"I need your love. God speed your love to me." - Unchained Melody (The Righteous Brothers).
Advertencia: continuación del capítulo anterior
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9 de abril, 1979
Aquella clase de Literatura había llegado a su fin, por lo que los estudiantes recogían sus libros, con intención de marcharse.
-Dios, sigo temblando -murmuró Agnar, dejando escapar una risa nerviosa, mientras guardaba sus cosas.
-Tranquilo, has leído muy bien. Y escribes de maravilla, aunque eso ya lo sabes -le tranquilizaba Rigel, con una reconfortante sonrisa dibujada en el rostro.
-Déjalo ya, Rigel, que se le sube la fama -bromeó Ethan, y todos rieron
De pronto, la señorita Smith se acercó a los cuatro chicos, interrumpiendo la conversación.
-Agnar, ¿te importaría quedarte un par de minutos cuando todos salgan del aula, por favor? -preguntó amablemente la maestra.
-Sí, claro.
-Estupendo. Gracias.
La mujer se acercó nuevamente a su escritorio, y Jacob aprovechó para susurrarle a su amigo.
-Hoy mojas, chaval.
-¡Jacob, qué asco me das a veces! -exclamó el rizado, haciendo una mueca de desagrado.
-¿A veces? A mí este pervertido me da asco siempre -bufó Ethan.
-Cállate, rubia envidiosa.
-Chicos, lo mejor será que nos vayamos ya. Luego te veo, Aggie -sentenció Rigel, justo antes de abandonar el aula.
La maestra y el joven estaban solos al fin, por lo que él se acercó al escritorio en el que ella estaba sentada.
-¿Qué pasa? ¿Qué quería?
-Verás, Agnar -comenzó Mónica.- He oído que llevas varios días sin asistir a las clases de matemáticas, ¿es eso cierto?
Tragó saliva, y asintió tímidamente con la cabeza.
-¿Puedo saber por qué? -preguntó ella.
-El maestro no me cae nada bien.
-Querido, no siempre nos puede caer bien todos el mundo, es imposible. Pero, las matemáticas son un conocimiento indispensable en todo ser humano, y no te recomiendo saltarte esas lecciones.
-Lo sé. Sé que es una asignatura importante, pero...
-¿Qué ocurre?
-El señor Roberts trató mal a Rigel. Por eso, ni él ni yo hemos vuelto a sus clases -escupió Agnar finalmente, cabizbajo.
Ambos se quedaron en silencio por unos segundos. Segundos que se hicieron eternos.
-¿Qué le hizo?
-Bien es cierto que Rigel no debería haberle contestado, o no debería haberse comportado así, pero... -las palabras se tropezaban unas con otras cuando hablaba.- El maestro tampoco tenía derecho a reaccionar de ese modo.
-¿A reaccionar de ese modo? -cuestionó Mónica, para después reflexionar por un tiempo.- Oh, ya veo.
-Fue horrible. Ni siquiera me atreví a mirar -suspiró el chico.- Sé que hay muchos maestros que agreden a sus alumnos, pero, aquí nadie nos había tratado así antes.
-Agnar, comprendo tú frustración, sin embargo, no podemos juzgar los métodos ajenos, por mucho que nos duela.
-Señorita Smith, por favor...
-Lo siento, cariño. Hablaré con el señor Roberts, y haré todo lo que esté en mi mano, aunque, no puedo prometerte nada.
El joven resopló, cruzándose de brazos y mirando a otro lado. La mujer, tan decepcionada como él, ladeó sutilmente la cabeza, observando con atención a su alumno.
-Rigel es muy buen amigo tuyo, ¿verdad?
-Sí. Lo es.
-¿Sólo amigo?
Los ojos de Agnar se abrieron como platos. De un momento para otro, sus mejillas se habían tornado en un intenso color carmesí. Miraba a todas las direcciones, evitando el contacto visual con su maestra.
-¡Sí, por Dios! ¡Qué asco! -balbuceó, más nervioso que nunca.
-¿Por qué dices "qué asco"? -carcajeaba ella, viendo cómo su alumno se apresuraba por recoger sus cosas.
-Pues, ¡porque sí! -exclamó él, tomando sus libros torpemente.- ¡Yo no voy por ese lado!
-¿Por cuál lado? -insistía la señorita Smith, sonriente.
-¡Usted ya me entiende! -Agnar finalmente había cogido todas sus cosas.- ¡Hasta mañana! -el chico abandonó el aula tan rápido como pudo, muy avergonzado.
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★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★
Novela Juvenil𝐃𝐞́𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚. 𝐀𝐠𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐟𝐚𝐧𝐚𝐭𝐨, 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. 𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́. 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐧𝐢...