12 - Sirvienta guerrera

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—Mientras esté frente a la princesa debe dirigirse a ella por su título oficial, de lo contrario será acusado de traición —la voz de Tione, fría como el hielo, sonó como un látigo mientras se interponía entre Aylah y Ellerys como un escudo protector— ahora debería disculparse apropiadamente ante su "alteza real", la princesa heredera.

La cara del conde se torció en un gesto de iracunda incredulidad.

—¿Cómo se atreve una rata como tú a hablarme de ese modo? —escupió de forma despectiva

—Puedo atreverme, porque mi educación es más alta que su título "mi señor" —replicó Tione sin inmutarse ante el grosero ataque— Ahora, si por favor pudiera hacer el favor de retirarse, pues me temo que está incomodando a la princesa.

—¿Quién demonios crees que eres? Hablas de manera arrogante porque estás en el palacio bajo la protección del rey —dijo Ellerys mientras apuntaba con un dedo en su dirección de manera amenazante.

—Me temo que en eso se equivoca conde, el rey no me protege —sentenció Tione mientras continuaba con una dulce sonrisa en sus labios, lo que provocó que las palabras que dijo a continuación sonaran incluso más oscuras— En realidad soy su bestia, y él es quien mantiene mi correa puesta.

—Maldita desgraciada...—comenzó Ellerys apretando sus puños de manera amenazante, dejando descubiertala herida de su cuello que comenzó a sangrar nuevamente.

—Le recuerdo que no soy el rey, una palabra más y mis "ratitas" lo sacarán a patadas.

—En algún momento te tendré a mi merced y no sabes cuanto disfrutaré callar esa sucia boca que tienes

Como si una alarma de combate hubiese sonado, el ambiente del lugar cambió de manera drástica. Jor y Bryn aparecieron de la nada, sorprendiendo a Aylah que estaba totalmente concentrada en el enfrentamiento de palabras que estaba sucediendo frente a ella. Las jóvenes se colocaron una a cada lado de Tione, sus auras habían cambiado de forma radical. Se veían como un par de asesinas a sangre fría listas para atacar en cuanto la orden fuera dada. La frialdad en sus ojos era espeluznante, brillando con una intensa sed de sangre, al igual que las dagas que ahora sostenían en sus manos de forma amenazante.

—Entonces creo que deberíamos retirarnos ya —intervino el marqués de Jirshey de forma oportuna viendo como la situación estaba escalando de manera peligrosa

—Una cosa más —dijo Tione mientras en un abriry cerrar de ojos, con una velocidad de vértigo se colocaba frente al conde— Nopodemos permitir que un "invitado" como usted deje el palacio en semejantescondiciones —añadió acercando su mano a la herida y curándola con magia.Ellerys la miró sorprendido ante la rapidez con que se había movido, casiindicándole que había tenido la oportunidad de acabar con su vida desde elmomento en el que había llegado.

Tione sonrió de manera malvada mientras acercaba sus labios a la oreja del conde y susurraba solo para que él fuera capaz de escucharlo —Dele mis saludos al barón Brexler, él también tuvo problemas con mi "boca sucia", así que personalmente le hice una visita. No puedo expresar con palabras cuan placentero fue disfrutar las terribles expresiones de dolor que hacía cada vez que yo cortaba su cuerpo una y otra vez, dejando que se desangrara lentamente. Para luego curarlo cuando estaba justo al borde de la muerte.

Tione con suavidad corrigió el cuello de la camisa del conde mientras le ofrecía una dulce sonrisa. Ellerys tragó en seco, y sin decir una palabra más siguió al marqués, dejando el lugar de manera silenciosa.

Aylah permanecía en el mismo lugar aun tratando de asimilar todo lo que había visto. Sinceramente, estaba sorprendida y a la vez aliviada. Su cuerpo la había traicionado al encontrarse con Ellerys y Tione la había defendido de manera feroz. Miró confundida a las jóvenes sirvientas que volvían a ser las dulces y amables de siempre como si no hubiera sucedido absolutamente nada. Buscó con la mirada las dagas que segundos antes había visto en sus manos, pero parecían haber desaparecido por arte de magia. ¿Dónde demonios las habían guardado? Más bien, ¿De dónde las habían sacado en primer lugar?

—Bryn, informa al rey que moveremos a la princesa al palacio interior de inmediato, no quiero que algo tan desagradable como esto vuelva a suceder —ordenó Tione— Jor, encárgate de los preparativos, quiero todo listo hoy mismo —añadió mientras ambas jóvenes asentían por toda respuesta y salían a toda velocidad a cumplir con lo que les habían encargado que hicieran.

Aylah miró a Tione, su percepción de ella había cambiado de forma drástica. Aunque se veía como alguien amable y correcta, lo que había presenciado apenas momentos antes le había mostrado que podía ser alguien muy temible si la situación lo ameritaba. La manera en la que había encarado al conde había sido totalmente épica. No pudo evitar sonreír al recordar como se había ido tras el marqués con la cola entre las piernas. Era una imagen que definitivamente había alegrado su día.





Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora