I. Cʜɪᴄᴏ ᴇsᴛʀᴇʟʟᴀ

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"There's a Starman waiting in the sky." - Starman (David Bowie)

•••

Y lo vio a él.
Era un chico aparentemente de su misma edad, de pelo largo color carbón. Estaba aplicándose delineador negro, que contrastaba a la perfección con sus oscuros ojos verdes. Eso impresionó a Agnar, ya que apenas conocía a hombres que se maquillaran.

El pelinegro vestía una camiseta negra de tirantes junto con unos pantalones de campana. También lucía unas botas de cuero altas, que marcaban animadamente el ritmo de la canción que se estaba reproduciendo en ese momento desde el tocadiscos.
Las melodías de David Bowie inundaban la habitación, que destacaba por su desorden. Ropa tirada por el suelo, un escritorio lleno de papeles desorganizados y una pila de vinilos esparcidos sobre una de las camas.

-No te quedes ahí parado -vociferó.- No muerdo.

Agnar dio un paso al frente con una expresión de desagrado. El cuarto era un completo desastre, la música retumbaba con fuerza en sus oídos y la energía abrumadora de su compañero no era la que esperaba.

-¿Cómo te llamas? -añadió mirándole de reojo.

-Agnar -gruñó el rizado, analizando la sala.

-Yo soy Rigel -explicó, finalmente dejando el delineador sobre la cómoda en la que acto seguido se apoyó.- ¿Por qué te vistes como un bibliotecario? -preguntó tras examinar al contrario.

Él se evaluó a sí mismo. Llevaba un jersey marrón y unos pantalones negros, y no veía ningún problema en ellos.

-¿Y tú por qué te vistes como una chica? -bufó Agnar, haciendo una mueca.

-Se llama tener estilo -replicó su compañero, arqueando una ceja.- Todas las estrellas de rock se visten así, ¿Sabes?

-Como tú digas -se acercó a la cama despejada que ni si quiera tenía las sábanas puestas, y dejó sus maletas a un lado.

Rigel también se apresuró por colocarlo todo lo más rápido posible. Apiló sus papeles dejándolos a un lado de la mesa, y recogió sus múltiples vinilos, incluyendo el que se reproducía en el tocadiscos.

-Échale un vistazo a esto -dijo mientras que le ofrecía algunos de los discos que tenía en las manos. Entre ellos se encontraban álbumes de Queen, Led Zeppelin y Kiss-. Elige uno que te guste y lo pondré siempre que quieras.

Agnar observó las cubiertas de cada uno de ellos, y se decantó por "A Day at the Races" de Queen.

-Este -señaló, mostrándole la portada del disco a Rigel, cuyo rostro se iluminó rápidamente con una sonrisa.

-Eres todo un romántico, ¿eh? -carcajeó, extendiendo su brazo para terminar de guardar los vinilos.- Eso está bien, aquí hay muchas chicas guapas.

Agnar se encogió de hombros.

-Tampoco creo que vayan a fijarse en mí.

-Es por el jersey.

-¿Qué tiene de malo mi jersey? -bufó.

-Ya te lo he dicho, pareces un bibliotecario... o la taquillera del teleférico -replicó Rigel con una sonrisa burlona. Acto seguido, consultó su reloj de pulsera en un movimiento rápido.- Son casi las dos, deberíamos bajar a comer.

El pelinegro se incorporó de la cama de un salto, y seguido por su nuevo compañero, se dirigió al comedor.
Este constaba de grandes mesas llenas de niños y adolescentes agrupados por edades.
Agnar analizaba la sala, estupefacto.
Aunque no tuvo mucho tiempo para centrarse en detalles, pues Rigel tiraba de su brazo para asegurarse de que se sentaban juntos.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora