LI. Jᴏᴅɪᴅᴏs ʜᴀsᴛᴀ ʟᴀ ᴍᴇ́ᴅᴜʟᴀ

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"Kiss me quick, while we still have this feeling. Hold me close and never let me go" - Kiss Me Quick (Elvis Presley).

Advertencia: en este capítulo se vienen cositas, así que, agárrense al asiento.

20 de julio, 1979

Aquella noche, los cuatro jóvenes llegaron al orfanato acompañados de la policía.
Tras el accidente, Giselle fue la primera en reaccionar. Se bajó del coche, y se acercó al vehículo contra el que habían chocado. La conductora del Morris Marina, muy asustada, no dejaba de maldecirles una y otra vez.
La situación era, cuanto menos, aterradora: cinco personas, cuatro de ellas adolescentes, plantadas en mitad de la carretera, durante el anochecer.
De todos modos, Giselle, en su ademán de tenerlo todo bajo control, fue caminando sola hasta la gasolinera más cercana, acción peligrosa, pero valiente para una chica de su edad. En cuanto llegó al establecimiento, buscó desesperadamente una cabina de teléfono, con la cual pudo llamar a la policía y, acto seguido, al orfanato.
No pasó mucho tiempo desde que la morena volvió a la zona del accidente hasta que llegó la policía. Los agentes cortaron esa zona de la carretera, y se ocuparon de encargar un par de grúas, y unos cuantos servicios más.
Fue un policía llamado Frank quién les llevó a los cuatro de vuelta al orfanato, y, por el camino, les explicó las consecuencias de sus actos.
La voz del agente era fría y grave en todo momento, y les contaba lo peligrosa que había sido su escapada para ellos, y para todos los de su alrededor. El accidente conllevaría multas para los adultos a su cargo, además de severos castigos para los implicados, impuestos por el orfanato.
Sin embargo, cuando estuvieron de vuelta, en la noche, la institutriz Beatrice enfatizó en ese segundo punto.
Primero, les juro y perjuró que no saldrían del orfanato en una larga temporada, y de que todas las trabajadoras del lugar se asegurarían de que así fuera. Luego, les nombró todos los riesgos que tenía que un menor sin carné condujera, y les recitó todo lo que les podría haber pasado. Y, por último, pero no por ello menos importante, les recordó que aquel coche que habían destrozado era suyo, y que compensarían los daños a base de hacer tareas y trabajos dentro del orfanato.
Mientras Beatrice, montada en cólera, les hablaba a los cuatro adolescentes en su despacho, ellos guardaban silencio. E incluso, se podía percibir como alguno temblaba.
Rigel, que en otras ocasiones se había atrevido a enfrentarse a la instutriz, tenía un nudo en la garganta. Miraba fijamente al suelo, aún asustado por todo lo que había pasado en tan poco tiempo. "Podríamos haber muerto por mi culpa", se repetía en su mente una y otra vez.
Por otro lado, Agnar levantaba la cabeza de vez en cuando para ver a Mónica, quién también estaba en la habitación. La maestra, al contrario del resto, estaba de pie, con los brazos cruzados. Parecía estar tan disgustada como la institutriz, lo que hacia que a Agnar se le rompiera el corazón en mil pedazos.

-Y, espero que no volváis a acercaros a un coche jamás, panda de delincuentes.

Los cuatro se levantaron de sus respectivas sillas, sigilosas y ligeras, y salieron uno a uno del despacho. El moreno, antes de irse, se volteó hacia la maestra, deseando que sus miradas se cruzaran. Y, cuando por fin lo hicieron, ella le ignoró, mirando hacia otro lado.

-Mónica, yo... -murmuró el chico, tartamudeante.

-No te atrevas a dirigirle la palabra a la señorita Smith, y haz el favor de marcharte -replicó Beatrice, tan cruel y severa como siempre.

Agnar se dirigió a la maestra una vez más, y al ver cómo ella seguía evitándole, comprendió que había llegado el momento de irse.

•••

Jacob, que fue el primero en abandonar el despacho de la institutriz, llegó a su habitación. Abrió la puerta lenta y sigilosamente, pues sabía que Ethan ya estaba dentro, y que no lo había pasado bien en su ausencia.
Una vez dentro, se encontró al rubio tumbado en la cama, mirando al techo, inexpresivo.
Jacob se sentó en el borde de su propia cama, esforzándose por analizar y descifrar los sentimientos de su amigo. Era imposible.

★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora