Hermes

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Habían llegado a la residencia de los dioses infernales.

Ninguno sabía a ciencia cierta cómo. La misma adrenalina los dominaba. Sin mencionar la enorme tensión que era evidente en sus rostros.

Todas las sospechas del emperador aumentaron al ver a los sirvientes y algunos dioses inferiores prohibiendo la entrada.

-No....... algo debe haber .......sucedido - susurró Nikola.

Aquellos dioses reconocieron de inmediato al científico humano, sabían que su señor y el humano eran cercanos.

-Estoy buscando a Belzeebub, ¿pueden decirle que estoy aquí? - dijo el einherjar.

Los sirvientes se miraron entre ellos. Debían decirle sobre el ataque hacia el señor de las moscas.

-El no puede recibir a nadie. Anoche fue atacado - dijeron sin querer dar detalles.

-Eso no es posible.... - Nikola miraba atónito la entrada.

El señor de las moscas era un inmortal fuerte e inteligente. Lo había visto y sufrido en carne propia en la octava ronda del Ragnarok.

-¿Él está herido? .......¿Belzeebub....? - preguntó con temor. Apenas podía articular unas preguntas inconclusas. El nudo en su garganta solo había aumentado.

- Sí, por eso usted debe abandonar el lugar - respondió uno de los demonios. Muy pocos miraban con empatía la intromisión. Otros, solo querían que el mortal regresara a sus tierras y dejara trabajar en paz.

- Mi señor necesita descansar. Sus heridas no son profundas o graves pero le llevará algunos días sanar por completo - comentó otro.

-¿No saben quién lo hizo? - preguntó exaltado el científico siendo escuchado por Qin Shin Huang quien estaba a pocos pasos.

-Me temo que no. Solo podemos deducir que fue obra de otro dios.

-¡Tesla! - lo llamó Qin.

El emperador había escuchado todo.
Para su mala suerte, todo apuntaba a la misma amenaza. No quería alertar a los demás pero tampoco podía darse el lujo de seguir esperando. Y su propio instinto le gritaba que debía obtener más información.

- Sé que quieres quedarte pero no servirá para ayudar a Belzeebub.

Nikola miró al emperador para reprocharle. Quería estar con el señor de las moscas. Muy pocos eran capaces de herirlo y huir. Sin embargo el oriental intervino abruptamente:

-Recuerda que aún hay dioses peligrosos que buscan atacarnos. Posiblemente alguno haya enfrentado a Belzeebub y si tú terminas herido, definitivamente me matará por no detenerte - Qin colocó su mano en el hombro de su hermano. Aunque tratará de calmarlo, sabía que eso no era la solución. Le diría la verdad a Tesla

Cuando Tesla lo vió años ojos continuó

- Es difícil contenerte y dejar a alguien importante cuando está herido pero creo que algo grave está pasando. Si te quedas, esto solo podría empeorar más - expresó con una mezcla de severidad y calma.

-¿A qué te refieres, Qin? - preguntó Tesla - ¿Algo grave?

-Desde esta mañana, no he podido encontrar a Sasaki - Tesla miró con atención al humano- lo he estado buscando y pensé que podría estar aquí con Hades. Y ahora, este ataque solo significa una cosa.

El científico agachó la mirada. No había ninguna falla en su lógica. En contra de sus sentimientos, finalmente asintió. Debía reconocer la realidad.

-Está bien, regresemos a la mansión- dijo cediendo - por favor, matengame informado sobre él estado del señor Belzeebub - pidió a los sirvientes infernales antes de dar un paso hacia adelante y alejarse.

Qin Shin Huang miraba el andar pesado y veloz de Nikola. Era consciente que pedía demasiado. No obstante, no había otro camino. Todo indicaba que Sasaki y Hades estaban en peligro.

-"Debo ver a Hermes, sólo él puede ayudarnos"- pensó para sí mismo.

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Cerca del palacio de Poseidón, el dios mensajero se había autoexcludido después de la resolución del Consejo.

Solo podía pensar en él.
En el peligro que corría, en su absoluta terquedad y orgullo. En la obsesión que lo mantenía unido a un humano que solo lo rechazaba.

Y más allá de todo no podía culparlo. En ese preciso momento, él estaba haciendo lo mismo. Estaba luchando por él.
Pero, jamás podría lastimarlo.
He allí la diferencia entre su tío y él.

Aunque sentía algo por Poseidón, no lo obligaría a corresponderle.

La soledad que vió y vivió con él. Sus escasas sonrisas y palabras....

Conocía el dolor y la inestabilidad que el dios de los mares había creado a su alrededor. Prácticamente había sido parte de su tiranía y su contante amenaza.

Ahora todo el Valahalla estaba buscándolo.
Y él no podía hacer nada por él porque Poseidón había dejado en claro su rechazo.

Otra vez miró al lago frente a él mientras sostenía aún su violín.

¿Cuántas veces, ese instrumento había calmado las olas tempestuosas en el corazón de su tío?
¿Cuántas veces su música se había fusionado en la melodía producida por los labios del dios de los mares?

-¡Hermes! - gritó en ese instante una voz a sus espaldas.

El dios mensajero dejó el instrumento sobre la arena y vió como el emperador se acercaba a gran velocidad en su dirección.

-¡Dime dónde está! - ordenó demandante el einherjar.

-Señor emperador no debería estar aquí - dijo con seriedad el dios mensajero. No tenía ánimo para hablar con el mortal y no toleraría su impertinencia - retirese ahora

-Hermes, dime dónde está Poseídon...es urgente - dijo recobrando un poco la compostura.

-No sé a dónde está.... - dijo el hijo de Maia para voltear y contemplar el lago frente a él.

-Me cuesta creerlo. Tú no dejarías que corriera peligro....

-No sabes nada de mí, emperador - interrumpió el griego - no sabes nada

-Claro que no, pero conozco tus sentimientos por él y eso es suficiente para venir aquí - exclamó con poca paciencia mientras tomaba con sus brazos los hombros del dios. Hermes no pudo evitar fijar su mirada en aquel humano. Aunque llevaba su venda, sentía la mirada fulminante sobre la suya

-No sé dónde está el dios Poseidón - repitió con tono amenazante - si tanto quieres encontrarlo, ve con el humano. Él jamás se alejaría de ese Einherjar - con un movimiento rápido golpeó una de las manos del mortal logrando safarse.

Qin apretó su mandíbula molesto. Realmente parecía que no mentía. Ese enojo en su voz nunca antes lo había demostrado.

-Sasaki ha desaparecido - dijo el emperador - Belzeebub ha sido atacado por un dios y Hades tampoco aparece.

Hermes se estremeció.

¿Qué era lo que estaba diciendo?

¿Desparecido? ¿Un ataque?

-Es imposible. Ningún dios puede ....

-Es lo que está pasando, mensajero- dijo impaciente - y la única persona que puede dar una pista del principal responsable eres tú.

Hermes miró al humano.

-Poseidón no..

-Hermes - dijo con gravedad el emperador - Solo él podía hacerlo. Y si quieres ayudarlo, deberías venir conmigo - sentenció el humano.

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