AYLAH
Abrió los ojos lentamente, sintiéndose desorientada. No era la primera vez que le pasaba, era algo bastante común últimamente, pero aun así era incapaz de acostumbrarse. Recordaba haberse ido a la cama, pero lo que sucedió después parecía parte de un sueño distante. Kadir abrazándola, de manera reconfortante, su conversación en la biblioteca. Desearía poder ser así de honesta en realidad, poder hablarle con la verdad sin importar lo que fuera a pensar de ella.
Soltó un largo suspiro mientras se sobaba el cuello, al parecer se había quedado dormida en una posición bastante incómoda, con la cabeza apoyada sobre algo. El suave sonido de una pausada respiración la hizo mirar a su alrededor buscando el origen de lo que escuchaba. Kadir estaba dormido, sentado justo a su lado. Aylah parpadeó varias veces, incrédula ante lo que estaba viendo, incluso se restregó los ojos con fuerza para corroborar que no se trataba de un sueño.
Un momento, si no estaba dormida y él estaba a su lado, esto significaba que todo lo ocurrido la noche anterior había sido real. Demonios, esto no era nada bueno, entonces había hablado de más ¿Qué debería hacer ahora?
Mientras en su cabeza trataba de encontrar la respuesta, no pudo evitar mirar el rostro de Kadir, totalmente relajado mientras dormía de forma apacible. Las facciones masculinas perfectamente delineadas y el cabello castaño que caía de forma elegante sobre sus ojos. Sin apenas darse cuenta de lo que hacía, Aylah alargó la mano hasta la cara de Kadir. Apartó el cabello de su frente con suavidad mientras unos ojos como rubíes se abrían lentamente, de manera perezosa, tomándola por sorpresa.
Mientras sentía su cara enrojecer al haber sido atrapada, maldijo internamente por haberse dejado llevar. Él solo la miraba, a la vez que Aylah solo deseaba desaparecer, sin saber que hacer o decir ante semejante situación. Sin previo aviso, Kadir comenzó a acercarse lentamente, mientras ella contenía la respiración. Esas gemas rojizas que adornaban su mirada, cada vez se acercaban más y más de manera peligrosa. Aylah permanecía ahí, hipnotizada, incapaz de moverse. Él alargó la mano hacia su cabeza y luego la retiró mostrando una pelusa.
—Tenías a algo en el cabello —dijo Kadir con suavidad
Aylah bajó la cabeza consciente de que su corazón latía a mil por segundo. ¿En qué había estado pensando? ¿Cómo se le había ocurrido algo tan ridículo como que él se acercaría para besarla? Se mordió los labios molesta por sus reacciones, deseando que él no hubiese notado nada, tratando de ocultar lo avergonzada que se sentía ahora mismo.
Se levantó de golpe, con intenciones de irse cuando sucedió algo que la tomó por sorpresa. Kadir la agarró de la mano deteniéndola. Ella se giró asombrada y lo que vio a continuación casi hace que el corazón se le saliera del pecho. Kadir estaba sonriendo. ¿Qué demonios era esto? ¿El hombre al que era casi imposible hacerle mostrar una expresión en su cara podía hacer algo como esto? No era justo, no era para nada justo. Si su rostro normalmente se veía apuesto, ahora verlo de este modo era demasiado. Sus ojos brillaban de manera amable y sus facciones se habían suavizado, mostrándose totalmente relajado, hasta podría decirse que ¿Feliz?
Aylah jadeó mientras enrojecía hasta la raíz del pelo. ¿Qué estaba sucediendo con ella? Los papeles se estaban invirtiendo de manera peligrosa, en vez de ser ella la que sacudiera su mundo, él estaba haciendo la tierra temblar de manera peligrosa bajo sus pies.
—Recuerda que no estás sola, yo estoy aquí a tu lado —dijo Kadir mientras acercaba sus labios al dorso de la mano de Aylah, y antes que ella pudiera adivinar lo que iba a suceder, estampó un suave beso apenas rozando con sus labios la piel.
El corazón de Aylah estaba en serios problemas, andaba totalmente desbocado. ¿Qué estaba sucediendo con este cuerpo tan sensible? En su vida anterior había hecho cosas que iban incluso más allá de solo un beso, que escandalizarían hasta a un demonio y ahora con un simple gesto reaccionaba de esta manera. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había pasado tan repentinamente que había causado este radical cambio de actitud hacia ella? ¿Quién era este hombre y que había hecho con Kadir?
—Te haré compañía cada vez que quieras leer, solo tienes que decírmelo y me quedaré —añadió Kadir mientras su aliento seguía rozando de manera peligrosa la piel de la mano de Aylah— incluso si quieres hacer algo más estaré ahí para ti.
La mente de Aylah fantaseó por un instante acerca de ese "algo más" al que se refería Kadir. Imágenes lujuriosas de este hombre con su esculpido cuerpo y su tentadora mirada, deslizando las manos lentamente por su piel, llenaron su cabeza. Sacudió la cabeza a ambos lados, tratando de alejar los pensamientos que la habían asaltado de forma repentina mientras Kadir la miraba confundido ante su reacción.
—Princesa...
La voz de Selian interrumpiendo el momento hizo que Kadir soltara la mano de Aylah, y esta a su vez se apresurara a poner toda la distancia posible entre ambos. ¿Cuánto tiempo llevaría la sirvienta allí? ¿Acaso lo habría visto todo? Gimió avergonzada mientras salía con pasos apresurados de la biblioteca incapaz de alzar la vista del suelo.
Kadir incapaz de contenerse, soltó una risita mientras Selian lo miraba con la boca abierta, totalmente sorprendida ¿Acaso se había vuelto loco? Jamás lo había visto hacer una expresión como esta antes y menos aún reír así. Era demasiado impactante, incluso para ella. Si no lo hubiese visto, no lo hubiera creído. Decidió irse tras la princesa, esta imagen del gran general le había puesto los pelos de punta.
—Es demasiado adorable —dijo Kadir al quedarse solo, sin que la sonrisadesapareciera de su rostro.
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Destinada a renacer 2
FantasíaLuego de sorpresivamente ser rescatada por Kadir de las garras de Ellies, emprenden el viaje hacia el palacio real. Aunque su llegada a la capital trerá más eventos felices que conflictos, nuevos obstáculos se interpondrán en su camino. Aylah aprend...