La puerta se cerró lentamente ante el rostro de Jelna, sin hacer sonido alguno. Alguien más había llegado salvándola justo a tiempo. Su madre le lanzó una iracunda mirada mientras se llevaba el dedo índice a los labios en señal de silencio. La agarró del brazo con fuerza y casi la arrastró a lo largo del pasillo, pues ella aún permanecía en shock, por lo que acababa de presenciar.
Sin previo aviso, su madre se detuvo y le propinó una fuerte bofetada.
—¿Qué demonios crees que estabas haciendo? —cuestionó con fiereza— ¿Acaso eres idiota? ¿O estás ansiosa por morir?
Jelna miraba a su madre sorprendida de verla tan alterada.
—Pensé que habías aprendido acerca de cuál es tu lugar en esta casa cuando eras pequeña, pero parece que lo que sucedió ese día no fue suficiente —apuntó con su dedo de manera acusatoria hacia ella mientras seguía hablando— Aunque seas mi hija te juro que esta es la última vez que te ayudo, no habrá próxima.
Jelna se quedó mirando la espalda de su madre mientras esta se alejaba dando fuertes pasos. Definitivamente, no permitiría que hubiera una próxima vez, nunca había considerado a Ellies como su hermano ni por un momento. Aunque tuvieran lazos de sangre que los unieran, no podía sentir empatía por un monstruo como este, un ser tan despreciable y oscuro.
Caminó con lentitud hasta el comedor, la cena estaba servida y sus padres conversaban de manera amena mientras comían. La ignoraron por completo mientras se sentaba y miraba el contenido de su plato de forma distante. Comenzó a comer con calma mientras el reloj en la pared movía sus manecillas, marcando el inevitable paso del tiempo. De repente, al sonido de una silla frente a ella le indicó que alguien más había llegado y cuando alzó la vista se encontró con los fríos ojos violeta de Ellies examinándola con detenimiento.
Ella solo sonrió de manera mecánica mientras veía un extraño movimiento por la puerta abierta que daba hacia el recibidor. Un par de sirvientes cargaban un bulto envuelto en una sábana con manchas oscuras. Algo se deslizó fuera de la tela, provocando que Jelna casi devolviera en el plato todo el contenido de su estómago. Se trataba de un pálido brazo, que fue envuelto nuevamente con rapidez mientras los hombres salían de su campo de visión. No era la primera vez que veía un cadáver, pero seguía siendo tan desagradable como siempre. Sobre todo por el hecho de que era alguien que había visto con vida apenas un rato antes.
—Estás muy pálida Jelna, ¿te sucede algo? —preguntó Ellies con una peligrosa dulzura impregnada en su voz mientras los ojos de Jelna miraban fijamente una salpicadura de sangre en la manga de la camisa de su hermano. Este, al darse cuenta de su descubrimiento, entorno los ojos en su dirección, lanzándole una gélida mirada.
Jelna solo sonrió con condescendiente amabilidad mientras una malvada idea rondaba su cabeza. Tenía a un monstruo a su disposición, un depredador que ya tenía a su presa marcada. Si la obtenía, entonces ella tendría el camino libre para obtener lo que deseaba. Solo debía comportarse y esperar el momento justo. Volverse la aliada de Ellies, su mejor y más útil herramienta y ayudarlo de manera incondicional, esto era todo lo que debía hacer.
ESTÁS LEYENDO
Destinada a renacer 2
FantasyLuego de sorpresivamente ser rescatada por Kadir de las garras de Ellies, emprenden el viaje hacia el palacio real. Aunque su llegada a la capital trerá más eventos felices que conflictos, nuevos obstáculos se interpondrán en su camino. Aylah aprend...