra y clasismo cambiando lo que debería ser un culto que motive a la imparcialidad y bondad, a uno que promueve a la esclavitud y guerras por el dios al que quieren representar. Aun así, siempre quiso entrar en ese concurrido lugar. Un reino grande de seguro tendrá valiosa información, sin embargo no conseguirá lo que realmente busca: aliados.
Luego de varios minutos de martillazos, Grunther le dijo a Varg: -deja que yo termine los detalles, tu ve a cumplir tu palabra con mi colega.- Varg asintió y fue directo hacia Takeshi, evitó que el curioso viera la espada antes de tiempo y se lo llevó a otra sala de la herrería para hablar. Una más amueblada y adornada para recibir visitas.
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Luang. De Lord a plebeyo.
Adventure¿Conoces la traición? Puede que sí, ¿pero conoces la verdadera traición? Una traición que va más allá de lo emocional o simple rechazo. Takeshi experimento tal traición de parte de su pueblo, quien a pesar de su diligencia, exigencia y esfuerzo para...