7 - El imperio de Alstania (continuación)

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Pero pronto quedó aclarada la razón por la que el emperador recolectaba tantas mujeres. Kenán estaba maldito, su sangre no permitía descendencia. Si por alguna extraña casualidad alguna de las concubinas quedaba embarazada perdían al bebé o ellas fallecían durante el parto, y los niños que sobrevivían no llegaban a ver el primer amanecer de sus vidas. Por esto, luego de un tiempo Kenán dejó de visitar a sus concubinas, incluso nunca fue a ver a su último hijo, Aren, en el día de su nacimiento. Ya sabía que sería un nuevo fracaso, asi que no valía la pena perder su tiempo.

Durante ese tiempo tomó a una últma concubina, la cual la historia recoge como la más hermosa y la más despiadada. La obsesión del emperador por ella era tal, que incluso mandó a construir un palacio solo para ella, lleno de inimaginables lujos. Cumpliendo de manera absoluta cualquier descabellado deseo que la joven tuviera. Dalyth vivía alejada del resto de las miradas indiscretas, solamente a disposición del emperador. Jamás asistió a ningún evento social o fiesta celebrada, así que su existencia estaba envuelta en el misterio total. Lo único que se filtraba al exterior sobre ella, era su extravagancia y ambición, pues Kenán gastaba inconmensurables sumas en ropa, adornos y accesorios, los que solamente lucía dentro de su palacio, así que era un completo desperdicio de oro que podía ser dedicado a causas mas importantes para el imperio.

Kenán comenzó a abandonar lentamente el ámbito social, sus escandalosas fiestas cesaron y también comenzó a delegar en sus asistentes los temas de estado. Tan ciego y enfermizo eran sus sentimientos por Dalyth, que ejecutó a un grupo de caballeros que la acusaron de intentar sacar del camino al resto de las concubinas usando veneno, e incluso alegaron que ella lo tenía bajo algún hechizo que controlaba sus acciones, impidiendo que fuera apto para gobernar. En ese momento, ya ella estaba embarazada, lista para otorgarle al imperio el heredero que necesitaba para cumplir sus ambiciosos planes.

Dió a luz gemelos, que milagrosamente sobrevivieron la primera noche y luego la siguiente. Ella estaba extrañamente confiada en que sus hijos no correrían el mismo destino de los hijos anteriores del emperador. Con lo que no contaba, era con el hecho de que Kenán la acusaría de traición, pues los pequeños no compartían el símbolo del imperio, el color de los ojos del emperador. En cada uno de sus intentos fallidos, los niños nacían con esa característica física en particular, así que esto se utilizaba como prueba de paternidad. Entonces todo estuvo claro, Dalyth enceguecida por el poder había engañado al emperador con otro hombre para lograr tener un embarazo exitoso y convertirse en la emperatriz.

La joven actuó con rapidez, al darse cuenta de que su vida peligraba, pues había sido condenada a muerte por Kenan por su infidelidad. Concertó una cita secreta con los nobles de más alto rango y les ofreció un trato imposible de rechazar. Ella tomaría la vida del emperador con sus propias manos, solo si luego de hacerlo, garantizaban que uno de sus hijos se convertiría en el rey legítimo del país, eliminando el imperio de una sola vez. Si el emperador moría, el caos reinaría al no tener sucesores de su línea de sangre, los nobles perderían sus posiciones y los plebeyos se alzarían en medio del incipiente caos creado. Su idea era tentadora, colocar a una persona que mantendría una autoridad limitada sobre el reino, mientras los nobles obtenían el control por separado de cada uno de los territorios, evitando así que volviera a centralizarse el poder, colocando grilletes al nuevo soberano. Manteniendo su autoridad, pero solo de manera superficial. Con este fin se redactarían leyes que hasta incluso la familia real se vería obligada a acatar.

Los nobles estuvieron de acuerdo, incluso firmaron un acuerdo con Dalyth. Para ellos cualquiera de los escenarios los beneficiaría, no tendrían que ensuciarse las manos y en caso de que ella fuera atrapada no serían acusados de traición. Era un trato perfecto, sin fallas de ningún tipo. Ya ella se encontraba ante las puertas de la muerte, así que no tenía nada que perder, y si tenía éxito podría ver un nuevo amanecer sin peligro para ella o sus hijos.

Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora