Un día

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Los rayos del sol lo despertaron.

Aún conservaba su ropa del día anterior.

Desde la llegada al Consejo donde Zeus prácticamente negaba toda participación divina en la fiesta. La inesperada visita de Loki a Okita mientras estaba solo y el temor de Hades por la amenaza de Poseidón, habían hecho que todo el día fuera agotador.

Una mezcla de peligro inminente y una segura paz.

El humano después de despedirse cayó sobre su cama sin siquiera cambiarse.
Al menos por ahora todo estaba pacifico debía aprovechar el momento para descansar.

Levantó su mano para bloquear en un vano esfuerzo los rayos del sol que se filtraban por la ventana.

-Debería ver a Sasaki... Sería muy divertido molestarlo un poco - dijo con una sonrisa en sus labios.

Le hacía gracia cómo se había dado toda la situación. Pero finalmente, tanto Hades como Sasaki estaban juntos.

Se levantó lentamente tomando entre sus manos la venda que cubría sus ojos. Un extenso bostezo escapó de sus labios. No debía engañarse, aunque tanto Hades como Kojiro habían aceptado sus sentimientos, el peligro estaba latente en la figura de Poseidón.

-Seguramente... el mensajero sabe dónde  está. Creo que tendré que visitarlo también - dijo para después levantarse.

En poco tiempo ya se encontraba listo y caminando hacia la habitación del samurái. Era una ventaja que sus habitaciones estuvieran cerca una de la otra.

Mientras caminaba el recuerdo de su conversación en la fiesta con Hermes se presentó. Aunque el dios no había aceptado su ayuda tampoco se había negado completamente.
Llegó a la conclusión que debía intervenir y ayudar a Hermes con sus sentimientos. Quizás de esa forma, acabase como acabase, el tirano de los mares olvidaría a su hermano.

-Con permiso - comentó con la intención de ser educado en la puerta. Sin embargo, su mano ya había tomado la cerradura para abrirla aplicando la mínima cantidad de fuerza posible.

Varias veces lo regañaron por sus entradas impacientes y destructivas en cualquier residencia. Y siempre debía explicar la misma razón: "A donde quiera que camine ahí habrá un camino..Para qué esperar si todo puede resolverse sin necesidad de puertas."

Al entrar pudo ver que Sasaki no estaba en ella. Su cama estaba levemente desordenada y parte de su kimono amarillo estaba en el suelo.

-Esto no es normal. Él es bastante cuidadoso con sus cosas. No dejaría esto así - comentó inspeccionando con más detalle la habitación. Sin embargo, no encontró nada más, al menos nada más extraño - quizás ya se ha despertado y está con los demás - se respondió para luego salir del lugar y bajar por las escaleras.

En el primer piso, algunos einherjar estaban desayunando y conversando apasionadamente.

-Lo digo en serio, Okita no puede volver a ver a ese desgraciado - dijo Raiden mientras comía.

-Eso ya lo sabemos - agregó Simo Haiya con impaciencia - el punto es que no va a escucharnos. Una vez que se recupere, va a ir a buscarlo solo.

-Es cierto, sir Raiden. Our little brother no es una persona que consulte sus decisiones. Además, me atrevería a decir, no... afirmo que ni siquiera dará señales de su decisión a su vicecapitán. No después de que le negara enfrentarlo. Entonces, solo queda pensar en la posibilidad que tampoco nos lo dirá a nosotros.

Raiden bufó mientras los demás asentían. El cuarto luchador tenía un buen punto.

Qin Shin Huang dió una mirada rápida sin detenerse en la conversación. Tenía la extraña sensación que debía hallar a Sasaki pero tampoco estaba allí.

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