17 - Vacío

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AYLAH

Los días estaban pasando muy rápido, casi llevaba un mes en el palacio interior y su vida había cambiado, convirtiéndose en algo totalmente diferente de lo que había experimentado hasta el momento. Tenía libertad, era libre de moverse por todo el lugar sin ningún tipo de restricción. Nadie le decía que debía hacer, ella era quien daba las órdenes que eran acatadas de forma absoluta. Disfrutaba de deliciosas comidas y un despliegue de lujos interminable.

Aunque Kadir había accedido a quedarse en el palacio, parecía darse cuenta de que quedarse a solas con ella era muy peligroso. Así que evitaba cualquier cosa que lo pusiera en semejante situación. Se levantaba muy temprano y prácticamente pasaba todo el día entrenando o adiestrando a los jóvenes caballeros bajo su mando, en un terreno cercano a la laguna, cerca del palacio interior.

Pero por el momento Aylah había pospuesto los planes de seguir molestando a su futuro esposo, pues las clases con Tione eran más importantes. El conocimiento era más atractivo que Kadir, aprender todo lo posible significaba independencia. Por esta razón estaba totalmente centrada en esto. Sobre todo luego de que le mostraran la enorme biblioteca que contenía el palacio interior.

En ese momento la emoción fue demasiada. Eran muchas estanterías, multitud de libros apilados, llenos de infinito conocimiento. Calculó que eran tantos, que tardaría años en leerlos todos. Por lo que se enfocó totalmente en aprender a leer y escribir. Para su sorpresa, logro dominarlo todo sin apenas esforzarse. Casi parecía como si toda la información estuviera guardada en su cabeza y con apenas algunas clases ya podía leer y escribir de manera fluida.

Tione no parecía sorprendida en absoluto con sus avances, al contrario, cada vez sus lecciones se complicaban más. Enfocándose tanto en etiqueta y comportamiento, como en la historia del país, e incluso memorizar nombres y caras de nobles que estarían presentes en su ceremonia de presentación como princesa heredera. Todo esto le sería útil cuando el momento llegara, así que debía estar totalmente preparada.

El mago también aparecía cada cierto tiempo a examinarla para comprobar su condición física. Parte de sus indicaciones era que debía ejercitar su cuerpo a diario para mejorar su resistencia. Fuera de esto apenas le había enseñado como se componían las fórmulas más sencillas, realmente no parecía tener mucho interés en mostrarle como funcionaba en realidad la magia. Lo cual era muy frustrante, no podía decir si lo estaba haciendo a propósito o si en realidad sus palabras eran ciertas y era un terrible maestro.

A medida que el clima más allá del palacio principal cambiaba, mostrando la llegada de la primavera. Ella también lo hacía, una extraña nostalgia llenaba su pecho. Aunque estaba llenando su cabeza de conocimientos, su interior, por el contrario, comenzó a sentirse inmensamente vacío, una sensación que no paraba de crecer día tras día. Mientras, seguía manteniendo la distancia incluso con las sirvientas que había designado para estar a su lado.

Aunque prestaba total atención a las clases de Tione, su mente divagaba por momentos, viajando lejos, a través de la ventana y el hermoso paisaje del florido jardín, quedándose totalmente en blanco. Suspiraba sin darse cuenta mientras la melancolía la embargaba de manera inevitable. Estaba tan inmersa en este estado, que era incapaz de notar las miradas de preocupación que le dedicaban al verla con la mirada perdida en el horizonte.

Por más conocimiento que obtuviera, el vacío no desaparecía. Todo lo contrario, aunque tratara de llenar cada espacio de su mente con lo que aprendía, no lograba que la horrible sensación desapareciera. Era tan frustrante como si estuviera llenado un pozo sin fondo usando apenas un vaso de agua.

Solía despertar en medio de la noche,desorientada, con la extraña sensación de haber soñado algo importante, perosin recordar de lo que se trataba. La sensación de haber perdido algo preciadoapretaba su pecho mientras la frustración por no saber de qué se trataba laincomodaba. Incapaz de volver a dormirse, vagaba por los pasillos como un almaen pena y terminaba refugiándose en la biblioteca, donde muchas veces la sorprendía el amanecer, mientras leía para mantener su mente ocupada.



Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora