Su clase fue interrumpida por Tione, pues habían llegado invitados al palacio real, que requerían de su presencia inmediatamente. Se trataba nada más y nada menos que de la madre de Kadir y sus dos hermanas. Aunque trataba de mantenerse serena, un extraño nerviosismo recorría su cuerpo.
No sabía cómo la tratarían o como comportarse frente a ellas. ¿Acaso mantendrían su distancia con ella como la princesa heredera? ¿O se acercarían como familia? Hasta ahora no había tenido buenas experiencias familiares, así que esta visita la hacía sentir inquieta. Aunque caminaba tras Tione en dirección al salón del trono con paso seguro, su interior se agitaba de forma tormentosa.
Sin contar a Bethel y a Tione, solo se había sentido cómoda con las personas que había conocido en el palacio, y todos formaban parte de la servidumbre. Fuera de eso, no había tenido contacto alguno con nadie de la nobleza dentro del palacio. Su tío y el marqués de Jirshey no contaban, ni tampoco su horrible experiencia en la fiesta de té de Jelna.
Le preocupaba no comportarse a la altura de su título, o no recordar correctamente la adecuada manera de comportarse según la etiqueta real. Otra cosa que le inquietaba era saber si ellas estaban al tanto de todo lo que había sucedido en la mansión. Hasta ahora toda esa información estaba siendo celosamente guardada y podía imaginar la razón.
En este mundo la nobleza parecía ser totalmente superficial e hipócrita, vigilando más las apariencias y los chismes que la realidad de la historia. Así que si se filtraba cualquier información negativa sobre la realeza, las cosas podrían complicarse incluso más. Aún no le habían dicho que razón darían para su súbita aparición en el palacio real, así que decidió no preocuparse por el momento por nada más.
Dio un largo suspiro mientras seguía caminando tras Tione. Por el momento se concentraría en hacer una cortés y magnánima entrada. Para luego analizar como debería responder a las invitadas según su comportamiento. En la mansión siempre tuvo que actuar como una dulce e inocente niña, obediente y sin recuerdos. En el palacio eso había cambiado totalmente, aunque debía mantener su imagen de princesa, tenía libertad. Así que podía escoger como comportarse según como la situación lo requiriese. Ella representaba la realeza, la próxima reina, ya no tenía que inclinar su cabeza ante nadie. Así que su posición le daba el poder de escoger a quien mantendría a su lado, ya fuera parte de la servidumbre o la nobleza.
Apenas llegaron a las puertas del salón del trono, Tione se adelantó con intenciones de abrirlas, pero Aylah la detuvo negando con la cabeza, mientras se llevaba el dedo índice a los labios en señal de silencio. Luego empujó las puertas un poco, apenas lo suficiente como abrir una hendija que le permitiera escudriñar en el interior de la habitación. Tione la miró por un instante compartiendo una sonrisa de complicidad con ella, pudo entender sus intenciones. Quería espiar un poco antes de entrar, verificar como estaba el ambiente desde una distancia segura.
Primeramente, vio una señora que obviamentedebía ser la madre de Kadir, puesto que se notaba que era la mayor del grupo.Con cabello negro y ojos verde esmeralda, estaba vestida de manera elegante yemanaba una aura de dulce gentileza mientras conversaba con el rey. De algunamanera ellos se veían como si fueran muy cercanos por la manera en queinteractuaban. Como viejos amigos poniéndose al día luego de pasar mucho tiemposin verse. Incluso pudo ver como ella de manera casual arreglaba algo en laropa de Duveandell con extrema familiaridad, dejando de lado niveles sociales ytítulos nobiliarios.
Siguió mirando y un poco más allá pudo ver a Kadir con sus hermanas. La imagen que se desarrollaba, distaba de ser lo que normalmente sucedería en una reunión familiar. Aunque el rostro de Kadir estaba totalmente inexpresivo, tenía los brazos cruzados en una evidente señal de molestia. Frente a él, una de sus hermanas hablaba con el semblante muy serio. Con hermoso cabello rubio recogido en un lujoso peinado e impactantes ojos verdes, señalaba a su hermano con un dedo de forma acusatoria mientras su boca no paraba de moverse sin que Aylah pudiese escuchar claramente lo que decía.
Por su parte, su otra hermana, que parecía ser la menor, miraba a uno y a otro con angustia reflejada en sus ojos, como si estuviese a punto de llorar. Su cabello rubio corto por los hombros, totalmente suelto y carente de adornos, se movía a un lado y a otro cada vez que movía la cabeza, mientras su boca se abría y se cerraba sin cesar, como si quisiera detener la discusión que obviamente estaba teniendo lugar frente a ella, pero no tuviera el valor suficiente como para intervenir.
Aunque lo que estaba sucediendo en el interior de la habitación no tuviera buen aspecto, había lago que definitivamente había llamado la atención de Aylah por encima de la discusión. En los retratos familiares que había visto, la familia real tenía remarcadas características físicas. Cabello rubio y ojos violeta, era algo que resaltaba siempre. Incluso Ellies tenía los ojos de ese color, aunque hubiese heredado el cabello de su padre. Las hermanas de Kadir también habían recibido el cabello rubio, aunque obviamente sus ojos eran idénticos a los de su madre. Pero algo no estaba nada bien, ¿Acaso nadie había notado que Kadir no se parecía en nada a ningún miembro de su familia o del linaje real? Solo él tenía el cabello castaño y los ojos de ese brillante color rojo, nadie más. Se alejó de la puerta por un instante intentando analizar el significado de esto.
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Destinada a renacer 2
FantasyLuego de sorpresivamente ser rescatada por Kadir de las garras de Ellies, emprenden el viaje hacia el palacio real. Aunque su llegada a la capital trerá más eventos felices que conflictos, nuevos obstáculos se interpondrán en su camino. Aylah aprend...