Hermanos

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Han pasado tres días desde que Sasaki tuvo el accidente. Poseidón no había querido acercarse a él. Su propia frustración lo frenaba.

-¡Lo lamento, mi señor! - suplicó rendida aquella sirviente a medio vestir postrada a sus pies.

Poseidón la decapitó al instante.

-Escorias - masculló con ira. Tanta rabia contenida lo sacaba de quicio.

Había intentado tomar a cuanta ninfa se le ofreciera. Sin embargo, ninguna de aquellas había logrado calmarlo.Limpió la sangre de su tridente. Hasta la sensación del líquido escarlata lo repugnaba.

Mientras más pasaba el tiempo, mientras más extendían su toque hacia él intentando provocarlo, más lo asqueaba.

-"Sasaki... "- murmuró Poseidón. No podía olvidar al humano. Admiraba su resistencia, su orgullo y al mismo tiempo temblaba de impotencia ante su rechazo -" Casi fuiste mío"- se repetía tratando de ignorar la realidad.

Horas después del accidente, el humano no daba respuestas.

Quizás había ejercido demasiada violencia sobre él. Quizás debería haber tenido en cuenta su estado débil y no dejarlo sin aliento. Pero los celos se apoderaron de él.

Sasaki amaba a su hermano. Y era doloroso.
Esa verdad lo llevó a pensar en los dioses olímpicos. Su familia no se caracterizaba por ser comprensivos o mesurados en cuanto a sus pasiones. Historias de raptos, violaciones, metamorfosis de animales e incluso constelaciones, era casi normal para ellos. Si un ser despertaba el deseo, la mayoría terminaba cediendo.

-Iré a verlo, que nadie me moleste - ordenó con furia para salir de la habitación. Poseidon caminaba intentando no destruir todo a su paso. Vagaba por el templo ansioso y enfurecido. Maldecía su suerte y la terquedad del humano.

Estuvo a punto de perderlo. También a punto de tenerlo.

-"Po..sei..dón... Yo... lo amo... Amo a Hades-san - confesó apenas audible el humano - le prometí... le dije... que quiero....ser feliz con él ".

- ¿Quieres ser feliz?. A pesar de todos, hubiera cambiado por ti- murmuró con un odio creciente. Una idea súbita estaba adquiriendo importancia. Ya lo había hecho antes, el Valahalla estaba buscándolo. Y, Hades se lo merecía. Debía destruir a Hades de una vez.

El dios griego estaba poseído por su propio rencor. Avanzó a una velocidad que desconocía. Buscó a Proteo con intensidad a su paso. Antes de ver a Hades, le encargaría que vigilará al humano

Fue inútil. El dios inferior no apareció. Descendió directamente hacia donde había estado encerrado su hermano. Sintiendo la presión en su pecho, se detuvo antes de entrar.

-"¿Qué es lo que exactamente debía hacer?" -se cuestionó. No debía ser impulsivo. Si mataba a Hades, ¿Realmente Sasaki lo amaría?

La respuesta estaba ante él, una vez que abrió la puerta.

Pudo verlo.

Apesar de sus heridas, el dios veía la lucha que libraba su hermano mayor.

-Hades - lo llamo acercándose. Solo había una forma de confrontarlo.

Una pregunta.

Si Hades había renunciado finalmente a su humano, Si su amor había sucumbido a su propio sufrimiento, entonces lo llevaría de nuevo al Hellhiem. Encerrado en el tártaro hasta que recuperará sus fuerzas o los demás dioses lo encontraran.

Rabia.

Dolor.

Acabaría con todo, era una decisión que había postergado demasiado tiempo.

Se acercó a las esclavas de su hermano. Con un movimiento de sus manos, las destruyó. Los brazos se azotaron en el suelo. Una mueca de desagrado lo inundó por un momento.

-"¿Siempre había sido tan débil su hermano? ¿O ahora que estaba frente al dios que más odiaba había sido capaz de ver su verdadera forma?. ¿Su estima había desaparecido por completo?. Definitivamente no entendía por qué Hades había sido importante para él."

Mientras tanto, el rey del Inframundo mantenía sus ojos cerrados. Su situación empeoraba. Podía escuchar unas palabras en la lejanía pero sin reconocer con éxito la voz. Los únicos que habían venido a verlo eran Proteo y su hermano.

Proteo hubiera hablado y calmado su dolor.
Había aceptado ayudarlo.
Desde que comió aquella semilla, estaba muriendo y quería proteger a Sasaki antes de hacerlo.

Sacaría a Sasaki del templo con su ayuda.

-"Mi señor, debo decirle algo - dijo en duda el sirviente. El dios lo vió con atención - El humano está grave.

Hades palideció.

-Sasaki, ¿qué sucedió? - demandó con un grito y tomando con fuerza al sirviente frente a él

-Por favor, debe calmarse. Le diré todo - dijo para regresar al inmortal al su posición inicial. Lo recostó sobre la pared y colocó sus manos sobre sus piernas para evitar el peso - el humano perdió el equilibrio y casi muere ahogado por el mar. Mí señor Poseidón logró salvarlo a tiempo. Ahora está tratándolo y no deja que nos acerquemos.- hizo una pausa. Vió como el dios griego prestaba atención a su relato - intentaré verlo cuando él haya salido. Pero, si es grave quizás no tenga mucho tiempo.

Hades lo comprendió.

-Proteo, debes sacarlo de aquí.

-Mi señor, Hades ... Yo ...

-Intenta verlo y sacarlo de aquí. Yo me encargaré de Poseidón.

-Su estado no es bueno. No podría enfrentarse a él.

-Sí tú eres capaz de oponerte a él por tu justicia, yo también puedo luchar. No tengo intenciones de matarlo. Poseidón es mí hermano. Amo a mis hermanos por sobre todo... Yo soy el único que puede detenerlo "

Esa había sido su decisión.

Al final, Poseidón se había presentado ante él. Solo debía resistir.

El tirano de los mares aún lo veía perplejo. Suavemente, se arrodilló a su lado, extendió su mano hacia el cuello del mayor. Era tan fácil acabar con él. Pero debía hacerlo sufrir, debía hacer que renunciara a Sasaki por su propia voluntad.

Sólo de esa forma, su humano dejaría de ser indiferente. Le daría una oportunidad, una posibilidad de pertenecer a su corazón.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora