La mejor amiga (II)

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Las aves se movieron y huyeron, el silencio se hizó presente y la neblina llegó con un aire gélido congelando el ambiente.
La chica que solía llamarse su mejor amiga se miró al espejo, arreglo su cabello y se limpió el maquillaje corrido.

Fingir llorar es desgastante y está harta de inventar falsas palabras y anécdotas.

¿No podía esa loca matarse en silencio?
Tuvó que hacer todo llamativo y meterlos en un buen aprieto.

Claro, todos hablarían de el suceso un buen tiempo hasta que encontrarán algo más para juzgar.

Nadie podrá señalarlos, se ha encargado de tirar todas las notas llenas de amenazas.

También pasó parte de su vida fingiendo que su amistad era oro, sustraía sus secretos para después exponerlos a sus espaldas y reírse a cuesta de ella.

Estaba tan concentrada en intentar parecer inconsolable de nuevo que no se dió cuenta de la sombra que entró escurriéndose por la oscuridad.

La encargada de limpieza la encontró esa misma tarde.

Tenía la cabeza retorcida hasta la espalda con los ojos fijos y una mueca de terror, sus brazos también habían dado la vuelta y sostenía un cartel escrito con sangre.

No debo de hablar a las espaldas de los demás.

Un paseo por lo macabroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora