V. Lᴀ ᴄʟᴀsᴇ ᴅᴇ ʟɪᴛᴇʀᴀᴛᴜʀᴀ

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"Guess mine is not the first heart broken" - Hopelessly Devoted to You (Olivia Newton-John).

•••

20 de octubre, 1978

Era viernes, y la clase de Lengua y Literatura había finalizado.
A diferencia de Agnar, que era su asignatura favorita, Rigel no asistió a la clase.
Por eso, una vez acabada la lección, la maestra se acercó al rizado.
Su nombre era Mónica, y era una mujer morena de mediana edad, cuya pierna derecha cojeaba inexplicablemente.

-Agnar, ¿Tienes un minuto? -se apresuró a decir en cuanto se percató de que el resto de alumnos se marchaban.

-Claro, ¿Está todo bien? -preguntó, incorporándose de su silla.

-Sí, tranquilo -mostraba una amigable sonrisa.- Tan solo quería preguntarte... eres amigo de Rigel Harvey, ¿Me equivoco?

Agnar negó con la cabeza, y la maestra prosiguió.

-He notado que falta bastante a clase, y por según he escuchado, ya le han castigado por ello más de una vez. Sin embargo -suspiró.- Él es un chico muy inteligente, y honestamente, creo que si pusiera interés y se esforzase más, tendría de las mejores calificaciones.

-¿Quiere que se lo diga?

-Sí, por favor -asintió tímidamente.

-Entonces, eso haré -afirmó mientras terminaba de guardar sus libros, dispuesto a marcharse.

-¿Sabes? He corregido los resúmenes sobre Grease que os he pedí, y el tuyo es excepcionalmente bueno.

-¿De verdad? -murmuró el chico, impresionado.

-Sin duda, lo es -confirmó la maestra con una sonrisa de oreja a oreja.- Tu manera de expresarte es exquisita.

-Muchas gracias -tartamudeó, ligeramente ruborizado.

-Tienes talento para escribir, ¿Has pensado en dedicarte a ello?

Agnar se encogió de hombros, a lo que la profesora reaccionó con una palmada en su hombro.

-Piénsalo. Puede llegar a ser tu vocación, o tal vez solo un hobbie -explicó.- Sin embargo, a pesar de tu alto potencial, tienes que seguir esforzándote y trabajar duro, ¿Entendido?

-Sí, señorita Smith.

-Llámame Mónica, por favor -le guiñó un ojo, y le hizo un gesto para que saliera.- Puedes marcharte.

Agnar colgó la correa de la mochila sobre uno de sus hombros.

-Te veo el lunes, muchacho, cuídate.

-Adiós -se despidió él.

Y abandonó de la clase, dejando a la maestra sola.

•••

El rizado caminaba lentamente por los pasillos, pensativo.
No dejaba de darle vueltas a la conversación que tuvo con Rigel unos días atrás. Se arrepentía de haberle confesado todo, pero ya no había marcha atrás.

Aunque, para cuando se quiso dar cuenta, estaba frente a la puerta de su cuarto. Abrió la puerta lentamente como siempre hacía, y comenzó a hablar.

-Rigel, he estado en clase de Mónica -carraspeó.- La señorita Smith -corrigió.- Y dice que eres inteligente y capaz de obtener los mejores resultados y calificaciones en su asignatura -dejó su mochila en el suelo, y frunció el ceño al encontrar la habitación vacía.- ¿Dónde está este?

-¡Mierda! -se escuchó desde el baño, lo que hizo que Agnar pegase la oreja a la puerta.

-¡Estás aquí! ¿Pero qué ha pasado?

-¿Puedes venir un segundo, por favor? Creo que la he liado.

Y Agnar abrió la puerta del baño de golpe.


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