Proteo y descenso al Inframundo

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Proteo, súbdito de Poseidón, conocido por su capacidad profética y su metamorfosis. Vacilaba en la decisión que debía tomar.

Desde hace mucho tiempo acompañaba al tirano de los mares, su habilidad de ver a través de toda la profundidad del mar le daba mayores responsabilidades. A tal punto que se transformó en la mano derecha de su amo.

Siempre sería leal a él. No sabía cómo explicarlo pero parte de su existencia estaba ligada al mar de un modo que no podía alejarse.

Poseídon había respetado gran parte de sus deseos y había depositado su confianza.

Eso era suficiente.

Cuando el Ragnarok terminó, el dios de los mares no había regresado. La derrota del "Dios Perfecto" ante un humano era imposible e inverosímil. Sin embargo, ese mismo humano, que había participado en la tercera ronda, había decidido salvarlo. Resucitar a todos los caídos, dioses y mortales por igual.

Para Proteo, Sasaki Kojiro era un humano indescifrable. Aunque siempre tuvo la certeza que era un mortal valiente.

Desde su llegada al templo se le encomendó cuidarlo, velar por su seguridad. Seguiría al pie de la letra el plan de su señor.

Día tras día, veía cómo su amo intentaba sin éxito conquistar el corazón del humano. Él mismo le llevaba regalos para el mortal pero todos eran rechazados. Sasaki Kojiro no tenía ningún i Teres en ellos y pasaba su tiempo encerrado.

-¿Por qué no acepta los sentimientos de mí amo? - preguntó aquel día el dios inferior al espadachin quien miraba a través de la ventana.

Proteo no esperaba una respuesta concreta. Más su curiosidad había ganado.

-Porque quiero ser feliz - expresó con tono suave y certero. Le sorprendió como un humano podía mantenerse firme después de todo el daño sufrido. No habia ningún rastro de reproche.

-¿Acaso puede serlo en esta situación?- agregó Proteo rápidamente. La felicidad no era posible en aquellas ruinas.

-Mientras pueda proteger a Hades -san. Y pueda enfrentarme a Poseidon, puedo pensar en un oportunidad.

Aquellas palabras le causaron un gran impacto. Aunque trató de disimularlo, Proteo entendía a medias a los humanos. Gran parte de ellos lo habían buscado por su profecias y sus intenciones eran simplemente mundanas, sobre todo egoístas.
La vida de un humano era tan miserable y aún así, querían escapar de las desgracias porque, en el fondo, sentían que no lo merecían. Pero los humanos no comprendían que nadie inocente las merece. Las tragedias están cuando se trata de culpables.

Ahora su amo, el rey del Inframundo y el humano estaban envueltos en un complejo telar de acontecimientos.

-Él señor Hades se encuentra bien - expresó el sirviente divino mientras llevaba en sus manos la vajilla con el resto de la comida sobrante. Sintió la necesidad de informarle sobre él.

-Gracias por decírmelo... Por favor, no le digas nada de mí - pidió el mortal.

- No tengo permitido ayudarlo- dijo Proteo - pero... Puedo decirle sobre su estado-  Le sorprendió la facilidad con que había aceptado las órdenes del humano.

El Einherjar asintió y lo despidió.

Salió de la habitación pensando en sus propias acciones. Sabía que estaba desobedeciendo a su amo. Todo porque su consciencia le dictaba que estaba mal. Ya había visto demasiados crimenes. No quería que el dios Poseidon cayera en un vacío irreparable.

Poco tiempo después, ocurrió el accidente.

Sabía que su amo no estaba en condiciones para ayudar al humano, pero su decisión era definitiva. Se mantuvo afuera de la habitación expectante y atento ante cualquier pedido. Sasaki Kojiro no podía morir.

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