Hrist

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Habían pasado unas lunas desde que lo vió por última vez. Si la primera reacción que tuvo era de temor ahora había arraigado una profunda incertidumbre.
Dos amenazas, cada una por protección a Poseidón cuando no era necesario.
Derrotó a Poseidón pero era indefenso a la par de los dioses. No era un peligro, era el perdedor más grande la historia humana.

Sasaki recordó otra vez la mirada de Hades sobre él. La sensación de su fuerza en su brazo, la distancia mínima entre ambos.
A pesar del odio que emanaba el dios griego, a Sasaki no le desagradaba. Sabía que su amenaza nacía del deseo de proteger a su hermano menor. Ese pensamiento solo le provocaba simpatía.

-"Aunque sea imposible. Me gustaría verlo sin riesgos de por medio" - pensó mientras empuñaba otra vez su katana.

Había estado practicando sin parar por varios días y noches. Sus manos estaban empezando a presentar pequeñas heridas, las gotas de sudor y algunas ojeras ya estaban apareciendo.

Necesitaba enfocarse en su entrenamiento. No más dioses, no más discusiones o amenazas. Solo la paz y la calma de una práctica exhaustiva que lo dejara incapaz de estar concientes de la realidad.

Las luchas contra Jack y los otros Einherjar le permitieron mejorar su precognición. La misma había avanzado tanto que casi funcionaba como una visión del futuro similar a la que veía el profeta Nostradamus. La principal diferencia radicaba en la representación de esas imagenes.
Kojiro podía manifestarlas en la realidad como si estuvieran sucediendo. Sus visión había roto la segunda dimensión para aparecer frente a sus narices.

-"estoy dominando su duración cada vez mejor"- pensó mientras veía ese holograma personal atacando al muñeco de prueba.

Por otra parte, su valkiria Hrist lo acompañaba en todo momento para ayudarlo de ser necesario. Conocía el temperamento del japonés y amaba su dedicación por el arte de la espada. A veces habían largas discusiones entre ambos porque esa pasión llevaba a los límites al espadachin y su cuerpo era severamente dañado.

Las dos versiones de su Valkiria realmente era letales cuando estaban juntas. Kojiro siempre sentía que apenas podía responderle y mantener su natural sonrisa.

-"Brunilda, tenía razón. El es excepcional" - pensaba. Sin embargo, algo la sobresaltó. Pese a la fuerza del espadachin, el objetivo seguía intacto.

-Esto no es normal- dijo mirando hacia su compañero. Conocía su rutina, sus gestos, la posición y distancias entre cada ataque.
Hirst juraba que había algo diferente.

Sasaki era un hombre sumamente inteligente, analítico aunque pecara de distraído. Pero su mirada parecía pérdida en un hilo de pensamientos que desconocía.
Esto podía verlo también en su entrenamiento. Aunque externamente su agilidad parecía intacta, muchos ataques fallaban cuando estaban cerca de algún blanco, no solo de aquel muñeco.

-Practicamente solo está afinando su falla- dijo para si mísma. Aunque existiera la posibilidad, se preguntaba ¿Qué será aquello tan importante que Kojiro solo podía pensar en ello? ¿Qué era lo que le preocupaba más que su técnica con la espada?

De pronto una voz la sacó de sus reflexiones.

-Oye - dijo con tono grave aquél. El mismo dios que enfrentaron y vencieron. Como siempre nunca la miraba a los ojos y se dirigía despectivamente a ella.

-Dios Poseidón, no tiene permitido estar aquí - dijo la versión agresiva de Hrist. Las Valkirias eran más conscientes de su fuerza y de su autoridad frente a los dioses. Nada le agradaba más que poder defender a su compañero de un dios tan problemático como el tirano de los mares.
Después del Ragnarok, las guerreras fueron ascendidas por vencer en la lucha.
Su poder había aumentado pero aún estaban por debajo de dioses como los Olímpicos.

-No te entrometas- dijo alejándose rápidamente de ella mientras miraba fijamente los movimientos del espadachin.

Hrist no pudo moverse más rápido y no quería que Sasaki se distrajera con su pelea con el dios. Aunque la enfurecía, debía dejarlo.

-Miserable - susurró con rabia la guerrera.
"¿Cómo era posible que Sasaki siguiera hablando con un tirano como él? ¿Acaso él es la razón por la que no podía concentrarse?"- esa preguntan la tenía intrigada y molesta. Pero estaba segura de algo: protegería a Sasaki de cualquier dios.

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