15 - Piezas del tablero (continuación)

136 27 3
                                    

—Su verdadero nombre es Selian —intervino Tione— para poder infiltrarse en la mansión tuvo que usar un nombre y una apariencia falsos.

Selian, su nueva sirvienta. Aylah la seguía mirando con curiosidad, sería interesante poder cambiar el color de sus ojos y su cabello. Poder pasar desapercibida, poder desaparecer justo frente a tus enemigos. Que nadie fuera capaz de reconocerla, solo convertirse en alguien común y corriente. Definitivamente, era algo que tenía que aprender.

Seguía pensando en esto mientras salía al enorme balcón que tenía su habitación. La vista seguía siendo demasiado maravillosa, un hermoso jardín lleno de flores, incluso un pequeño lago con un muelle y más allá el palacio real cubierto de nieve. Todo representaba justo como se sentía en este momento, un perfecto caos donde nada parecía tener sentido, pero al mismo tiempo todo era hermoso. Su interior vibraba de manera cálida ante las novedades de las que estaba siendo protagonista, pero también el frío luchaba recordándole que no debía bajar la guardia.

—¿Estás bien? —escuchó que Kadir le preguntaba de repente, se giró sorprendida, había olvidado por un instante que no estaba sola.

—Solo me dejé llevar por un instante —dijo mientras miraba con detenimiento la cara de Kadir.

Sus ojos como rubíes brillaban al ser tocados por el sol y su cabello castaño ondulado se movía con suavidad al compás de una suave brisa. No podía negarlo, era un hombre muy apuesto, demasiado. Sus rasgos en este momento mostraban preocupación y una rara incertidumbre, como si no supiera qué hacer o decir. Por más que quisiera negarlo, su expresión era totalmente adorable. Como un enorme cachorro de lobo rogando atención de su dueño, con las orejas gachas y la mirada triste.

—¿Harías algo por mí? —dijo Aylah con suavidad, tratando de poner en su voz toda la seriedad posible, aunque sabía que lo que diría a continuación iba a provocar un gran revuelo.

—Lo que sea —dijo Kadir sin dudarlo ni por un instante, con la decisión brillando en sus ojos.

—Tu disposición es digna de elogio, pero aún no he dicho que se trata —Aylah sonreía ampliamente de manera juguetona mientras se acercaba a Kadir— No deberías aceptar solicitudes sin haberlas escuchado primero. Podría tratarse de algo muy complicado o incluso peligroso.

—Sé que no pedirás nada irracional —dijo Kadir con cautela tratando de mantenerse sereno al escuchar tales palabras— ¿No es cierto? —añadió titubeando al ver que Aylah se acercaba cada vez más y la picardía brillaba en sus ojos de manera intensa.

—Me gustaría que vinieras a vivir conmigo, aquí en mi palacio

Kadir abrió la boca mostrando total asombro, mientras Aylah trataba con todas sus fuerzas de no estallar en sonoras carcajadas ante su expresión de total desconcierto.

—Eso... no creo que... —balbuceaba Kadir de forma incoherente mientras sus orejas se tornaban rojas.

—No sería adecuado —intervino Tione con una expresión de cortés incredulidad, al parecer por lo que recién acababa de escuchar.

—¿Acaso no vamos a ser marido y mujer? —preguntó Aylah de manera inocente a sabiendas de que sus palabras no serían fáciles de refutar— Deberíamos conocernos mejor, acostumbrarnos a estar juntos. A fin de cuentas hemos estado doce años sin vernos. ¿No deberíamos recuperar el tiempo perdido? —añadió de manera casual

—La princesa tiene toda la razón —señaló Jens apareciendo de repente, mientras Kadir y Tione le lanzaban a la vez sendas miradas asesinas.

—Nadie te permitió dar tu opinión mago entrometido —soltó Tione apretando los dientes

—Tú tampoco puedes decidir sobre esto, doncella malhumorada —replicó Jens sonriendo divertido

—Como dijiste antes que harías lo que fuera, entonces supongo que está decidido —sonrió Aylah mientras se abrazaba de forma descarada al brazo de Kadir que permanecía inmóvil, como una estaca humana.




Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora