Caminaba con paso seguro entre los invitados que de inmediato se apartaban de su camino, como si su sola presencia tuviese un poder oculto que los hacía abrir un espacio solo para él. Todo en este hombre era elegante, desde su manera de caminar, hasta la expresión serena que mostraba su hermoso rostro de marcados rasgos masculinos. Incluso su cabello rojo caoba, atado en una sencilla coleta baja, con una cinta azul marino, combinaba de forma perfecta con su traje del mismo color.
Pero esto no era lo que tenía sorprendida a Aylah, que trago en seco al verlo llegar a la altura de su trono e incluso parpadeo varias veces pensando que estaba siendo víctima de una alucinación. Lo más impresionante de este hombre era el color de sus ojos, un impactante tono rojo que brillaba como si se trataran de hermosos rubíes. Solo conocía una persona con semejante similitud física: Kadir.
Miró al rey confundida, pero este se veía tan asombrado como ella. ¿Qué demonios estaba pasando aquí? ¿Quién era este misterioso hombre que llegaba tras la ceremonia? Provocando que el ambiente de la celebración cambiara de repente a inmediatos susurros que compartían los presentes de manera indiscreta. Sobre todo los nobles de Alstania, en sus caras podía ver revelados el apetito por un buen rumor que seria propagado sin freno en cuanto salieran de la fiesta.
Si ella se había cuestionado el origen de Kadir, imaginaba que los presentes también lo habrían hecho alguna vez. Y con la aparición de este misterioso personaje, las cosas podrían complicarse demasiado para su futuro esposo.
—Me disculpo de antemano por haber llegado tan tarde a la ceremonia, tuve algunos percances durante el viaje que provocó un retraso en mi llegada —la voz del hombre era profunda, pero al mismo tiempo amable, al igual que la sonrisa que adornaba su cara— Mi nombre es Reynarth, rey de Udyathis. Agradezco el honor de haber sido invitado a la ceremonia de coronación de la princesa heredera y le extiendo mi más sincera felicitación, deseándole toda la paz y prosperidad para su país en su futuro reinado —realizó una ligera reverencia sin apartar por un instante los ojos de Aylah.
—Es un placer contar con su asistencia. Acepto sus amables palabras con regocijo y también sus mejores deseos hacia Alstania. —dijo Aylah recuperando la compostura en un abrir y cerrar de ojos— Lo invito cordialmente a que se una a la celebración y disfrute de una agradable noche junto al resto de los invitados —añadió con dulce altivez
La fuerte impresión que Reynarth había causado al llegar, fue sustituida de inmediato por la curiosidad de los presentes hacia Aylah. Después de todo, estas eran las primeras palabras que pronunciaba en público. Sabía que, según los rumores, no era más que una joven princesa con un trágico pasado y una discapacidad intelectual. Ella sonrió de forma triunfante al ver el revuelo provocado por sus palabras cuidadosamente seleccionadas. El juego de poder recién había comenzado y se iba a asegurar de ser la ganadora absoluta.
Aunque la llegada de este hombre había acelerado un poco las cosas, le había venido de maravilla, puesto que aunque aun en su cabeza persistía un leve mareo, siempre planeo hacer un pequeño discurso para mostrar su mejoría a los presentes.
—Ahora sería el momento perfecto para que diera un ligero paseo por el salón, saludando directamente a los invitados —dijo la voz del mago muy cerca de su oído, provocando que saltara en su asiento por la sorpresa.
—No es educado aparecer de la nada y sorprender a las personas así —protestó Aylah también en voz baja sin ocultar su irritación
—Llevo aquí un buen rato, pero al parecer su alteza estaba demasiado entretenida y por eso no pudo notarlo —ironizó Jens
Aylah entornó los ojos en dirección al mago mientras este le sonreía de manera cortes. Él no era una persona empática por naturaleza y verlo hacer esa expresión con su cara en medio de semejante evento social era sospechoso. Incluso el hecho de que la estuviera animando a caminar y socializar era aún más extraño. El mago no era tonto, debía saber que después de usar su maná de esa manera seria imposible que ella se sintiera bien. ¿Qué demonios estaba tramando este hombre?
El silencio de Duveandell ante sus palabras fue suficiente. Jens le estaba pidiendo de forma educada que se retirara y los dejara solos. Aylah abrió la boca ligeramente atónita ante la ridícula situación. El mago le estaba diciendo que hacer en su propia fiesta y el rey lo permitía sin decir una palabra en contra. A veces realmente ella se cuestionaba quién era el verdadero gobernante de Alstania.
Sin hablar, Aylah se levantó del trono mientras les dedicaba a ambos una mirada de profunda molestia y caminaba hacia el primer grupo de invitados que encontró. Fue recibida de manera cálida e instantáneamente rodeada por ellos, mientras otros se acercaban tratando de saludarla personalmente. Buscando obtener la atención y el favor de la futura reina con dulces palabras.
Esbozando una dulce sonrisa aceptó las monótonas conversaciones, deseando que Kadir apareciera de una vez. Solo entonces podria alejarse de tan incómoda atención bajo la excusa de bailar un rato.
Miraba disimuladamente a su alrededor buscándolo y al mismo tiempo tratando de evitar cruzarse con Irsvana o alguno de los otros invitados que estaba evitando a propósito. Solo entonces sus ojos captaron por un leve instante a Reynarth mirándola fijamente. Un escalofrío recorrió su columna al sentirse observada de esa forma. Le recordó por un momento a la persona que más odiaba en el mundo: Ellies.
Sacudió la cabeza tratando de alejar los pensamientos innecesario que la rondaban. Probablemente estaba predispuesta por el color de su cabello. Quizás esto hacía que de manera inconsciente asociara a Reynarth con Ellies. Dió un largo suspiro.
No debía dejarse llevar por estas sensaciones negativas. Después de todo hoy era su día especial para brillar frente a todos. Aquí estaba protegida de cualquier daño, solo debía disfrutar la celebración sin ninguna preocupación.
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Destinada a renacer 2
FantasyLuego de sorpresivamente ser rescatada por Kadir de las garras de Ellies, emprenden el viaje hacia el palacio real. Aunque su llegada a la capital trerá más eventos felices que conflictos, nuevos obstáculos se interpondrán en su camino. Aylah aprend...