12. Misiones secundarias como en un juego.

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El trío salió del gremio con prisa, conscientes de que tenían una importante misión por cumplir que les permitiría obtener los suministros necesarios para su próximo viaje al pueblo vecino.

La tarea consistía en conseguir piel de Peltormen, unas bestias con una piel hermosa y resistente muy demandada por los diseñadores, en especial por las guerreras.

—Ryota —llamó Hikaru—, ¿qué son exactamente esos Peltormen?

—¿Recuerdas la criatura que Sir Xiao te ordenó eliminar la primera vez?—preguntó Takeshi.

—¡Esa criaturita tan linda! Cómo olvidarla, me miraba con ojos tristes.

—Esa solo era una cría —aclaró Takeshi—, los adultos son mucho más peligrosos, grandes y agresivos.—complementó Kattie.

Hikaru quedó anonadado y sin palabras, pero la duda sobre por qué la misión ofrecía tres monedas de oro por cinco pieles quedó resuelta. La tarea no solo era complicada debido a lo peligrosas que podían ser esas bestias, sino también porque encontrarlas era todo un desafío. Sin embargo, gracias a la frenética lectura de Takeshi, conocían la ubicación y los patrones de migración de esas criaturas.

Con Takeshi como guía, se adentraron en el bosque del lado sur y caminaron durante aproximadamente dos horas hasta llegar a una semi montaña de piedra. Aunque los demás pensaban que debían escalarla, Takeshi la rodeó hasta llegar al lago. Los tres se ocultaron tras un arbusto y desde la otra orilla del lago avistaron su objetivo.

—Sí son grandes.— afirmó Hikaru que se había quitado el vendaje.

Eran bestias de cuatro patas, como pumas, solo que más grandes, su pelaje es de color mixto, cambia dependiendo de la estación del año y el clima. Sus ojos eran feroces y sus garras parecían acero fundido.

—Estoy seguro que puedes darle a al menos tres desde aquí.—aseguró Takeshi.—, pero el resto se iría y será difícil localizarlos después. Por eso Kattie y yo nos posicionaremos cerca de ellos y atacaremos la retaguardia.—Takeshi los miró a ambos en busca de su opinión o aceptación, a ambos asentir, Kattie y Takeshi caminaron sigilosamente diez metros alejados de ellos. Rodearon el lago uno por la izquierda y el otro por la derecha.

Cuando ya estaban en posición hicieron una seña que Hikaru miró fácilmente. Él tomó su arco e hizo que apuntaba una flecha, a la par de sus movimientos y con concentración se formaron tres flechas, reguló su respiración y cuando estaba listo disparó. Flechas de presión de aire sacudieron las hojas, dominaron las corrientes opuestas y acertaron su objetivo, dos en la cabeza y al otro en el cuello.

—Tres perfectos. Aunque no me siento cómodo haciendo esto.—comentó Hikaru para sí mismo.

Los Peltormen sobrantes huyeron rápidamente, Takeshi y Kattie los interceptaron.—: solo los necesarios.—le ordenó a Kattie.

Un Peltormen decidió atacar con sus afiliados colmillos, Takeshi se defendió con su espada y Kattie aprovechó para atacarlo con dos cortes horizontales en su cuello, aterrizó en el suelo convirtiéndose en el objetivo de otro Peltormen, segundos antes del ataque Takeshi empuñó la espada a un costado de la bestia. Los restantes en vez de atacar huyeron rápidamente.

—No son tontos.—opinó Kattie.

—Hay muy pocas bestias que son tontas y a ninguna hay que subestimarla o acabarás muerta.— luego de ese consejo sacudió su espada ensangrentada y la guardó.—: con esto son cinco, justo los necesarios.

—¿Y cómo nos vamos a llevar esto?—preguntó Kattie.

—Esa sí es una buena pregunta.

Las bestias son pesadas y aunque pueden arrastrarlas se tardarían mucho y tendrían que hacer más de un viaje.

Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora