21 - Madre e hija

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Bethel fue interrumpida de repente por el súbito ruido de alguien entrando a la habitación de manera apresurada. Tione apareció en la puerta del balcón, respirando entrecortadamente como si hubiese llegado corriendo. Su cara tenía una extraña expresión mezcla de feliz incredulidad y profunda tristeza al ver a Aylah y a su nana juntas. Sin decir ni una palabra corrió hasta ellas y se lanzó en los brazos de Bethel.

Ambas estallaron en lágrimas ante la sorprendida mirada de Aylah mientras se abrazaban, dejando escapar fuertes sollozos. Bethel sonreía con la cara mojada mientras besaba el rostro de Tione una y otra vez, pasando por su frente y por sus ojos, mojándose los labios con sus lágrimas. Aylah, incapaz de comprender lo que estaba sucediendo, solo veía la escena en silencio. Una extraña teoría pasó por su mente, algo que explicaría estas acciones. Incluyendo también el parecido físico que había entre ambas mujeres, pero si lo que pensaba era cierto, entonces, ¿Por qué no lo habían dicho antes?

Una palabra escapó de los labios de Tione, que aunque sonaba ahogada por las lágrimas, lo confirmó todo:

—Mamá

—Tranquila, ya estoy aquí —dijo Bethel con suavidad mientras acariciaba la cabeza de su hija con ternura

Aylah no sabía como reaccionar, por un instante se sentía como una intrusa. Como alguien que no debería estar en esta reunión familiar que hacía fluir un río de preguntas en su cabeza. Un súbito recuerdo invadió su mente de repente. Las palabras dichas por Bethel ese día en el invernadero resonaron en su cabeza de manera clara.

"Adorabas jugar a las escondidas aquí con Tione, podían pasar el día entero aquí. Tu padre solía sentarse fingiendo que leía un libro para no perderlas de vista y ustedes le hacían todo tipo de travesuras"

No quería interrumpir el momento, pero las palabras escaparon de sus labios antes de que pudiera darse cuenta.

—¿Por qué no me lo dijeron?

Madre e hija la miraron sin saber qué decir. Las expresiones en sus rostros eran indescifrables, Tione rompió el incómodo silencio, pero us palabras irritaron a Aylah

—Su alteza, nuestraintención siempre fue protegerla. Si usted no era capaz de recordarme, entoncesno había necesidad de contarle sobre mí. Soy solo una simple doncella a suservicio...

—No eres solo una simple sirvienta, eres mi amiga de la infancia y no merecías permanecer a mi lado de manera anónima —dijo Aylah sin evitar sentirse enojada al escucharla— mis padres nunca las vieron a ustedes como parte de la servidumbre, sino como miembros de nuestra familia —se detuvo de repente como si hubiese hablado de más, mientras Tione la miraba sorprendida al escucharla decir esto.

Había algo más que la seguía molestando, algo que tenía que ver con la manera en la que se abrazaron al verse. Esto indicaba que no se habían visto en mucho tiempo. No quería confirmarlo, pero la culpa ya se arremolinaba de manera peligrosa en su interior, deseando que lo que pensaba no fuese cierto. Si era así entonces había sido totalmente injusta con Tione todo este tiempo y sinceramente no sabría como mirarla a la cara. Si tenía razón, Bethel había sacrificado demasiado para protegerla, para permanecer a su lado.

—¿Hace cuánto tiempo que no se veían?

—Eso realmente no es importante en este momento... —empezó Tione evadiendo la pregunta con rapidez

—Si lo es, y quiero una respuesta ahora —insistió Aylah con firmeza

—Envié a Tione al palacio hace doce años —dijo Bethel con suavidad— fue lo único que se me ocurrió para mantenerlas a salvo a ambas, incluso si eso significaba no volver a ver a mi hija. No podía abandonarte luego de la promesa que le hice a tus padres y sabía que Tione estaría salvo bajo el cuidado del rey. Lo más importante en ese momento era la seguridad de ustedes dos, así que no hubo nada que dudar —la calma y la firmeza de su voz eran impresionantes.

—Hiciste eso, por alguien como yo —dijo Aylah sintiendo la boca seca mientras la culpa bullía de manera horrible en su interior.

Esta señora a la que le había tomado cariño al despertar en este mundo, la única persona que le había brindado su afecto. A quien había utilizado varias veces para lograr sus objetivos, manipulándola de forma malvada, fingiendo ser alguien que no era. Bethel se había separado de su hija solo para permanecer a su lado, solo para cuidarla, sin saber que se trataba de una impostora. Había enviado lejos a su propia sangre para cuidar a la hija de sus señores, solo porque se trataba de una princesa.

Tione por su parte, la había recibido en el palacio sin mostrarle ningún rencor por haber sido apartada de su madre de esta manera. Por el contrario, brindándole apoyo y respeto todo el tiempo. Mientras Aylah se había enojado con ella, siendo insensible, malcriada y egoísta con sus acciones.

—¿Alguien como tú? —preguntó Bethel sin comprender— Tú eres la persona más importante del reino después del rey, así que lo que sea que esté pasando por esa cabecita son pensamientos totalmente innecesarios —añadió como si adivinara la lucha interna que ocurría en la mente de Aylah

—Estamos para servirle alteza y es un honor que hayamos podido serle de utilidad. Para nosotras su seguridad es lo primero, no hay nada más importante que esto. Así que no debe pensar en nada más, no debe preocuparse por otra cosa

—No digas eso —dijo Aylah mientras apretaba los puños con frustración— aunque tengamos diferentes niveles sociales, tú eres una persona y como tal sientes y padeces ¿Acaso no extrañabas a tu madre? —añadió en dirección a Tione mientras esta abría los ojos asombrada— ¿Ni por un solo momento odiaste el hecho de que tu madre te enviara lejos y se quedara a mi lado? ¿En ese momento una pequeña como tú pudo entender lo que estaba sucediendo? ¿No pensaste que era totalmente injusto?

—Extrañé mucho a mi madre, por más que fueran amables y cariñosos conmigo en el palacio, nada fue capaz de sustituirla —dijo Tione mientras sonreía de manera condescendiente— Pero entendí que usted era otra pequeña como yo, que había perdido mucho más, que se había quedado completamente sola.

Aylah se quedó sin palabras para refutar, con la mirada clavada en el suelo. Por un instante quiso contarles que ella no era la verdadera Aylah, deseó que ambas mujeres la odiaran por haber sacrificado tanto por una impostora. Pero aunque dijera la verdad, eso no arreglaría nada, no les devolvería el tiempo perdido. Al contrario, solo les traería tristeza y decepción a las únicas personas en el mundo que merecían felicidad, después de tantos años sin verse, después de tanto sacrificio.

Aunque no quisiera, seguían sumándose razones para mantenerse actuando como la princesa heredera. Aparte de su intención de sobrevivir a toda costa, ahora debía corresponder al esfuerzo de estas dos personas.

Antes de que pudiera darse cuenta, Bethel las envolvió a ella y a Tione en un cálido abrazo. Este momento pudo haber durado apenas un instante, pero para sus protagonistas se sintió como toda una eternidad de paz y protección.




Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora