Entrega

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-Ten cuidado - le dijo el francotirador a sus espaldas antes de que el joven samurái entrara en la habitación.

A pesar de no recibir respuesta, Simo Häyhä regresó sobre sus pasos para dejarlo solo.

Okita no lo dudó.

Al abrir la puerta, el capitán de los Shinshegumi vió al emperador sentado sobre una sillón cerca del ventanal. Detrás de aquello, lo esperaban.

-Hola, enano - expresó como saludo y con calma el líder chino.

En otro momento, el joven samurái lo hubiera atacado por llamarlo así pero, en ese instante, su mente estaba centrada en aquel miserable dios.

Okita avanzó sosteniendo en su mano la empuñadura de su katana.  A Qin Shin Huang no le pasó desapercibido el gesto. Conocía el potencial del Einherjar en batalla, el problema eran sus emociones.

-Me quedaré aquí. No quiere ser escuchado por mí pero no dudaré en intervenir pase lo que pase. Sé que quieres vengarte y lo harás. No obstante, él es el único que puede llevarnos hasta Kojiro. Aún no puedes matarlo- dijo el humano con gravedad como advertencia a su hermano.

El japonés atravesó aquel ventanal hacia el exterior asintiendo. Solo por Sasaki haría el esfuerzo.

Allí lo vió.

El dios, recostado sobre el barandal en aquella terraza, levantó su vista hacia él. Aquellos ojos amatista le producían asco. Le recordaban el maltrato, el dolor y el placer forzado.

Okita había revivido en sus sueños aquella noche de la fiesta. Su fuerza rendida ante él; su cuerpo recibiendo caricias que lo estremecían y su mente perdida entre gemidos propios y ajenos.

No quería humillarse o verse débil. Le era tan difícil controlarse.

-"Quiero matarlo" - pensaba mientras avanzaba hasta que vió cómo el dios suspiró  suavemente  -"¿Acaso estaba siendo condescendiente con él? ¿ El maldito se compadecía de él?" - eso era la último que iba a soportar.

Okita se abalanzó sobre el nórdico. El movimiento de su espada había provocado un pequeña herida en el cuello del inmortal. Loki no se inmutó, al contrario, una risa se extendió por el lugar.

-Vaya, vaya, vaya. Sabía que no perderías el tiempo, pequeñín - dijo con alegría.

-Maldito - gruñía el japonés - di lo que tengas que decir así puedo matarte de una vez - amenazó ejerciendo más presión.

-Oh querido... veo que aún no puedes olvidarme - agregó el inmortal levantando su mano para tomar el arma de su cuello - yo tampoco puedo hacerlo. Eres demasiado para mí - confesó apartando con un movimiento rápido y brusco la katana. Luego aprisionó el cuerpo del contrario contra el suyo, dificultando su escape - no sabes cuánto deseo tomarte otra vez.

-¡Basura! - gritó con furia el humano resistiéndose - ¡sueltame!

- Tranquilo - comentó  casi con dulzura y abrazó al humano. Okita tuvo que colocar su cabeza en el pecho del dios. El capitán forcejeaba tratando de apartarlo - solo debo decirte algo...

-¡Dilo de una vez! - gritó el mortal enfurecido con su mirada llameante fija en el otro.

Loki sonrió. Amaba tanto al humano. Un amor tan enfermizo y más problemático que él.

-No tienes que ser agresivo. Sé que lo que te diga no te afecta en nada, enano pero antes de morir me gustaría ser un idiota - expresó el dios - te amo humano.

Okita se estremeció. Sentía una gran mezcla de emociones en su interior: rabia, ira y odio.

-¡Eso no me importa! No quiero nada de ti - respondió agresivo.

El gritó había sido escuchado por el emperador, más inconscientemente, decidió esperar.

Loki sabía que estaba al límite, aún así, acercó al einherjar para forzarlo a besarlo. Apenas sus labios se rozaron, el nórdico lo apartó lejos.

Okita adoptó su posición de ataque. Su agarre sobre la katana se mantuvo firme.

-Lo sé, humano. Pero los dioses somos seres egoístas. Aquel día te tomé sin esperar esto.... - Loki cerró sus ojos y ladeó su cabeza en gesto despreocupado - si voy a morir, lo haré sin arrepentirme. Eres libre de odiarme y los humanos me condenarán. Así que .... puedes matarme ahora - dijo para después señalar su cuello - no me importa si eres tú.

Una última broma. Un último engaño. Solo y exclusivamente para su rival.

Okita bufó en desagrado. Quería matarlo pero sus instintos le repetían el mismo pensamiento: todo era un juego. Maldita sea el dios del engaño estaba jugando con él de nuevo.

-No lo haré, maldito. Ya es hora de que digas todo lo que sabes - amenazó apuntando con su katana - no perderé el tiempo contigo.

Loki sonrió. Nunca podría aburrirse con el pequeñín. De pronto, el dios levantó sus manos.

-Me entrego - confesó el nórdico - puedes venir, emperador.

Unos segundos después, Qin Shin Huang ya estaba a la par de Okita Soji.

-Ahora que ya hablaste con él. Nos dirás lo que sabes - ordenó con gravedad.

- Ya que cumplieron con mí deseo, me entregaré. No pienso huir, emperador. No tengo mucho tiempo, de todos modos. La semilla aún sigue teniendo efecto en mí. Solo quería ver al enano antes que nada - dijo con seriedad. Loki miraba fijamente a los humanos frente a él .

-¿Dónde están? - demandó otra vez el chino.

-El rey del Inframundo y el humano se encuentran en las ruinas de la ciudad de Troya. Poseidón ha construido un templo submarino allí. Si yo estuviera en su lugar iría ahora mismo. Hades también ha comido esa semilla y debe estar en peores condiciones que yo.

-¿Qué quieres decir con eso? - preguntó el joven samurái.

-Supongo que Hermes no se los dijo. Esa semilla obliga a quien la come a vivir en el Inframundo. Es como si cualquier se viviente estuviera conectado a él. Sin embargo, si una persona la come por segunda vez, un veneno se extiende por su cuerpo. Claro que para un Dios eso podría llevar tiempo e incluso tratarse. Pero Hades ha perdido parte de su poder debido a su antigua esposa - Loki hizo una pausa para  acercarse a los humanos, específicamente  al emperador - ¿Nunca has pensado que era extraño que el rey del Inframundo haya perdido contra ti, emperador? - expresó con matiz de burla el nórdico.

-No soy tan débil - contestó sin dudar el einherjar mayor.

-Bueno, podrás tener razón pero Hades es el mayor de los dioses del Olimpo. Lidera a los dioses infernales. No era un oponente que podría ser derrotado por ti. Su falta de poder le jugó en contra. Pero si quieres salvarlo, deberías buscarlo ahora y no perder el tiempo discutiendo conmigo.

Loki tenía razón.

-Okita encargarte de vigilarlo. Iré con los demás y Simo está esperando afuera - Expresó el emperador y después salió de la habitación.

Qin Shin Huang podía sentir como la adrenalina crecía en su interior. Paso a paso, decidía sus movimientos. Primero buscaría a Tesla. Con su vehículo llegarían rápidamente hasta aquellas ruinas. También debía buscar a la mayor de las valkirias. Ella conocía la ubicación precisa y podría alertar a los demás.

Poco a poco, se extendió por toda la mansión la información descubierta.

-"Pronto saldremos a buscarlos"- pensó el emperador.

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