XVIII. Eʟ ᴊᴀʀᴅɪ́ɴ

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"Love descends on those defenseless" - Soul Love (David Bowie).

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20 de febrero, 1979

Desde la fiesta de San Valentín, Olivia y Agnar hablaban a menudo. Congeniaron fácilmente, y su relación se estrechó en poco tiempo.
Sin embargo, Agnar no veía a la pelirroja de manera romántica. Ella era hermosa, con sus brillantes ojos grises, y su alocado pelo rojo. Aún así, simplemente era una buena amiga.

Ese sábado ambos paseaban y daban vueltas alrededor del jardín del orfanato. Rigel y Charlotte habían salido juntos al centro comercial, y tardarían en volver. Y respecto a Ethan, él llevaba unos días raro. A penas cruzaba palabra con Agnar, quien supuso que era por el malentendido en el comedor.

-Y dime, ¿ya sabes qué quieres hacer en un futuro, cuando salgas de aquí? -preguntó Olivia, mientras caminaba.

-La verdad es que no tengo nada decidido aún. Y eso que cumplo diecisiete en dos semanas -suspiró Agnar, con las manos en los bolsillos.

-¿De verdad? -sonreía.

-Así es.

-Me aseguraré de darte un buen regalo -la pelirroja le guiñó un ojo.

-Ni se te ocurra.

-Voy a hacerlo de todos modos, que no te quepa la menor duda.

Ambos estallaron en una carcajada, y optaron por sentarse en uno de los bancos de piedra del jardín.

-Entonces, ¿tú ya tienes decidido tu futuro? -preguntó Agnar.

-Dicho así, suena intimidante -sonrió ella.- Sólo tengo asegurado que quiero ser maestra.

-Parece una profesión bonita.

-Lo es -asentía con la cabeza, ilusionada.- Y, sin duda, la señorita Smith es mi mayor inspiración para ello.

-Mónica es mi profesora también.

-Qué gran mujer, ¿verdad? Espero ser como ella algún día.

Entre ambos se sumió un silencio, aunque no fue incómodo.
Agnar analizaba su alrededor, sin saber muy bien a dónde mirar. Se estremecía por lo ocurrido con Ethan.

-Olivia --carraspeó el rizado.

-¿Sí?

-Le gustas a un amigo mío -se arrepintió al instante, pero supuso que no había vuelta atrás.- Si algún día te lo confiesa, por favor, intenta no hacerle mucho daño. Es que... él se ha enfadado conmigo porque cree que tú me gustas -un intenso rubor se hizo notar en sus mejillas.- Quiero decir, tú eres muy guapa y muy agradable, pero solo te veo como una amiga -empezó a disparar palabras a toda velocidad, avergonzado.

La pelirroja soltó una carcajada, y posó su mano sobre el hombro del chico.

-Tranquilo, lo entiendo -ella sonreía.- ¿Y quién es ese amigo tuyo, si se puede saber?

-Ethan -suspiró finalmente, sintiéndose culpable cada segundo.- Dios mío, no le digas que te lo he contado. Me arrancará la cabeza.

-No se lo diré a nadie -Olivia extendió un único meñique hacia al chico, quien la miró extrañada.

-¿Qué haces?

-Promesa de meñiques. Tan solo tienes que entrelazar el tuyo con el mío.

-Oh, entiendo.

Los meñiques de ambos se unieron, formando dicha alianza.

-Y, ¿a tí te gusta Ethan? -se atrevió a preguntar Agnar.

-No he hablado mucho con él, sinceramente -la pelirroja ladeó la cabeza.- Supongo que también le veo como un amigo.

-Me lo imaginaba, aunque no se lo contaré. No quiero desilusionarle.

-Sí, entiendo.

•••

Por la tarde, Rigel y Charlotte regresaron de su excursión al centro comercial.

-Hey, ya estoy aquí -exclamó el pelinegro mientras empujaba la puerta de la habitación, abriéndola.

-Hola -contestó Agnar, quien leía tumbado en la cama.

-¿Qué haces aquí metido? ¿Dónde está Ethan? -Rigel dejó la bolsa que traía en el suelo.

-No lo sé. Llevo unos días sin hablar con él.

-¿Y eso?

A Agnar le molestaba que Rigel parecía no darse cuenta de que el comentario que hizo en el comedor días atrás estuvo fuera de lugar. Aún así, no le dijo nada, pues sabía que sería inútil. El pelinegro nunca pedía perdón.

-Estará cansado -carraspeando, dejando el libro a un lado.

-Sí, supongo.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora