31 - Misteriosa reina (Continuación)

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Una fuerte punzada de molestia golpeó su pecho al recordar las palabras con las que se había dirigido a Kadir, "sucio bastardo". ¿Quién se creía que era para aparecer de esta manera y hablar de esa forma?

Aunque la molestia bullía en su interior, de forma inexplicable su mente se hallaba en una fría calma. Un grupo de hechizos apareció en su mente, justo como había sucedido el día en que había sido rescatada por Kadir en la mansión. Uno en particular se superpuso a los otros, fue tan sencillo ver su composición y desactivarlo, que incluso por un instante se cuestionó el hecho de no haberse dado cuenta antes.

Una fría sonrisa se extendió en los labios de Aylah mientras su semblante se oscurecía de improvisto

—Es una oferta muy interesante —dijo mientras todas las miradas del salón se centraban en ella — para la cual solo tengo una respuesta ¿Le gustaría saber cuál es?

—Sería un honor —Irsvana sonrió con aire triunfante mientras le lanzaba a Duveandell una mirada burlona. Había ganado fácilmente, ahora solo quedaba regresar a Snotravor con su sucesora.

—Piérdase de mi vista —dijo Aylah con gélida voz, mientras de repente unas llamas púrpuras cubrían todo su cuerpo, sin quemarlo, danzando sobre su piel y su ropa, como si la acariciaran con delicadeza. Era un hermoso pero escalofriante espectáculo, sobre todo por la expresión en su rostro. Sentía como si todo su ser reaccionara de manera inconsciente, como si fuese una mera espectadora mientras todo esto estaba sucediendo. Su semblante permanecía en calma mientras una abrumadora oleada de maná golpeaba a los presentes.

Las armaduras de los guardias hicieron fuertes sonidos metálicos cuando estos cayeron de rodillas. Escuchó gritos ahogados a sus espaldas, indicándole que las sirvientas también habían reaccionado. Incluso Irsvana se llevó una mano a la boca mientras su cara mostraba signos claros de tener náuseas, sus acompañantes comenzaron a respirar entrecortadamente bajo las capuchas visiblemente afectados

—Alguien que se refiere al futuro rey de este país con palabras tan ofensivas, no merece nada, ni siquiera mi misericordia —la voz de Aylah cargada de una peligrosa amenaza, llenó el lugar con un abrumador sentimiento de superioridad

—¿Qué sucede? —preguntó Jens con sarcasmo en dirección a la reina— ¿No se siente bien? —aunque trataba de mantener su postura, su semblante estaba claramente pálido y gruesas gotas de sudor surcaban su frente. A su lado, el rey se había apoyado en su brazo para evitar caer al suelo mientras miraba a Aylah totalmente sorprendido.

—Impresionante —murmuró Irsvana extasiada, sin quitar sus ojos de encima de Aylah, la emoción ante lo que estaba viendo brillaba en su ambiciosa mirada. Sin darse cuenta dio un paso hacia atrás y su cabeza tropezó con algo duro como la piedra. Se giró mientras su mirada se tropezaba con unos ojos rojos que la atravesaban con intenciones asesinas— ¿Ke... Kenán? —balbuceó visiblemente desconcertada, mientras la confusión y el terror se reflejaban en su rostro, como si estuviese en presencia de un fantasma.

El aura de Kadir se veía completamente aterradora mientras su sombra cubría por completo a la mujer, que por un instante tembló levemente. Uno de sus acompañantes la tomó del brazo y le hizo un gesto a los otros para que los siguieran mientras abandonaban el lugar con paso tambaleante, como si estuvieran bajo un fuerte estado de embriaguez.

—Creo que deberías detenerte —dijo Jens en dirección a Aylah— si continúas podría ser peligroso— insistió al ver que ella ignoraba sus palabras, como si estuviese en alguna especie de trance, incapaz de escucharlo.

Kadir se acercó con calma hasta llegar a su altura, parecía ser el único al que su maná no parecía afectar. Tomó su mano mientras las llamas comenzaban a tocar su piel, sin que su rostro hiciera ningún gesto visible de dolor, como si no le hicieran daño en absoluto.

—Ya se fueron, puedes detenerte —le dijo con suavidad, mientras la estrechaba en un acogedor abrazo y las llamas comenzaban a apagarse lentamente

Aylah se tambaleó por un instante mientras Kadir la sostenía entre sus brazos con firmeza, impidiendo que cayera. Sentía como si su cuerpo hubiese sido drenado de toda energía.

—Luego de la coronación hablaremos con detalle acerca de lo que acaba de suceder —dijo Jens dirigiéndose a la princesa, su voz totalmente seria indicaba la gravedad de lo que había hecho. Incluso sonaba como si la estuviese reprendiendo con dureza, aunque antes había mostrado una expresión de satisfacción al ver la cara de Irsvana mareada ante su monstruoso despliegue de maná. El mago dio un largo suspiro mientras añadía con evidente molestia— al final voy a tener que llamarlos, definitivamente voy a necesitar ayuda.

En estos momentos Aylah no tenía ni siquiera fuerzas para articular palabra alguna. Pero de algo estaba segura, tanto el mago como el rey, tendrían que explicarle al menos un par de cosas en cuanto terminaran los festejos. Había permitido que los misterios se acumularan en su mente, esperando con paciencia a que fueran aclarados. Pero esta vez no lo dejaría pasar, todo sería explicado de forma oportuna, se aseguraría de ello.


Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora