"Once we were mad, we were happy. We spent all our days holding hands together. Do you remember, my love, how we danced and played?
In the rain, we laid (wish that we could stay there). Forever and ever" - The Millionaire Waltz (Queen).Para Violeta.
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19 de agosto, 1979
A las ocho de esa misma tarde, mientras el sol caía a plomo, el cielo ya comenzaba a teñirse de colores cálidos: anaranjados y amarillentos. Ráfagas de aire fresco correteaban de un lado a otro, creando una atmósfera agradable, y dando pie a un ambiente jovial.
Hacía una hora aproximadamente que todos habían terminado de cenar, y Giselle fue la primera en salir disparada del gran comedor, dirigiéndose a su habitación a toda prisa. Se había vestido con su ropa preferida, había maquillado ligeramente su rostro, y peinado su cabello con esmero. En breves minutos, iría a visitar a Brielle. Llevaba un tiempo sin hablar con ella, pero, la conocía lo suficiente como para poder suponer que la peliazul no estaría en casa un domingo por la noche. Por eso mismo, tenía la corazonada de que, en el local de la fiesta, podría encontrarla. Aunque, de todos modos, en caso de que sus teorías no fueran acertadas, estaba dispuesta a recorrer la ciudad entera con tal de poder pasar unos instantes con su amada.
Cuando terminó de prepararse, Olivia tuvo la amabilidad de acompañarla sigilosamente hasta la puerta del orfanato. La pelirroja la miraba arqueando las cejas, con una preocupación palpable. Sin embargo, era consciente de que nada ni nadie conseguiría que Giselle cambiara de planes.-¿Estás segura de que quieres hacer esto? -preguntaba su amiga una vez más, solo para asegurarse. Estaba cruzada de brazos, muy convencida de que la morena podía meterse en problemas si era descubierta. De todos modos, ella siempre haría todo lo que estuviera en su mano para incumbirla.
-Por su puesto -recalcaba Giselle, con una enorme sonrisa de oreja a oreja dibujada en los labios.- ¿No te parece una idea genial, y sumamente apasionante?
-No, no me lo parece -suspiró, mientras se acercaba para dejar un dulce y cuidadoso beso en su mejilla.- Se te va a hacer tarde, así que, si vas a seguir adelante con tu idea, lo mejor es que te marches ya. Que tengas suerte, romántica empedernida.
Giselle, tras dirigirle una última mirada de confidencialidad a Olivia, quien luchaba contra una sonrisa, salió por el gran portón del orfanato, procurando hacer el menor ruido posible.
A sus ojos, todo aquello era como una trepidante aventura, llena de adrenalina y romance. El caminar sola por las calles de Inglaterra, en busca de la mujer que amaba, mientras se despedía de los últimos rayos de sol del día, le parecía de lo más emocionante.
Sus piernas se desplazaban con velocidad, impacientes por reencontrarse con la mayor. Pensar en sus facciones, su voz y su risa, hacía que le diera un vuelco el corazón. No podía esperar ni un segundo más para verla: lo ansiaba con cuerpo y alma.
No tardó mucho en llegar al área en la que cientos de discotecas y garitos estaban situados. Era una zona activa, especialmente de noche. El sonido de la música, las luces de los bares y el bullicio de la gente le daban vida a esa parte del barrio.
Giselle se desvió para meterse por una pequeña callejuela, mucho menos concurrida que las aceras principales. Por allí, se encontraba la puerta trasera del local, hacia la que dirigió dando zancadas. Brielle conocía ese lugar mejor que la palma de su mano de lo mucho que lo frecuentaba, así que esperaba encontrarla allí atrás. Aunque, para su sorpresa, se topó con algo inesperado. La morena se había quedado inmóvil a escasos metros de la puerta trasera, pues desde la distancia, divisó a su querida peliazul, riendo a carcajadas junto con un chico rubio. La conexión y complicidad entre ellos dos era notoria hasta a kilómetros de distancia. Brielle sonreía ampliamente, mostrando sus blanquecinos dientes, como perlas. Y los cabellos dorados de ese misterioso muchacho rebotaban levemente al reír. A Giselle le hervía la sangre.
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★ '79𝚂 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜 ★
Teen Fiction𝐃𝐞́𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚. 𝐀𝐠𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐟𝐚𝐧𝐚𝐭𝐨, 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. 𝐇𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́. 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐧𝐢...