24 - Stathvis

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Apenas habían pasado un par de días desde la llegada de Bethel, pero el ambiente había cambiado totalmente en el palacio. Se sentía más cálido, acogedor. Aunque le había dicho a su nana que tanto ella como Tione serían tratadas como su familia a partir de este momento, siendo liberadas de su trabajo como sirvientas de manera inmediata, Bethel de manera obstinada la seguía atendiendo por encima de sus órdenes. Algo que hacía que Jor y Bryn se sintieran apartadas y trataran de ser aún más eficientes al ver la familiaridad entre la princesa y su nana. De vez en cuando Aylah se las encontraba haciendo adorables pucheros cuando Bethel se les adelantaba en alguna tarea. Por su parte, Tione seguía con su trabajo como jefa de las doncellas, pero sus clases continuaban con total normalidad. Kadir tampoco se quedaba atrás, aprovechando cualquier tiempo libre que ella tuviera para pasarlo a su lado, aunque esto significara ser un silencioso espectador de sus momentos de estudio.

Lo único que se mantenía sin cambiar eran la manera del mago de comportarse. Se suponía que tendrían una clase hoy, pero aparte de llegar casi una hora tarde, el solo le había dado un libro de fórmulas básicas para que lo leyera. Mientras él simplemente se dedicaba a hacer algo más, era demasiado obvio que no tenía interés alguno en enseñarle, solo estaba matando el tiempo con libros inútiles que le hacían perder la paciencia. Aylah miró a Jens con irritación mal contenida.

—Lo estás haciendo a propósito ¿No es cierto? —preguntó sin poder disimular la molestia en su voz.

—¿Qué? —preguntó a su vez el mago sorprendido, como si no entendiera la situación

—Esto —soltó Aylah con voz arisca mientras agitaba el libro en la cara del mago— Mantenerme entretenida leyendo cosas innecesarias mientras haces algo que te interesa más —añadió mientras señalaba los pergaminos desperdigados frente al mago como evidencia.

—Siempre advertí que no era un buen maestro —dijo Jens con voz monótona mientras se encogía de hombros, restándole importancia al asunto, como si no fuera algo que valiera la pena perder el tiempo discutiendo— también lo dije cuando me ordenaron entrenar a Kadir para que dominara el Stathvis. Pero su padre no me escuchó y al final tuve que hacerlo —añadió mientras hacía una mueca de molestia

—¿Stathvis? —preguntó Aylah curiosa, la palabra le parecía extremadamente familiar, como si ya la hubiese escuchado antes en algún lugar.

—Lo voy a explicar de manera simple: El maná está presente en todo a nuestro alrededor, la naturaleza, los animales, las personas. Todos nacen con él, pero solo algunos tienen la habilidad para convertirlo en magia. Esos serían los magos —dijo Jens cruzándose de brazos mientras veía como la princesa lo miraba prestándole toda su atención, tratando de no perder detalle alguno de la información que estaba recibiendo— pero, existe otro grupo de personas que aunque no pueden usar directamente la magia pueden transformar su maná en habilidades que pueden ser muy útiles en un campo de batalla. Esos serían los caballeros. Algunos pueden incrementar su fuerza varias veces por encima de lo normal, moverse más rápido o incluso cambiar ciertas características de sus armas, haciéndolas más letales. —los ojos del mago comenzaron a brillar mientras su voz comenzaba a emocionarse con la explicación— El caso de Kadir es algo muy especial, pues se trata de una habilidad que convierte a un solo hombre en un ejército con un poder destructivo inconmensurable. Es algo extremadamente raro que se había perdido en el linaje real y que extrañamente apareció de improvisto, manifestándose en él, proveniente de una antigua línea de sangre que se extinguió hace siglos en el norte. El único problema con el Stathvis es que su usuario debe aprender a controlar y no exteriorizar sus sentimientos, puesto que son el detonante para usarla. Esta habilidad está estrechamente vinculada a los sentimientos del usuario que son amplificados de forma brutal, catastrófica. Por esta razón, quienes poseían este poder eran entrenados en la antigüedad desde pequeños para evitar cualquier incidente desagradable, puesto que si se salían de control, podían destruir lo que tuvieran a su paso sin detenerse, ciegos por una ira y sed de sangre arrolladoras. Así que, aunque en el exterior Kadir pueda parecer alguien frío e inexpresivo, no lo es. Solo no puede mostrar abiertamente lo que siente sin ser extremadamente cuidadoso, para no salirse de control. Cualquier mínima pérdida de balance en sus sentimientos puede convertirse en algo incontrolable que puede causar una destrucción sin precedentes e incluso la muerte del usuario.

—Suena como que Kadir lo ha tenido bastante difícil —dijo Aylah pensativa

—Es un poder que puede provocar gran soledad —admitió Jens con seriedad

Esto explicaría bastante de su manera de tratarla luego de su despertar. De alguna manera sonaba demasiado complicado el hecho de tener que reprimir tus sentimientos para no causar que tu habilidad se saliera de control. Ella también había estado ocultando como se sentía realmente durante todo este tiempo, mostrando solo lo que le ayudaría sobrevivir. Podía entender de forma clara lo difícil que sería mantenerse sereno, sin reaccionar ante nada, por más doloroso o alegre que fuera. Por esta parte ambos eran bastante parecidos, él estaba obligado a hacerlo por el Stathvis y ella para mantenerse con vida en un mundo desconocido lleno de complicados obstáculos que la mantenían en alerta constante.










Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora