27 - Deseo (Continuación)

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Aylah podía sentir como el calor se extendía por todo su cuerpo y el deseo de que las manos de Kadir la recorrieran sin detenerse provoco que lo abrazara, juntando aún más sus cuerpos. Kadir reacciono de inmediato, liberando sus labios y continuando por su cuello, acariciando la delicada piel con sus labios. Aylah soltó un fuerte gemido, que escapó de su garganta sin que pudiera evitarlo. Su mente estaba nublada por un deseo que conocía de su vida anterior, algo que necesitaba ser calmado con algo más que un beso. Se aferró a Kadir con más fuerza mientras podía sentir como los corazones de ambos latían de manera desenfrenada, siendo arrastrados por el mutuo deseo.

Kadir se detuvo de repente, volviendo a sus sentidos. ¿Qué demonios había hecho? Se había prometido que le daría tiempo para que ella sanara del daño provocado por Ellies, y aquí estaba él perdiendo el control tan fácilmente.

Maldiciendo internamente se apartó y pudo ver la cara de Aylah extremadamente roja, mientras su pecho subía y bajaba con rapidez, mostrando su respiración totalmente agitada. Fuera de eso, no mostraba signo alguno de que el beso le hubiera desagradado o molestado. Kadir dio un largo suspiro de alivio mientras la ayudaba a incorporarse.

Aylah se llevó las manos a los labios, tocándolos levemente con la punta de los dedos como si aún no creyera lo que recién acababa de suceder. Aún estaban húmedos. Esto había sido muy diferente de su primer beso arrebatado por Ellies de manera violenta y abusiva.

Su respiración aún no se calmaba y el calor en su cuerpo tampoco. Miró a Kadir, ahora mismo quería abalanzarse sobre él y permitir que tomara su cuerpo, que deslizara las manos por su piel, que calmara esta horrible necesidad.

De repente y sin que él pudiera hacer nada para evitarlo, se levantó y caminó con decisión hacia el lago. Necesitaba enfriar su cabeza y ahora mismo solo había una manera de hacerlo. Ante la atónita mirada de Kadir se zambulló en el agua fría.

—¿Pero qué demonios? —soltó Kadir sorprendido mientras entraba de inmediato en el agua tras ella

—Lo necesitaba —dijo Aylah a modo de disculpa mientras el agua escurría por su cuerpo— de repente sentí mucho calor

Kadir llevo una mano a la parte trasera de su cabeza y revolvió su cabello con nerviosismo, mientras buscaba las palabras adecuadas para hablar acerca de lo que acababa de suceder.

—Lo siento, no debí haber hecho eso – su voz al disculparse era suave y esto sumado a la expresión en su mirada, tremendamente tierna, era más de lo que Aylah podía soportar ahora mismo

—¿Por qué no? —preguntó con voz inocente mientras apartaba la mirada, tratando de no mostrarse afectada ante semejante espectáculo que mantenía a su corazón latiendo de forma salvaje. Aunque estaba empapada en agua fría, aún podía sentir el peligro vibrando en el ambiente, sobre todo ahora que la camisa de Kadir estaba perfectamente pegada a su cuerpo, mostrando cada músculo como si no tuviera nada de ropa encima

—No debería hacer algo como eso sin pedir tu consentimiento primero. No quiero hacer nada sin tu permiso

El tono en sus palabras era más que suficiente para que Aylah entendiera lo que estaba sucediendo. Kadir estaba asustado y ella podía imaginar la razón. Según lo que había presenciado en la mansión, pudo entender que Ellies siempre abuso de ella, que le arrebato de forma cruel su espacio personal, su intimidad. El no quería que lo comparara, o que se sintiera de forma similar. Tal vez por esto siempre trataba de alejarse y esperar a que ella se acercara primero. No quería que reviviera lo ocurrido esos horribles días.

Tenía que admitirlo, este hombre era todo un caballero. Alguien con una dura coraza externa, pero lo suficientemente sensible como para poner los sentimientos de ella primero y estar todo el tiempo preocupado por su bienestar. Aunque sabía que no debía caer ante ningún gesto de amabilidad, aunque en su interior se repetía de forma constante, que todo lo que hacía era para sobrevivir; el suelo se estaba moviendo de manera peligrosa bajo sus pies.

Él solo debía ser alguien más en su lista de personas a ser usadas de forma oportuna, hasta que simplemente no tuviera utilidad alguna. No podía darse el lujo de sentir nada más. Aunque esto significara llevar a Kadir a obsesionarse con ella, a amarla, incluso más que a su vida, era algo necesario. Algo inevitable. Mantendría sus planes, incluso si eso significaba abandonarlo en la primera oportunidad que tuviese de hacerlo.

—No es algo que planeaste, solo sucedió, así que quita esa mirada de culpa —sonrió Aylah mientras una extraña y dolorosa punzada golpeaba su pecho

Kadir extendió el brazo en su dirección y lego lo retiro. Ella tomó su mano sorprendiéndolo al darse cuenta de sus intenciones, y la llevo hasta su cabeza, permitiendo que la acariciara.

—No soy una niña, pero te permitiré hacerlo –dijo haciendo un leve puchero— me gusta que me toques, se siente bien —añadió convoz juguetona mientras veía las orejas de Kadir arder— De ahora en adelante notienes que pedir permiso para hacerlo —añadió mientras él la miraba sorprendido—pero ten en cuenta que yo tampoco lo haré— finalizó con una sonrisa picara.




Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora