Aylah soltó un largo suspiro, había logrado escapar de manera exitosa del gran grupo de admiradores que apenas la dejaban respirar. Desde el balcón del salón del trono podía ver claramente el jardín interior y su propio palacio. Frunció las cejas sin darse cuenta, al recordar algo que la hizo molestarse mucho ¿Dónde estaba Kadir? ¿Por qué aún no llegaba? ¿Tendría su ausencia algo que ver con la aparición del rey de Udyathis?
Sabía que él estaba a cargo de la seguridad, pero iba a ser su acompañante esta noche. La velada casi llegaba a su fin, pero él aún no aparecía. Se dejó caer en uno de los cómodos sofás dispuestos para que los invitados pudieran tomar aire fresco, pues curiosamente nadie los estaba usando. Todos preferían estar adentro, en el constante bullicio, en vez de disfrutar la deliciosa tranquilidad del exterior. Remarcada por una hermosa noche estrellada, con un cielo totalmente despejado.
Todavía un leve mareo persistía, así que no podía esperar más para tomar un delicioso baño caliente e irse a dormir. Quizás luego de una buena noche de descanso se sentiría mejor. Cerró los ojos, recibiendo la brisa fresca en su rostro mientras sonreía de satisfacción. Era realmente muy agradable.
—Debo admitir que los rumores que circulan acerca de su belleza no son exagerados en absoluto
Aylah abrió los ojos sorprendida al escuchar que alguien de repente le hablaba y se topó con unos brillantes iris rojos. No había escuchado pasos acercarse ¿Había estado tan relajada que ni siquiera lo había sentido llegar?
—Incluso, si no estuviese comprometida, sería codicioso e intentaría cortejarla —añadió Reynarth con un dulce tono de voz mientras se sentaba a su lado en el sofá, manteniendo una distancia cortés entre ambos.
Aylah miró la amable expresión de su rostro, analizando lentamente a este hombre. Seguía impresionada por sus ojos. Aunque era menos musculoso que Kadir, el aura que emanaba de ambos era bastante similar, algo imposible de negar. La única diferencia entre los dos era la elocuencia del rey de Udyathis contra su silencioso prometido.
Una pícara idea cruzó por su mente ¿Qué pasaría si Kadir llegara y los viera juntos? ¿Cuál sería su reacción? ¿Acaso se pondría celoso? Podría ser interesante intentarlo, pero también varias razones por las cuales jugar a algo tan peligroso no sería factible aparecieron en su cabeza. Primero que todo estaban en su fiesta de coronación y ahora que recién estaba recuperando su imagen pública, un rumor de un amorío amenazaba con ser demasiado negativo. Además de que no sabía cuál sería la reacción de Kadir al verla actuando tan amigable con un rey extranjero. Su relación ahora se hallaba en muy buenos términos y él seguía siendo su mejor y única opción para matrimonio.
Dio un largo suspiro mientras se alegraba de haber pensado con calma antes de actuar de forma irracional. Hubiera provocado un serio problema si no hubiese analizado todas las cosas a favor y en contra de sus travesuras. A partir de ahora debía comportarse mejor y medir las consecuencias de sus actos.
—Me temo que aunque no estuviera comprometida, eso sería imposible —dijo Aylah esbozando una dulce pero peligrosa sonrisa. Trazando un claro límite entre ambos— Si usted no forma parte de la familia real de Alstania, ni siquiera tendría una oportunidad.
—Por un instante olvidé ese "pequeño" detalle —dijo mientras mantenía su sonrisa, pero sus ojos adquirían una extraña frialdad ante la cortante negativa— Aun así me gustaría invitarla a visitar Udyathis. Sería un placer mostrarle mi país.
—Agradezco la invitación. Lo tendré en cuenta —añadió aceptando de manera educada— Como ya debe saber, gracias a los "rumores" que deben circular por todas partes; perdí muchos de mis recuerdos. Por lo que he estado estudiando recientemente la historia del continente y debo admitir que esta noche es la primera vez que escucho acerca de su país
—Tal vez el motivo detrás de eso, es que originalmente mi reino era vasallo de Alstania y se independizó totalmente luego del fallecimiento del emperador Kenán. Para mi abuelo, el rey Duveandell no es más que un usurpador de un trono que no merece —dijo Reynarth manteniendo la amabilidad en su voz, aunque sus palabras distaran de serlo— Yo no comparto su manera de pensar y ver las cosas. Si no, ni siquiera hubiese venido. El motivo de mi visita es iniciar relaciones diplomáticas entre ambas naciones y terminar de una vez por todas cualquier conflicto del pasado. Por esto, su coronación y la invitación que sinceramente no esperaba, han sido la oportunidad perfecta.
—Entonces, si esas son sus intenciones, sería un placer hablar con el rey acerca de su amable acercamiento —dijo Aylah mientras se levantaba con intenciones de retirarse— ha sido muy agradable conversar con usted, espero que nos reunamos nuevamente pronto.
Apenas intentó dar un paso, cuando el mundo giró ante sus ojos. El mareo la golpeó de repente haciendo que perdiera el equilibrio y cayera hacia adelante. Cerró los ojos esperando una fuerte caída que nunca ocurrió. Reynarth la sostuvo de forma segura entre sus brazos, evitando que se hiciera daño.
—Yo también espero que nos podamos reunir pronto —dijo Reynarth con dulzura muy cerca de su oído mientras escuchaba pasos apresurados acercarse de improvisto
—¿Está todo bien princesa? —preguntó la voz de Tione sumamente preocupada, sin ocultar una mirada fría hacia el hombre que aún sostenía a Aylah entre sus brazos
—Solo necesito descansar, ha sido un día muy largo y agotador —se disculpó Aylah tratando de recuperar la compostura mientras intentaba apartarse de Reynarth, que se mostraba reacio a soltarla
—¿Está segura? Puedo acompañarla para asegurarme de que esté bien —expresó Reynarth, quien se mostraba genuinamente preocupado por su estado
—Yo la llevaré a su habitación —soltó Tione con voz seca, mientras que con una agilidad increíble, separaba a Aylah de las manos del hombre antes de que este pudiera reaccionar— Debería regresar a la celebración mi señor —señaló sin ocultar un intenso desagrado mientras ayudaba a Aylah a retirarse.
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Destinada a renacer 2
FantasyLuego de sorpresivamente ser rescatada por Kadir de las garras de Ellies, emprenden el viaje hacia el palacio real. Aunque su llegada a la capital trerá más eventos felices que conflictos, nuevos obstáculos se interpondrán en su camino. Aylah aprend...