Hallazgo

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Mientras tanto, en aquella celda en las profundidades del templo, el tirano de los mares abrió la puerta para salir.

Antes de marcharse vió el resultado de su pelea.

-Era inevitable que terminara así - dijo con seriedad - no puedo permitir que te quedes con él -  comentó cerrando la puerta detrás de él.

El dios se recostó sobre la pared.

Se sentía extremadamente agotado. Su hermano había dado una gran pelea, debía admitirlo.

-Mi señor - dijo una sirvienta que se acercaba a él por el pasillo.

-Dilo ... - demandó con gravedad. La joven ninfa no lo dudó ni un instante.

-Él humano ha regresado... Su hijo, Tritón lo trajo de vuelta - expresó temblando.

Para nadie era un secreto que Poseidón despreciaba a sus hijos. Y pensar que uno de ellos había recuperado al humano era bastante improbable.

Nadie sabía cómo podría reaccionar.

-¿Dónde están? - preguntó el dios sin mirarla y comenzando a caminar para salir de ahí.

-En la habitación del mortal. Fue allí en cuanto llegó

Poseidón apretó sus dientes, molesto. Ese hijo suyo era bastante arrogante para atreverse a intervenir en sus planes.

Y le enfurecía sentir ciertos celos aumentar por el simple pensamiento que estuvieran solos en aquella habitación.
Pero debía hacer algo antes de encontrarse con su samurái.

-Oye - llamó a la sirviente que seguía mirando al suelo temblando - encargarte de eso - señaló la celda - nadie debe saberlo. ¿Lo entiendes? - ordenó con fiereza.

La ninfa marina asintió.  Luego salió a buscar a los demás para que pudieran ayudarla.

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Entró con la mirada fija en aquellos dos seres frente a él.

Su humano estaba acostado en la cama. Al parecer sin ningún daño.

A su lado, estaba recostado sobre la pared, uno de sus hijos.

Ambas miradas se cruzaron ante su llegada.

-¿Dónde está Proteo? - cuestionó sin mirar a su hijo para fijar su mirada en el mortal.

Poseidón se acercó a la cama y escuchó cómo gemía en sueños el japonés. Antes eso no había sucedido. Era muy probable que despertara.

-Lo maté. Murió tratando de detenerme. Había huido con el mortal seguramente hacia la mansión de los humanos - respondió sin ninguna emoción Tritón

-No vuelvas a acercarte a él - ordenó el dios

Tritón bufó con molestia y salió de la habitación. Al parecer su padre había sido capaz de sentir su poderes cerca del humano. Mejor era marcharse y esperar que los demás dioses llegarán al lugar.

Después podría cumplir su objetivo.

Una vez solo, el tirano se recostó acariciando los cabellos de Sasaki.

-Debemos irnos, Sasaki. Hay un dios que puede ayudarnos a que despiertes. Te llevaré con él. Ahora tenemos todo a nuestro favor - expresó con una media sonrisa.

Tomó al humano entre sus brazos y dió una última orden a sus sirvientes.

Reunidos cerca del Nóos, escucharon al dios de los mares.

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