Tristeza

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Y la chica comenzó a llorar,
lloró y lloró y nadie se preocupó,
rogó con sus ojos y nadie la abrazó.

Las lágrimas saladas fluyeron por sus mejillas, surcando la tierra y formando un charco de agonía que creció y creció.

El agua comenzó a aumentar, a nadie le interesó.
La chica se ahogó en su propia tristeza y nadie la consoló.

Las casas comenzaron a inundarse y las carreteras a romperse, pronto el agua llegó a las rodillas y todos comenzaron a preocuparse.

La inundación se llevó miles de vidas, arrasó con desesperación todo a su paso.

Un día el agua retrocedió, dicen que la chica se quedó sin lágrimas para derramar, la tristeza dió paso a la furia y una vez más su maldición azotó al mundo.

Un paseo por lo macabroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora