9 - Escenario delicado (continuación)

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—¿Es la primera vez que vez algo como esto? —preguntó Kadir sorprendido por el conocimiento que mostraba el mago acerca de esta condición en particular.

—Por desgracia no, aunque nunca fue registrado en la historia de la magia moderna, hubo otro caso que por diferentes circunstancias tuvo los mismos síntomas —su cara seguía viéndose demasiado sombría mientras seguía hablando— Mi hermano mayor también producía inmensas cantidades de maná, pero su cuerpo era demasiado débil y nunca fue capaz de usar magia sin que hubiera graves consecuencias para su salud.

Aunque ya imaginaba la respuesta que recibiría, Kadir no pudo evitar que la pregunta escapara de sus labios.

—¿Entonce él...

—Murió —lo interrumpió Jens mientras le lanzaba una extraña y taciturna mirada a los restos de cristales que permanecían en el suelo — es el primer y único caso ocurrido en el continente. Lo sé porque justo después de que sucediera viajé investigando en búsqueda de sucesos similares, estuve obsesionado con eso durante mucho tiempo.

Kadir analizó por un instante la expresión en la cara del mago, buscando un atisbo de humanidad, esperando ver reflejada la tristeza en sus ojos. Pero solo reinaba la oscuridad y sombras de un horrible vacío.

Aunque estaba familiarizado en las batallas a estar cerca de la muerte, no pudo evitar sentir un escalofrío al imaginar lo que sería ver a un familiar perder la vida en semejantes y horribles condiciones. Ver a esa persona sufrir de un dolor indescriptible mientras su cuerpo era destrozado desde el interior por tan monstruoso poder. Ser un espectador impotente de algo tan doloroso y horrendo.

—En ese tiempo no se sabía nada acerca de su condición, dado lo particular de su caso y digamos que vivíamos aislados del mundo exterior. Así que, aunque mis padres hicieron todo lo posible por ayudarlo, buscando incluso ayuda de poderosos sanadores, fue imposible salvarlo.

Kadir estaba impactado por toda la información que estaba recibiendo del mago en tan corto período de tiempo. Jamás había compartido nada acerca de su pasado o de su familia. Era abrumador conocer tales detalles de alguien a quien consideraba un ser sin empatía hacia los demás, maleducado, incluso a veces hasta superficial, que ignoraba de manera abierta las reglas sin importarle las consecuencias. Era la primera vez que le contaba algo así, fuera de esto desconocía detalle alguno de la vida del mago. Por otra parte era capaz de comprender que la vida de Aylah pendía de un fino hilo, un diminuto límite que solo con ser cruzado apenas una vez, tendría un final fatídico.

—Debo admitir que ese día en la taberna, no sabía que hacer, entré en pánico por primera vez en años —se detuvo al parecer perdido en sus pensamientos por un leve instante— Pánico —repitió mientras soltaba una corta risa irónica— Ni siquiera recordaba la existencia de ese sentimiento —dijo mientras se agachaba en el suelo e iba recolectando lentamente los trozos de cristales— Soy incapaz de explicar con palabras cuan hermoso y a la vez cuan destructivo era el poder que emanaba del interior de la princesa, luchando por ser liberado aunque su creadora desapareciera en el proceso. Era algo salvaje, peligroso, pero cautivador —su rostro se iluminó por un instante al rememorar lo que había sentido— intenté usar un hechizo que creé, después de muchos años de investigación, pero fue un fracaso total. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí frustrado y asustado. Por un instante mi mente retrocedió a recuerdos que pensé haber enterrado para siempre en lo profundo de mi memoria. Hacia ese oscuro sentimiento de impotencia cuando solo puedes ser un simple espectador, sin tener el poder para cambiar el destino.

Kadir solo seguía callado incapaz de interrumpir al mago. Escuchando cada una de sus palabras, cargadas de sentimientos que al parecer nunca había compartido con nadie más.

—Tal vez por eso estoy tan curioso e inquieto acerca de cual fue la herramienta que usaron para la extracción. No existe fórmula alguna que pueda ser usada con ese propósito, ningún ser humano puede usar un hechizo que sirva para despojar a otro de su maná. Necesitaría un lugar donde almacenarlo, ya que ningún mago puede asimilar el maná del otro —sonaba pensativo mientras seguía hablando de manera reflexiva, más que compartir sus descubrimientos, casi sonaba como si estuviera hablando consigo mismo olvidando que Kadir se hallaba presente—Incluso en el caso en el se lograra, el receptor del maná lo rechazaría, moriría al instante, puesto que usar el poder de otro mago es imposible. Es posible combinar nuestro maná, trabajando en conjunto en hechizos donde es necesario hacerlo, uniendo el maná en una sola fórmula, pero fuera de eso no se puede hacer nada más —soltó un largo suspiro— el hechizo que creé con ese propósito, lo máximo que puede hacer es redireccionar el maná y por lo que comprobé en la taberna ese día, aún tengo mucho que perfeccionar y muy poco tiempo para hacerlo —la expresión en su cara volvió ser la de siempre mientras cambaba de tema de manera brusca— Por el momento todo está bajo control, así que deberías aprovechar el tiempo libre que tienes. En este momento tu única preocupación debería ser los preparativos de la boda, según tengo entendido primero realizaran su presentación como princesa heredera y luego la ceremonia nupcial.

—No lo haré —dijo Kadir mientras se cruzaba de brazos de manera obstinada

—¿De que hablas? —preguntó el mago confundido, sin comprender

—No nos casaremos

—¿De que hablas? ¡Maldito idiota! ¿Acaso te golpeaste la cabeza camino al castillo? Si no fue así, juro que seré yo quien te golpeará—soltó Jens entre sorprendido y enojado

—No puedo tocarla después de lo que él le hizo —la seriedad con la que hablaba hizo que Jens abriera la boca incrédulo de lo que estaba escuchando.

—¿Entonces la vas a rechazar porque otro hombre la tocó antes que tú? Realmente me sorprendes, podría esperar esto de cualquiera menos de ti— la irritación sobresalía en su tono acusatorio— ella aun conserva su castidad si es eso lo que te preocupa —añadió con cruel sarcasmo.

—No me refería a eso, no soy un maldito insensible —replicó Kadir al darse cuenta de que el mago había malinterpretado sus palabras— Lo que quiero decir es, ¿Cómo crees que se sentirá si yo la toco después de lo que ese desgraciado le hizo? No será nada agradable, prefiero darle tiempo para que decida lo que realmente quiere hacer, incluso si eso significa anular el compromiso, pienso respetar sus sentimientos. Después de todo, esto fue pactado por nuestros padres y ninguno de ellos está presente, así que ahora nos toca decidir a nosotros. Viste la expresión de su rostro, su decisión, quiere tomar control de lo que hasta ahora ha sido manipulado por otros, su vida.

—Aunque suene considerado de tu parte, has olvidado un detalle muy importante que debo recordarte de manera tal que quede grabado de manera permanente en esa cabeza dura que tienes.

—¿A que te refieres? —preguntó Kadir molesto ante las palabras del mago

—Si te niegas a casarte con ella, si rompes el compromiso ¿A quién crees que le dejarías el camino libre?

Kadir sintió como si le cayera un cubo de agua helada encima. Si el le daba espacio a Aylah, si se retiraba, si anulaba el compromiso. Solo quedaría un candidato para ser su futuro esposo: Ellies. Apretó los puños enojado. ¿Cómo no lo había pensado antes? ¿Cómo era posible que hubiese pasado algo tan importante por alto? La idea era sencillamente suficiente para que la ira recorriera su cuerpo de forma desenfrenada, molesto consigo mismo por haber sido tan descuidado, por haber pasado por alto un detalle como este. No lo permitiría, no dejaría que de ninguna manera ese maldito desgraciado volviera a poner un dedo sobre Aylah. Se aseguraría de ello.









Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora